Marta González Cambronero, novicia en el Monasterio Santa Cruz de las madres benedictinas en Sahagún (León) originaria de Ciudad Real, ha superado los 4.000 suscriptores apenas un año después de abrir su canal de YouTube para difundir el evangelio y acercar la religión a los más jóvenes.
Una herramienta que le permite "dar a conocer una imagen muy fresca de la Iglesia" y "romper con los mitos que existen en torno a la vida religiosa".
En uno de sus últimos vídeos, esta ciudadrealeña de tan solo 24 años, a las que le quedan tres para ser monja, responde a las preguntas de los alumnos del Instituto de Enseñanza Secundaria (IES) Gabriel García Márquez de Madrid sobre una vocación que, en sus propias palabras, le hace "cien por cien feliz".
"Las dudas son buenas porque te ayudan a pensar", explica sin dejar pasar por alto que "merece la pena renunciar al resto de posibilidades por un camino" en el que no le hace falta "nada más".
"La separación de la gente la llevé sorprendentemente bien", asegura una joven que cada año, llegado el verano, visita diez días a su familia en Ciudad Real pues si bien su congregación no es totalmente de clausura, no hacen vida activa.
"Tan triste es que Dios te llame a ser consagrado y no respondas, como que no te llame y te empeñes en serlo", indica Sor Marta en un vídeo en el que también confiesa cómo se lo tomaron sus padres, Teresa y Casimiro.
"Los dejé en estado de shock un día entero, pero luego me trasladaron un mensaje de apoyo y me dijeron que adelante", afirma sobre la inquietud con la que recibieron una noticia que tardó tres meses en dar.
Y es que su elección, por "egoísmo", la vive con "generosidad" y "entrega". "Mi relación con Dios ha mejorado en los últimos meses", reconoce sobre el "único amor de su corazón".
Sor Marta, que es fiel a la oración y al trabajo, dio el "salto al vacío" con la mayoría de edad ya cumplida porque, pese a la incertidumbre inicial, decidió "jugársela".
"Hay respuesta tardías, pero no vocaciones", indica invitando a los jóvenes a "no cerrarse" a nada.
La novicia, que de no ser monja hubiera estudiado Educación Social, admite que lleva regular el tema de los horarios tan estrictos del Monasterio.
Pero, partiendo de que "es un sueño hecho realidad", considera que es su sitio.
Un lugar en el que el próximo mes de agosto cumplirá seis años.