Carmen Toledo (Bogarra, Albacete) lleva casi una década siendo Karmento, un álter ego con el que interpeta en los escenarios su música folclórica manchega adaptada al siglo XXI. Tras varios años explorando su arte y haciendo de él su profesión, la popularidad le llegó a comienzos de este 2023, ya superados los 40, con su participación en el Benidorm Fest, el certamen de la canción con el que España elige a su representante en Eurovisión. No consiguió ganar, pero se ganó al público de todo el país gracias a un tema redondo, "Quiero y duelo", en el que cuenta con una sensibilidad sobrecogedora el momento en el que una joven sale de casa para recorrer su propio camino, con el apoyo de unos padres que vencen sus miedos para que vuele libre.
Esa chica también fue ella cuando hizo la maleta para dejar la ciudad de Albacete -donde sus padres se mudaron desde Bogarra para labrarse un futuro mejor cuando ella era una niña- e irse primero a Madrid y luego a Malta con el sueño de ser cantautora. Lo ha conseguido a pulmón, creyendo en sí misma y en lo que hace, una forma de ser que ha mantenido ahora que está preparando su nuevo disco, que espera que salga a principios de 2024 y para el que ella misma ha buscado un productor que entienda su concepto musical. Entre tanto, está teniendo un verano cargado de conciertos con su gira 'Alma, tierra y libertad'.
Cuando responde a este test del verano su formación como educadora y sexóloga salen a relucir. Se nota que es libre y que le gusta que los demás también se muestren tal y como son. No se juzga y no juzga. Trata de entenderse y trata de entender a los demás. Fluye e invita fluir. Como su música.
Pregunta. ¿Ha experimentado lo que es vivir un amor de verano?
Respuesta. He vivido varios. Es superbonito. Cuando te vas haciendo más mayor te vas poniendo más cínica, pero siempre he sido muy enamoradiza. Los primeros amores del pueblo eran como una película de cualquier autor o autora española costumbrista. De ir al río a esperar si venía, de contar historias por las noches y aprovechar para juntarnos... Una de las grandes suertes que he tenido en mi vida es poder ir de Albacete al pueblo y vivir eso.
P. ¿Cuál ha sido el verano de su vida?
R. ¡Muchos! Tengo la suerte de habérmelo pasado muy bien siempre, porque mi cumpleaños es en julio y lo celebro como si fuese una boda. Cada año me pilla en un sitio. Me encanta hacer encuentros y que venga gente a verme. Pero se me está viniendo a la mente uno en especial. Una amiga alquiló una casa en Cádiz y los demás nos tiramos yendo todos los fines de semana porque sabíamos que ninguno íbamos a poder alquilar una casa como esa en nuestra puta vida. Cuando llegó mi cumpleaños nos tiramos una semana disfrutando de las playas, de la casa, del paisaje y de la amistad.
P. Cuénteme su verano soñado que todavía está por llegar.
R. Llevo tiempo sin proyectar grandes viajes, porque ahora mismo Karmento me tiene loca, muy enfocada y muy ocupada, pero me encantaría conocer Indonesia, Malasia, Tailandia... Tengo ganas de isla, de mucha naturaleza y de tener tiempo para fluir y hacer lo que yo quiera. Eso es lo que más me mola del mundo. ¡Ya llegará!
P. ¿Hotel, apartamento turístico o residencia familiar?
R. La verdad es que me gusta todo. Soy súper adaptativa. Cuando estás de vacaciones tiene que fluir la vacación. Siempre priorizo la compañía y me adapto a las necesidades de mis amigos, porque tengo algunos más neuróticos, otras más locas... Un campin guay me encanta, otras veces apetece más tener cama... Es que no tengo problema. A veces digo "tengo estos días de vacaciones" y me uno al plan que haya. A veces he imaginado playa y me he visto en los Pirineos en una casa rural con un jersey. Pues tan a gusto.
