Ha aparecido esta semana una noticia sobre el incremento del 'sexting'(intercambio de fotografías de contenido sexual)entre adolescentes y menores de edad. Más concretamente, la Policía ha descubierto que esta cantidad de fotografías aparecidas en la red en su mayoría eran hechas y colgadas de forma voluntaria sin que nadie se las hubiese pedido. Y lo peor es que las edades incluyen ya a los niños desde los 8 años en adelante.

Este material es muy demandado entre pederastas y pedófilos que, en estas circunstancias de facilidad de acceso, se encuentran gratuitamente con este contenido sexual de niños y adolescentes, lo que hace a estos menores ser candidatos a ser buscados y convertidos en objetivos y víctimas de abuso sexual, a través de las redes o en directo.

¿Por qué vemos que este comportamiento sexual inadaptado ha aumentado y por qué cada vez en edades más tempranas? Cada vez los chicos disponen antes de un móvil. Muchos padres pretenden tenerles localizados, “controlados”, y además hacen que sus hijos sean como el resto de amiguitos, que también disponen ya de un teléfono. Y aquí empiezan otras cuestiones como son el deber y conveniencia de los padres, si les facilitan un teléfono, de limitar accesos a ciertas páginas, controlar el contenido que ven y, por supuesto, saber la contraseña. En esto incluyo a los adolescentes, hacia los que muchos padres piensan que tienen que concederles su privacidad, y así es, pero no en la contraseña del móvil, nunca.

Además, el otro factor que debe darse para que nuestros hijos no sean presas de la tecnología y de los peligros de los que hoy hablamos es que les eduquemos en sexualidad desde pequeños, no cuando son adolescentes y ya tienen su propio criterio del amor, del sexo, de la pareja, de las limitaciones, del respeto... Todo ello lo tenemos que ir planteando antes, justo para evitar estas situaciones de cibersexo.

Ahora, en el confinamiento ha aumentado, para todos, el tiempo que pasamos delante del móvil o del ordenador. Ha aumentado el consumo de pornografía, también en los más jóvenes, y el intercambio de selfies y vídeos de contenido erótico grabados por ellos mismos, que escandalosamente se ha convertido en una forma de interaccionar entre ellos, en una forma de comunicarse, de posicionarse en el grupo, de alimentar su autoestima y en una forma de ligar y coquetear antes de conocer a alguien. También esto ocurre por conductas de imitación a las 'influencers' que aparecen desnudas y/o en poses claramente eróticos (más chicas que chicos), sobre todo de Instagram. Aparecen también chicas de las “normales” en las mismas condiciones, sin ningún tipo de pudor y en las que, además, se ve que les dan muchos “me gusta”, algo que funciona como un reforzador para que el adolescente o joven que lo ve se lance también a compartir ese tipo de fotos. Así, se está normalizando que cada vez se sienta menos o ningún reparo ni miedo a posar en actitudes sexuales y compartir en las redes. Ligar online está de moda. Y lo que más importa en esta edad es el aspecto físico y, mejor aún, el aspecto físico más íntimo.

El excesivo consumo de pornografía en esta edades plantea un concepción del sexo y de la sexualidad basado en lo físico, centra el momento de la penetración como el más importante o casi único, en el que la mujer está cosificada, dominada y ella misma sumisa. Ya las chicas piden ser “maltratadas” sexualmente durante ese momento de sexo para creerse, hasta ellas mismas, que así se disfruta más y que así les vamos a gustar más a ellos. En una forma de conducta de humillación con una misma para que luego fuera, en su entorno de amigos, puedan sentirse por encima de las demás. Por eso la importancia de la educación sexual temprana, sobre todo en la familia. Aquí está la semilla de “las manadas”, en lo que ven en el porno y en interpretar que ellas puede ser usadas a su antojo. Es cierto que en el coqueteo y en la necesidad de posicionamiento de estas chicas, sobre todo de las chicas que entran en este mundo del sexo en las redes, a veces se juega, sin que se den cuenta, a no tener límites con tal de sentirse “una diva” sexual, y a convertirse en víctimas de pedófilos, pederastas y manadas con tal de aumentar su autoestima en los primeros momentos.

Ofrecerse sexualmente solo "te valida" en ese aspecto y en ese momento de excelencia sexual, pero no en tu personalidad ni en la imagen que los demás van a tener de ti, en la propia imagen que tú realmente quieres conseguir en los demás. Ojalá y me estés leyendo, adolescente. Te guste o no, te des cuenta ahora o no, tú misma te estás dando valor cero y valor de solo uso sexual. Y esto te perseguirá durante años o quizás durante el resto de tu vida. Y si eres de las que busca amor a cambio de sexo, te aseguro que muchos de ellos te lo ofrecerán. “Amor” SÓLO mientras regalas sexo.

Ana M. Ángel Esteban espsicóloga clínica y sexóloga.

Consulta en Toledo y online. Teléfono615224680.

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