Tras participar en los dos debates pre-electorales con el resto de candidatos a la presidencia del Gobierno, Pablo Iglesias ha aparcado su discurso político para referirse a cuestiones más personales. Por ejemplo, su paternidad: "Durante muchos años no me plantee ser padre y de repente la idea fue creciendo y me empezó a enamorar". Ahora su gran temor es que sus hijos no quieran tomarse una caña con él cuando sean mayores.
Ahora, a sus 40 años, Pablo Iglesias está esperando su tercer hijo con Irene Montero tras estrenarse en la paternidad con Leo y Manuel, sus mellizos: "Mis padres me tuvieron jóvenes, con 24 o 25 años, y me da agobio pensar que cuando mis hijos tengan 16 años yo tendré casi 60 y no querrán tomarse una caña conmigo como hice yo con mis padres. Tuve una relación con ellos muy especial y yo quiero ser amigo de mis hijos, igual es imposible", le ha confesado este miércoles a Susanna Griso. "Me gustaría tener una relación como la que tengo con mis padres, de admiración mutua y de orgullo mutuo, me llena. Y quiero que mis hijos sean libres y tomen sus propias decisiones".
Además, el líder de Podemos ha dicho que echa de menos la privacidad de la que gozaba antes de su incursión en la primera línea de la política: "Echo de menos coger la moto y tomarme una caña, pero cuando asumes una responsabilidad política tienes que vivir con ello", ha dicho. "La política es una etapa, yo soy profesor y me gustaría volver a dar clase".
Y es que la docencia es una de las pasiones de Pablo Iglesias, aunque no es la única: "Lo que me gusta es leer y ver cine. La máxima felicidad para mí es leer tranquilamente, ver con mi pareja dos capítulos de una serie, no atender el teléfono, dar un paseo...". E hizo alusión a su chalé, una de las mayores polémicas que arrastra en los últimos meses: "La felicidad no es un lugar, me da igual que sea mi casa, la playa, un hotel...".