El presidente del Teatro Real, Gregorio Marañón, que presidió la Real Fundación de Toledo, publica sus 'Memorias de luz y niebla' (Galaxia Gutenberg), una vista atrás en la que el empresario habla de su vida familiar y laboral para llegar con "optimismo" a las actuales tiempos pandémicos.
"Siempre he estado convencido de que el futuro es mejor que cualquier tiempo pasado. Aunque, ciertamente, nos esperan momentos muy difíciles hasta que superemos la pandemia y sus consecuencias sociales y económicas", ha señalado en una entrevista con Europa Press el académico madrileño.
Precisamente, el Teatro Real que gestiona ha sido uno de los pocos espacios culturales que ha logrado tener una continuidad desde que reabriera sus puertas el pasado mes de julio con 'La Traviata' de Verdi. No obstante, incluso este lugar no se ha librado de la polémica como la que se generó durante una representación de 'Un ballo in maschera', con las quejas de algunos asistentes por una supuesta falta de seguridad sanitaria que obligó a cancelar la función ese día.
"El Teatro Real es, en estos momentos, una referencia internacional por cómo está gestionando su programación artística aplicando al tiempo las máximas medidas de seguridad. Por ello, son los otros los que están aprendiendo de nuestro ejemplo", ha respondido al ser cuestionado por lo que podría aprender el coliseo madrileño de la pandemia.
De hecho, Marañón ha celebrado el momento de "autonomía" del que está disfrutando el Teatro Real. "En los primeros diez años del Real hubo seis presidentes --todos ellos ministros de Cultura-- con seis equipos directivos distintos, lo que impidió desarrollar un proyecto institucional", ha recordado sobre anteriores etapas.
"A principios de 2008, César Antonio Molina, modificó los estatutos del Teatro Real para dotarle de esa estabilidad en la gestión que precisan las instituciones culturales más relevantes. Desde entonces, todos los ministros de Cultura han respetado la autonomía del Teatro Real", ha añadido, descartando 'presiones' en su quehacer diario.
A lo largo de sus memorias, Marañón recupera su paso por numerosos consejos de administración de empresas relevantes españolas e incluso algunos 'coqueteos' con la política, que finalmente no culminaron en el salto a ninguna formación, pese a que el dirigente está "convencido de que en una democracia la política incumbe a todos los ciudadanos".
"La razón última por la que he rechazado los cargos políticos que me han ofrecido ha sido porque se trataba de unos mandatos efímeros que me obligaban a abandonar mi quehacer profesional y cultural", ha reconocido el presidente de Universal Music Spain.
Académico de instituciones como la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Marañón reconoce sentirse cómodo alternando en distintos lados hasta llegar a la 'orilla cultural'. "Mi vida se compone de una carrera profesional en el ámbito empresarial y jurídico, que continúa, y de un quehacer vocacional y desinteresado en el ámbito cultural, que también prosigue. Disfruto mucho recorriendo ambos caminos, aunque ciertamente de manera diferente", ha señalado.
Defensa de la transición
Por estas memorias desfilan nombres relevantes de la Transición española, un periodo que en los últimos años ha sido cuestionado desde varios lados, algo que Marañón no comparte. "Como afirmó Machado, desprecian cuanto ignoran", ha lamentado.
"Cuestionar una Transición que terminó con la dictadura, que reconcilió a las dos Españas, que nos abrió las puertas de Europa, y que ha dado lugar a cuarenta años de crecimiento económico y desarrollo social, es incomprensible", ha criticado el presidente del Teatro Real.
En cualquier caso, el autor no ha querido que estas memorias se conviertan en un ajuste de cuentas. "Depende del talante de cada uno. En mi caso, sólo he pretendido que el relato sea comprensible para el lector sin hacer enjuiciamientos. Los recuerdos son siempre un aprendizaje, y los abordo, como abordo la vida, pacíficamente y sin ningún resentimiento, que es uno de los sentimientos que más detesto", ha concluido.