La "Colección Roberto Polo. Centro de Arte Moderno y Contemporáneo de Castilla-La Mancha (CORPO)", ubicada en el Convento de Santa Fe de Toledo, continúa con su programa de muestras virtuales, trayendo en esta ocasión un testimonio de alto valor artístico y documental: las obras que el pintor Koen de Cock realizó y esbozó durante su aislamiento forzoso en una residencia del Estado chino. Ocho días y sus noches insomnes, encerrado sin recibir información ni contacto alguno, teledirigido por mensajes en su móvil sin conexión exterior, que el artista reflejó en los dibujos y pinturas que pueden verse en la web https://www.coleccionrobertopolo.es/ bajo el título “Confinamiento en la tercera fase. Suzhou, República Popular China”.

“Cuando la policía irrumpió en mi apartamento para llevarme, entre las cuatro cosas que metí en una bolsa incluí algo de papel y material de pintura, de modo que al menos pude consumir las horas haciendo los dibujos que ahora se podrán ver en esta exposición virtual que hemos titulado “Confinamiento en la tercera fase”, cuenta Koen de Cock (Gante, Bélgica,1978).

Todo su delito había sido regresar a China, a su casa y su trabajo como profesor de arte en la ciudad de Suzhou, cuando las autoridades del país abrieron las fronteras (principios del mes de marzo) para volver a cerrarlas inmediatamente alertados por el incremento de casos “importados”. Resultó ser que en las proximidades del asiento que De Cock ocupó en el vuelo que le había traído de vuelta, se había registrado un positivo de COVID-19. No bastaba con la cuarentena de dos semanas que todo ciudadano debía cumplir a su regreso a China, porque en este caso el artista se había convertido en “un sujeto altamente peligroso”. Así describe él mismo la experiencia en el texto que acompaña la exposición de la web de CORPO.

Los personajes y situaciones que Koen de Cock plasmó en el papel y que toda vez liberado pintó con la minuciosa filigrana que caracteriza su obra, hablan del sentimiento que le atenazó: “Me aterrorizó la idea de haber perdido todo control sobre mi propia vida en un abrir y cerrar de ojos”.

Hacía ya ocho días que el profesor De Cock guardaba cuarentena en su domicilio de Suzhou, provincia sureste de China, cuando “seis hombres pertrechados tras sus escafandras y buzos de alta protección irrumpieron en mi apartamento armados de equipos de desinfección. Sin mediar palabra comenzaron a rociar lejía por todos sus rincones mientras la policía mediaba conmigo un par de frases escuetas. En unos minutos corría con ellos escaleras abajo dejando tras de mí la puerta de mi casa sellada y precintada. En la entrada del edificio nos esperaba una ambulancia. Fui introducido en el vehículo y transportado a un complejo estatal en medio del campo, un lugar cuyo nombre mi aplicación de móvil tradujo como `la Casa de la Montaña´.

Una vez allí, nadie se le acercó ni le habló, no vio persona alguna; como en una ficción distópica, toda información le llegaba a través de la pantalla del teléfono, mensajes que le guiaron a través de “un laberinto de largos pasillos recorridos de puertas idénticas” hasta encontrar la de su habitación: “Una puerta que solo se abría desde fuera y que solo sería abierta para depositar alimento y agua o conducirme a los laboratorios de pruebas. En ningún momento fui informado de cuánto tiempo iban a tenerme recluido en aquel lugar, qué iba a suceder, nada. Durante seis días me hicieron todo tipo de análisis: varios frotis de garganta, una analítica de sangre, radiografías, gammagrafía con contraste… Laboratorios y salas en penumbra que toda vez tuve que localizar a través de las indicaciones que llegaban a mi teléfono”. Solo cuando tuvieron la absoluta certeza de que no era portador del virus aquella puerta se desbloqueo y, en el mismo e impenetrable silencio y su total soledad, pudo deambular el camino al exterior.

Graduado en escultura en la Real Academia de Bellas Artes de Amberes, Koen de Cock estudió un año en la Academia de Bellas Artes de Tianjin (China) y otro en la de Tbilisi (Georgia) como estudiante de posgrado. En 2013, Shepherds, su primera exposición individual en Bruselas, destacó por su originalidad y temática, a un tiempo clásica y singular, y su técnica de acuarela sobre papel que combinaba rigor e imaginación. Luego presentó su directa sucesora, Hermits & Wrestlers, pinturas al óleo sobre lienzo. Ambos títulos aluden a su asunto predilecto, el desnudo masculino luchando por fundirse con una naturaleza exuberante e ilimitada.

La "Colección Roberto Polo. Centro de Arte Moderno y Contemporáneo de Castilla-La Mancha" cuenta en sus fondos con un óleo y dos esculturas del artista de Gante.