La familia real tiene por delante este mes de agosto sus vacaciones más convulsas. El anuncio, hace justamente una semana, del rey emérito de su salida de España ha recorrido como un terremoto el país.

Mientras tanto, don Felipe, doña Letizia, sus nietas y la reina Sofía se desplazaban el viernes hasta la isla de Mallorca, lugar tradicional de sus vacaciones estivales y donde este mismo lunes comenzarán con su agenda habitual con recepciones en el Palacio de Marivent y la visita a la localidad de Petra.

Pero antes de éso, la familia real ha hecho un paréntesis disfrutando de una jornada de relax en el Mediterráneo. Según ha podido saber EL DIGITAL CLM, Este domingo, en un discreto barco, Felipe VI y su familia se relajaban en una playa paradisíaca y desierta. Rincones paradisíacos abundan en el archipiélago balear pero mucho más complicado es lo de encontrar un centímetro de playa sin gente, incluso en este 2020 marcado por el Covid-19.

La explicación es que este sitio se encuentra en la más pequeña de las islas Baleares, Cabrera, un parque nacional marítimo-terrestre donde las visitas están muy controladas. Su acceso únicamente puede hacerse por barco desde Mallorca a una zona muy acotada y controlada para no interferir en el ecosistema.

El lugar en el que el monarca estaba situado se encuentra en otra parte de la isla, no se puede llegar a pie y la discreta pero activa escolta impide que nadie pueda acercarse por mar a menos de varios cientos de metros. Un lugar perfecto a salvo de miradas indiscretas.