El matrimonio de Arantxa Sánchez Vicario hace aguas por culpa de una gogó
Josep Santacana presentó la demanda de divorcio hace un mes, lo cual causó tal disgusto en la tenista que pidió ayuda psicológica, hecho que aprovechó su marido para solicitar la custodia de los niños. Pero todos los amigos de Arantxa aseguran que es buena madre y está perfectamente capacitada para atender a sus hijos.
El traumático divorcio de Arantxa Sánchez Vicario y su segundo marido Pepe Santacana ha desencadenado un auténtico tsunami mediático con informaciones que matizan lo publicado este fin de semana. Algunas de ellas proceden del entorno del todavía marido de la tenista, negando haberse llevado cosas personales de su esposa, entre ellas trofeos deportivos ganados a lo largo de su extraordinaria carrera. Según Informalia, esas pertenencias de Arantxa, entre ellas copas y medallas, se encuentran en efecto en un local o almacén en Cataluña, propiedad de Santacana o de su familia y que Arantxa las reclama como suyas. Para recuperarlas tiene intención de presentar un inventario completo ante un Juzgado catalán en fechas muy próximas.
En el entorno de Santacana aseguran que llevaba dos años separado de Arantxa pero parece que no es cierto. Lo que ocurría desde hace bastante tiempo es que el matrimonio vivía una fuerte crisis, con origen seguramente en la relación que él mantiene desde hace tiempo con otra mujer, con la que ya convive, una gogó de una discoteca de Miami.
Doble vida
Esta situación le habría hecho mantener una doble vida hasta desembocar en la demanda de divorcio que Santacana le presentó a Arantxa hace aproximadamente un mes y que adelantaba el sábado El Mundo. La mala relación entre ellos antes de desembocar en la ruptura actual provocó un enorme disgusto en la tenista, que pidió ayuda psicológica, circunstancia en la que se basaría Santacana para pedir la custodia de sus dos hijos.
Todos los amigos de Arantxa, que son muchos y la apoyan sin reservas, aseguran que es una madre excelente, cumplidora y entregada. Y una de las más cercanas, la actriz Mónica Pont, llega más lejos : "Si tengo que ir a testificar a Miami en favor de Arantxa, ya le he dicho que cuente conmigo".
Otros amigos interpretan este deseo de Santacana de retener los objetos personales de su mujer y quedarse con los niños como una forma de ejercer sobre ella una presión emocional que la haga más vulnerable y perder todavía más autoestima.
Arantxa Sánchez Vicario se casó muy enamorada de un individuo del que desconfiaban amigos y familiares, y al que ha defendido contra todos hasta el último momento, a pesar de que durante su matrimonio se vieron envueltos en diversos pleitos y problemas económicos que destruyeron de manera alarmante el patrimonio de Aranxta, gestionado al cien por cien por su marido, en el que confiaba ciegamente, a pesar de la mala reputación y de todas las denuncias y deudas que ya arrastraba antes de la boda.