Lorenzo Higueras es un artista de Cuenca que con apenas 23 años se ha convertido en uno de los pintores más importantes de la ciudad. Pero si algo tiene de especial es que no son las manos sus aliadas para darle rienda suelta a la imaginación, sino su boca, ya que carece de movilidad en los brazos.
Este joven sufre artrogriposis múltiple congénita, una enfermedad rara que se produce en España en 1 de cada 10.000 nacimientos provocando rigidez en las articulaciones y atrofia muscular. Sin embargo, esto no le ha impedido explotar su lado creativo y demostrar al mundo que "no hay límites".
A su corta edad, Lorenzo ya ha pintado cerca de 200 cuadros y ha vendido algunos de ellos no solo en su localidad natal, sino también en otras ciudades del país e incluso fuera de nuestras fronteras. Y lo más difícil de todo es que ha logrado compaginar este hobbie con sus estudios -está a punto de terminar el grado en Derecho-. Su sueño, ser un juez pintor.
Empezó a pintar con cuatro años
Fue su profesora de infantil quien, cuando tan solo tenía cuatro años, se dio cuenta de que pintaba bien y se lo comentó a sus padres. A partir de ahí se inscribió en la Asociación de Pintores con la Boca y con el Pie, siendo la persona más joven en formar parte de ella, y desde entonces el lienzo y el pincel se han convertido en sus mejores amigos.
La Asociación de Pintores con la Boca y con el Pie se dedica a la venta de artículos realizados a partir de las obras creadas por artistas que, por enfermedades o accidentes, utilizan los pies o la boca en vez de las manos. Sus orígenes se remontan a 1957, cuando el pintor alemán Erich Stegmann decidió agrupar a un conjunto de artistas con discapacidad física bajo una asociación de autoayuda. Esta iniciativa ha perdurado en el tiempo y sigue reuniendo a gente de todos los rincones del mundo.
Actualmente, el conquense es becario de la organización y con el dinero que recibe paga sus clases de pintura en la escuela Víctor y Damián de Dios, donde acude dos días a la semana para seguir perfeccionando su técnica. El objetivo que se persigue es que los becarios puedan ser miembros de pleno derecho, algo que se consigue cuando han alcanzado un nivel artístico equivalente al de un artista profesional sin ninguna minusvalía.
"Soy demasiado perfeccionista"
Lorenzo emplea cinco o seis horas diarias a pintar. Es muy perfeccionista y lo mira "todo al detalle" para que quede lo mejor posible. Normalmente tarda alrededor de dos meses en terminar un cuadro, aunque el tiempo "depende de la dificultad, la inspiración y las ganas". Tras dedicar la mayor parte de su vida al acrílico por miedo a intoxicarse, hace unos cuantos años dio un paso más y empezó con el óleo, algo que a día de hoy le apasiona.
En cuanto al estilo de sus obras, lleva un tiempo dedicándose al realismo, aunque también ha tenido una época impresionista y ha dibujado numerosos paisajes. "Ahora me estoy centrando en las caras, que es lo que más me gusta, aunque he de reconocer que son complicadas. Llevo pintando una desde finales de noviembre y la he tenido que dejar aparcada por que no me sale. Ese cuadro y yo ya nos estamos empezando a caer mal", cuenta entre risas.
El joven, que ya acumula centenares de obras, ha realizado exposiciones en Cuenca y en Guadalajara, aunque de momento no tiene ninguna otra en mente. Eso sí, este año ha sido elegido por el Ayuntamiento de Cuenca para hacer el cartel del Carnaval 2023, algo de lo que se siente tremendamente orgulloso.
"Aún recuerdo mis primeros cuadros. Fueron una marina muy simple y unos girasoles que le regalé a mi abuela. Y mira dónde hemos llegado", señala el artista. De aquello ya han pasado 18 años y, aunque todavía no tiene claro qué le espera en el futuro, sabe a ciencia cierta que la pintura le acompañará siempre. "Es algo que permite evadirme, relajarme y disfrutar. Simplementem es mi forma de ser".