La hipertensión es la elevación de la presión de la sangre dentro de las arterias. Se expresa con dos números que indican la presión arterial sistólica o máxima, que es la que se produce cuando se contrae el corazón, y la presión diastólica o mínima, cuando el corazón se relaja.

El Dr. Luis Rodríguez Padial, director de la Clínica Medicina y Prevención Cardiovascular destaca que “normalmente, la presión de la sangre es menos de 140 mmHg de máxima y menos de 90 mmHg de diastólica o mínima. Cualquier valor superior a estos, se considera hipertensión y los valores entre 120/80 mm Hg y 140/90 mmHg, se consideran prehipertensión”.

La elevación mantenida de la presión arterial dentro de las arterias produce daño de los vasos y como consecuencia, de los órganos que dependen de la sangre que éstos les llevan. “A causa de la hipertensión en el corazón pueden producirse infarto de miocardio, angina de pecho o insuficiencia cardiaca; en el cerebro, ictus y demencia; en los riñones, es una de las causas más frecuente de insuficiencia renal y en las arterias puede dar lugar a aneurismas y disección aórtica”, puntualiza el doctor.

La hipertensión arterial es más frecuente a medida que aumenta la edad y no provoca síntomas. “Algunos pacientes pueden notar dolor de cabeza cuando sube la presión arterial o produce complicaciones como infartos o ictus, entre otros”, subraya el Dr. Rodríguez Padial.

A partir de los 50 años se estima que lo sufren el 55% de la población y a partir de 65 años, la prevalencia se sitúa entre el 60% y el 70%. Los principales factores de riesgo para desarrollar hipertensión arterial son:

-Edad

-Obesidad

-Consumo excesivo de sal

-Consumo excesivo de alcohol

Por el contrario, la práctica habitual de ejercicio físico, una dieta rica en frutas y verduras o el consumo de lácteos desnatados contribuyen a bajar la hipertensión arterial y a mantenerla en valores normales.

Tratamiento

Además de controlar los factores de riesgo, el Dr. Rodríguez Padial destaca que “es necesario el uso de diversos fármacos para controlar la hipertensión arterial. Hay numerosos estudios que han demostrado la eficacia de estos fármacos reduciendo la presión arterial y evitando las graves consecuencias de la misma. Es importante enfatizar que el objetivo del tratamiento es mantener la presión arterial dentro de los límites señalados previamente, procurando alcanzar valores de presión arterial sistólica entre 120 y 130 mm Hg”.

Una vez iniciado el tratamiento no se debe suprimir, en ocasiones se puede reducir si se han corrigen los factores modificables, como el sobrepeso o la falta de ejercicio.

El control adecuado de la hipertensión arterial reduce de forma muy marcada todas las complicaciones, por lo que conviene controlar la presión arterial y mantenerla dentro de los límites normales a lo largo de la vida. Es recomendable medir la presión arterial de forma periódica, más aún según se cumplen años. En el caso de las mujeres que tienen la presión arterial baja cuando son jóvenes, se sorprenden de ver cómo, al llegar la menopausia, desarrollan hipertensión arterial en su gran mayoría.

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