P. ¿Alguna manía a la hora de hacer la maleta?
R. ¿Manías? La verdad es que no. Últimamente me he hecho una experta haciendo maletas y pongo lo que necesito a toda velocidad. Siempre la tengo en el pasillo abierta porque llego y a los dos días me tengo que ir otra vez. Mi teoría es que cuando llevas ropa para dos o tres días ya llevas ropa para 15, a no ser que vayas a un sitio con mucho cambio de temperatura.
P. ¿Qué es lo que más detesta del verano?
R. Las grandes aglomeraciones de gente. A veces son muy divertidas y hasta apetecen, pero en verano prefiero los espacios con poco barullo. Las playas con demasiada gente significan más caos, más suciedad y más cutrerío. ¡Pero, oye, todo el mundo tiene derecho a ir a la playa!
P. ¿Cuál es la bebida que más disfruta en este tiempo?
R. Me he acostumbrado a tomar mucha agua, por la neurosis de cuidar la voz y todo ese rollo, pero mentiría si dijese que soy acuática máxima. En mi disfrute no suele faltar cerveza, aunque en esta época me cambio un poco al tinto de verano, que entra bien, es fresquito y está rico. La cerveza me gusta mucho, pero a veces me hincha y me cansa un poco.
P. ¿Gazpacho o salmorejo?
R. Yo soy más salmorejo durante el resto del año, pero en verano, verano, tomo más gazpacho. Más liquidito y más frío sienta muy bien. Tengo que confesar que muy pocas veces lo he hecho yo. Soy más de ir a comprarlo. ¡Las marcas se lo curran muchísimo!
P. ¿Qué fruta veraniega no falta en su nevera?
R. Me encanta la fruta. Cualquiera. Sandía, melón o lo que haya.
P. Si tuviese que elegir un helado porque fuese el último de su vida, ¿cuál sería?
R. Un Frigopie. Es que ese sabor a yogur de la infancia... El otro día estaba concentrada, componiendo una canción, y pensaba en ese momento en el que te concentras para comértelo y que no te chorree. En ese momento te da igual el resto del mundo. ¡Eso más que comerse un helado es meditar!
P. ¿En verano duerme con aire acondicionado, con ventilador o con la ventana abierta?
R. Tengo la suerte de que aguanto bastante bien el calor, así que no me gusta mucho dormir con aparatos. Si corre un poquito de aire abro la ventana; si no, como mucho, un ventiladorcito. Cuando estuve en Malta, que hacía un calor que te morías y no había aire acondicionado en ningún lado, me acostumbré a pasar calor y a soportar la humedad. ¡Pero fue una época tan feliz! Ahora, cuando paso calor, algo en mi cerebro me lleva a esa temporada y ese lugar, así que ni me disgusta.
P. ¿La siesta en verano es imperdonable o se puede negociar?
R. Antes tenía el pensamiento de que dormir estaba mal, que era de gandules, que no era productivo o algo así. Con el tiempo me di cuenta de que dormía poco y necesitaba más descanso. Incorporar la siesta a mi vida fue una de las cosas más maravillosas que hice. No me la puedo echar todos los días, pero siempre que puedo lo hago. Me sienta genial. En vacaciones, además, puedes dormir lo que quieras aunque luego te acuestes a las cuatro de la mañana.
P. ¿El calor quita las ganas o sube la temperatura corporal?
R. ¡Pues depende de con quién te pille! Ja, ja, ja. Si hace calor y no tienes muchas ganas es como "mira, por favor, quítate de aquí". Pero si estás a gusto con alguien, con las endorfinas altas, excitada, cachonda o como quieras llamarle, el calor tiene ese punto que hasta te puede estimular. También te da ese puntito exhibicionista sin pasarse, ese jueguecito que está bien. En invierno te tienes que estar tapando porque hace frío, pero en verano vas más desnudo y está guay.
P. ¿Alguna vez ha practicado nudismo?
R. Es que yo soy una persona naturista. En el momento en el que descubres el contacto con la naturaleza a ese nivel de horizontalidad desnuda te salen todos los ladrillos de animal que antes no habías visto. Es maravilloso. Quienes practicamos el nudismo, generalmente, tenemos una forma particular de concebir el cuerpo y el entorno. Una vez que pruebas una playa nudista es donde más a gusto estás.