La Consejería deFomento, a través del Servicio de Cartografía, está trabajando en unmapa de microtoponimia para ir recogiendo diversos nombres de lugares de interés en toda la región, que finalmente se compilarán en el Nomenclátor Oficial de Castilla-La Mancha. Así, dos equipos compuestos de un geógrafo y un lingüista cada uno recogen y cartografían los nombres que en algunas ocasiones tienen que ver con la ubicación donde se enclava el espacio y, en otros, se basan en leyendas populares acerca de los sitios, o en ambos.



En la provincia de Toledo hay varios ejemplos que tienen que ver con historias transmitidas a través de la tradición oral, como la de 'Fuente del Moro’ en la capital regional, basado en una leyenda que se remonta a la época de la Reconquista de la ciudad de Toledo por Alfonso VI y que narra la historia de amor entre un emisario árabe y la hija de un capitán cristiano que fue asesinada cuando acudía a su cita.



Un lugar en la que el emisario pasó tres días y tres noches llorando su pena de amor, hasta que decidió quitarse la vida y que, según cuenta esta leyenda, sus lágrimas, derramadas en aquel suelo inerte, hicieron brotar un manantial que hasta hoy sigue fluyendo y se conoce como 'Fuente del Moro'.

El caso de 'Cuéval Brujo', en Cuenca, recoge las dos partes que componen este topónimo y que hacen referencia a la realidad circundante -una cueva y un brujo de la zona-, lo que quiere decir que existe un topónimo doble compuesto de un orotopónimo (topónimo referente al terreno, 'cueva') y de un antropónimo (referente a una persona, 'brujo').



Según el saber popular, el lugar que se sitúa en las proximidades de la Cañada Real contaba con una posición estratégica y permitía a este personaje, que se hacía pasar por brujo o hechicero, vender sus remedios y conocimientos a los transeúntes de esta zona de paso.



Existen nombres curiosos y tradicionales como 'Bustares' en Guadalajara, que hace alusión a tierras de pasto, y la situación generada por la costumbre de quemar dicha tierra con el objetivo de crear nuevas zonas para el trabajo con el ganado, una acepción que encaja con su étimo latino 'bustum', que califica un terreno como quemado.



Otro ejemplo que destaca la Consejería es el de Los Cortijos, en la provincia de Ciudad Real, con el lugar 'Pedrolafuente', un hidrotopónimo donde resulta llamativo el orden de palabras, que hace referencia a la fuente de Pedro.