El investigador de Hellín (Albacete), profesor en el Laboratorio de Expresión Génica del Salk Institute (Estados Unidos) y catedrático de Biología del Desarrollo de la Universidad Católica de Murcia, Juan Carlos Izpisúa, ha avisado este viernes de que si los médicos e investigadores no mejoran su comunicación se seguirán curando a ratones, pero no a personas.
Izpisúa se ha pronunciado así durante una 'Lección Conmemorativa', organizada por el Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid con motivo del 41 aniversario del centro hospitalario. Allí, el investigador español ha ido desgranando algunos de los principales avances que se han producido en los últimos años en el campo de la genética, epigenética y en la creación de nuevos órganos, tejidos o células.
De hecho, el experto es conocido a nivel mundial por centrar sus investigaciones en la base molecular de la reprogramación y regeneración de células, en nuevas metodologías para la diferenciación de células madre humanas, en la tecnología de células madre de pluripotencia inducida para la generación de células específicas, en nuevos modelos de célula madre de envejecimiento humano y en tecnologías genéticas y epigenéticas capaces de tratar y prevenir la transmisión de enfermedades de origen mitocondrial y del ADN nuclear.
Y es que, tal y como ha asegurado Izpisúa durante su conferencia, el avance que se está produciendo en este campo es tan grande que actualmente se puede cambiar el curso de la evolución humana. "Lo que la evolución ha hecho durante millones de años, lo podemos hacer ahora en un laboratorio", ha sentenciado.
Sin embargo, y a pesar de los avances que tanto su equipo científico, como otros de todo el mundo, han logrado en estas materias, Izpisúa ha lamentado que el "nulo" diálogo que hay entre los investigadores y los médicos esté perjudicando la creación de estructuras que permitan conocer cuál son los problemas a los que se enfrentan los profesionales que trabajan con pacientes, y cómo se les puede ayudar desde el laboratorio.
"Si no solventamos esta situación, entre otras muchas, seguiremos curando ratones, creando a los mejores animales, pero no estaremos curando a las personas", ha insistido el investigador, tras reconocer que existe también un problema de legislación, ético e, incluso, técnico para lograr que los avances obtenidos en el laboratorio puedan servir en la práctica clínica.
Así, y centrándose en las barreras que están teniendo los laboratorios para trasladar los resultados obtenidos en ratones, cerdos o monos a los humanos, Izpisúa ha comentado que, por ejemplo, la creación de órganos que puedan ser trasplantados en personas está todavía "muy lejos" de hacerse realidad.
Precisamente, su equipo fue capaz, por primera vez en el mundo, de integrar células humanas en embriones de cerdo y vaca, lo que marcó el primer paso hacia la generación de órganos humanos trasplantables. Además, y mediante el uso de la técnica CRISPR/Cas9 y células pluripotentes, crearon ratones con ojos, páncreas o corazón de rata, demostrando así que los órganos funcionales de una especie pueden desarrollarse en organismos de especies distintas.
No obstante, Izpisúa ha avisado de que todavía no se es capaz de crear órganos o tejidos que puedan se trasplantados a personas, debido, entre otros motivos, a que el tamaño del órgano viene dictado por el organismo huésped, por lo que no sirven los creados en ratones, y a la distancia evolutiva entre las especies lo que hace que, incluso en cerdos (animales que podrían albergar un órgano de un tamaño parecido al de una persona), los resultados para trasladarlos a la clínica no son eficientes.
En la actualidad se está empezando a investigar esta línea en monos, dado que su evolución es la más parecida a la de las personas. "No queremos, por razones éticas, que se creen granjas de monos para investigar, pero sí queremos entender a nivel molecular los motivos por los que una célula de cerdo no habla bien con una célula humana y, por tanto, las razones por las que no se pueden crear en estos animales órganos, tejidos o células compatibles con las personas", ha argumentado Izpisúa.
La modificación del genoma y del epigenoma ha sido otro de los asuntos que más ha abordado Izpisúa durante su ponencia, asegurando que en los próximos años habrá diferentes avances de los que se podrán beneficiar las personas, especialmente en lo relativo a la modificación del ADN mitocondrial.
Y es que, se ha demostrado que eliminando las mutaciones que se producen en las mitocondrias, y que hacen que muchos niños no sobrevivan más allá de la adolescencia, se pueden prevenir la aparición de enfermedades. Algo de lo que, tal y como ha comentado, se está mucho más cerca para que sea una realidad en la práctica clínica.
Sin embargo, todavía quedan años para evitar la aparición de una enfermedad en los adultos, ya que las tecnologías actuales sólo permiten modificar el genoma de las células que se dividen, algo que deja de hacerse cuando se alcanza la edad adulta. "Cuando desarrollemos estas tecnologías podremos curar la enfermedad en el adulto", ha aseverado el investigador.
Finalmente, Izpisúa ha destacado también la necesidad de desarrollar nuevos métodos para modificar la epigenética de una manera más afectiva, recordando que, aunque, se ha logrado retrasar el envejecimiento en ratones, los efectos secundarios han sido graves porque este proceso ha originado tumores.