Este jueves, 25 de noviembre, se ha celebrado el Día Internacional Contra la Violencia de Género. Son numerosas las situaciones reales a las que tienen que enfrentarse los psicólogos día tras día:verbalizaciones, sentimientos y miradas de pacientes que movilizan en lo más profundo y que incluso arrancan algunas lágrimas.
Mi sensibilidad ante este tema es extrema como psicóloga, mujer y empática, pero no por esoposicionada en contra de los hombres,porque también hay hombres maltratados. Lo difícil de sentirse maltratado es cuando se produce a nivel emocional, pues el maltrato psicológico, interpretable y reinterpretable NUNCA SE VE. Sin embargo, el maltrato físico es evidente, aunque muchas veces las propias mujeres dan razones para justificar ese maltrato que sufren, expresando frases de culpa y sintiéndose merecedoras de los golpes e insultos. Es terrible. No obstante, cuando un psicólogo se plantea denunciar eso, siempre hay un freno, el que ponen las víctimas que tienen MIEDO. Un miedo REAL anticipando más maltrato e incluso la muerte si ellos se enteran. EL MIEDO PERPETÚA ESTAS SITUACIONES y el final ya se verá. Además, cuando la víctima denuncia, el maltratador la “cambia” por otra.
El maltrato físico no puede ocultarse a cualquiera, pero y ¿el psicológico? No nos confundamos sobre quiénes pueden ser maltratadores y víctimas. NO EXISTEN CLASES SOCIALES NI NIVELES INTELECTUALES QUE PROTEJAN O EXIMAN DE SER MALTRATADAS O MALTRATADORES. Cualquiera, tanto de la peor como de la mejor posición social, puede ser maltratador. Y es que se tiende a pensar inconscientemente que, porque una persona vista con traje, sea médico, sea amable, educado, inteligente, tímido o aparentemente encantador, es imposible que sea un maltratador, y no, hay muchos entre ellos. Y se piensa también que porque una mujer tenga estudios, posición social, sea luchadora, asertiva, guapa, trajeada, médico o psicóloga, es imposible que esté sufriendo maltrato del tipo que sea, sobre todo PSICOLÓGICO.
Da igual la formación y la capacidad intelectual porque cuando está de por medio el AMOR y LOS SENTIMIENTOS, no es posible VER ESE MALTRATO que cualquier persona ajena, si estuviese en casa, podría ver perfectamente. Los sentimientos hacen relativizar cualquier conducta del otro que te hace daño, cualquier comentario que te hace pequeña, e incluso puedes llegar hasta a pedir perdón por actitudes inocentes tuyas que tu maltratador puede o quiere ver como amenazantes para él, actitudes, comentarios e incluso gestos de amor que SU PSICOPATÍA interpreta con desconfianza y amenaza.
Eres su posesión. Te conviertes, según pasa el tiempo y ve tu sensibilidad, en su objeto para conseguir aumentar su ego, en su marioneta para sentirse alguien gracias a ti, gracias a tu simpatía, gracias a la protección que le das constantemente y cariño para que no se enfade contigo. Le haces sentir DIOS y le conviertes también en tu Dios, porque aunque tú seas “la leche” te sientes alguien gracias a él. Él te ha hecho creer que eres alguien por él, y no, ÉL ES ALGUIEN POR TI. Tú le animas, tú le empujas, tú le ayudas, tú le das la chispa, tú le refuerzas, tú le haces sentir vivo y, mientras tú eres feliz culminando al narciso vacío, el maltratador se posiciona cada vez más arriba y tú ya solo eres su medio para SER ALGUIEN. Sin embargo, “lo mejor” es que tú lo haces convencida porque le quieres, porque te sientes también más si a él le ves feliz. Es la dependencia y la evitación emocional en un mismo plano. Le quieres y no sabes por qué, piensas y evitas sus desprecios, sus frases de no verte suficiente, sus intentos de culpabilización, sus "darle la vuelta a la tortilla", sus celos y sus miedos a sentirse sustituido por otro u otras (amigas incluso y familia). Es un constante esfuerzo para sentirte suficiente y valorada por él, pero sabes que nunca va a pasar porque un maltratador nunca te valora e incluso, directa o indirectamente, te subestima para que no puedas acercarte a su trono de poder sobre ti.
El maltratador teme ser destronado o sustituido. Teme darse cuenta de que no vale nada y, en ese intento para mantenerte y sentirse alguien, se confunde en la estrategia, ya que vez de hacerte sentir una reina y quererte, decide castigarte, humillarte y hacerte sentir nada. Un grave error porque, como yo digo, tarde o temprano tu cuerpo habla, y te dice AQUÍ NO, y cuando eres capaz de ver la realidad de tu existencia para él, decides que YA NO, AHORA TÚ. Y, aunque el miedo está , tienes que ser capaz de salir de ahí , tienes que dejar de seguir alimentando a ese monstruo que cada vez te hunde más y te anula más.
Oigo muchísimas veces: “Ana, seguro que él va a cambiar”. NO, NUNCA VA A CAMBIAR. Lo primero, porque esa ya es su forma de ser y contigo más aún. Si intenta cambiar por miedo a que le dejes, el cambio será temporal, para mantenerte, pensando en él, porque son sobre todo egoístas y fríos. Y no hablemos de si tiene una psicopatía, que en muchos casos también está de fondo. Se produce una simbiosis en la convivencia y en la expresión de amor mal interpretada en vez de aprovechada para ser los dos “más”, en favor de que solo sea UNO, pero EXISTE LA AYUDA PSICOLÓGICA. No te calles.
Ahora que tengo bastante relación con los juzgados, es habitual oír que si no lo denuncias es que o no te importa o no existe, y NO, ya que EL MIEDO DECIDE. Anticipas una y otra vez, porque le conoces mejor que nadie, LA VENGANZA, el castigo de "no respetarle, obedecerle, hacerle sentir Dios, de fallarle y engañarle”. El miedo es la razón del silencio, y no de la mentira, que se seguirá repitiendo una y otra vez. Y esto es para todas nosotras. El silencio les empodera y a nosotras nos hace más débiles.
Ana M. Ángel Esteban espsicóloga clínica y sexóloga.
Consulta en Toledo yonline. Teléfono615224680.
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