Cáritas de Guadalajara ha quintuplicado los servicios de menú a colectivos vulnerables y familias sin recursos afectadas por algún ERTE o ERE con motivo de esta crisis sanitaria y económica en Guadalajara y en este momento está ofreciendo entre 2.000 y 3.000 comidas diarias frente a los 450 de media que ofrecía en otros momentos de dificultad.
Así lo ha atestiguado a Europa Press el presidente de Accem en Castilla-La Mancha, Braulio Carlés, organización que colabora con Cáritas en la prestación de este servicio en Guadalajara. "En el peor de los casos, antes de la pandemia hemos ofrecido unos 450 menús diarios, pero nunca más", ha señalado muy preocupante.
A diferencia de antes de esta crisis sanitaria, ahora los menús se ofrecen para llevar a casa ya que el comedor solidario de Cáritas permanece cerrado, y en cuanto a los perfiles que acuden a por comida son muy variados.
Allí reciben todo tipo de alimentos, desde arroz, legumbres o verduras hasta huevos, carnes o pescados, dietas "razonables" que ahora se ofrecen para varios días con el fin de que no se formen largas colas ante el centro, ha apuntado Carlés.
"Esta crisis tiene una dimensiones muy feas y preocupantes", ha precisado Carlés, muy afectado también ante el problema de vivienda que se está generando, y convencido también de que hay que buscar solución a un problema real, una solución que en ningún caso cree que debe pasar por la ocupación.
Necesidades en vivienda
Carlés tiene claro que la respuesta a las necesidades de vivienda de la población no puede estar en la ocupación de viviendas de ahí que crea que algo se está haciendo mal y ahí no solo incluye a las administraciones sino a ellos mismos.
"No puede ser que la respuesta a las necesidades esté en dar una patada a una puerta y en entrar a una vivienda", ha señalado Carlés, aludiendo también a como este hecho está generando el surgimiento de cierto tipo de picarescas o "artimañas, a veces poco legales" por parte de algunos propietarios de pisos ocupados, que no saben qué hacer para que los 'okupas' que habían su casa la dejen.
Para este sacerdote y vicario de Pastoral en la diócesis Sigüenza-Guadalajara, esto se traduce en que el sistema democrático "se está tambaleando y esto es peligroso". Carlés ha reconocido la dificultad que existe hoy para acceder a una vivienda teniendo en cuenta que para alquilarla suelen pedir entre tres y seis meses en vez de uno o dos como antes y aunque entiende que es un problema, no comparte la ocupación. "Algo no se está haciendo bien ni por parte de las propias organizaciones ni por parte de las administraciones", ha reiterado.
Medidas urgentes
Así, ha pedido medidas "rápidas, cuanto antes", para afrontar este tipo de situaciones y acabar también con el "miedo" que ello está generando entre los vecinos así como situaciones de violencia. "Siempre ha habido okupas pero la situación nunca ha sido tan preocupante como lo está siendo ahora", ha apostillado apostando por otras vías o alternativas diferentes para quienes carezcan de un piso donde vivir.
"No puede ser que en un país desarrollado como el nuestro, pese a la crisis, haya propietarios de viviendas que tengan que utilizar fórmulas con trampa para echar de sus pisos a personas que los ocupan. No creo que sirva con decir cosas como que es su segunda vivienda porque a muchas de estas personas les ha costado un gran trabajo tenerlas y nadie debe invadir su propiedad", ha subrayado Carlés, apostando por otro tipo de fórmulas para ello.
Por último, Carlés ha querido dejar claro que esto no quiere decir que él no esté preocupado por los problemas que tienen ciertos colectivos para acceder a una vivienda pero su posición pasa por mediar para que esto se resuelva de otra forma.