Íker Casillas y Sara Carbonero son una pareja que desde que están juntos han hecho correr ríos de tinta. Pese a ello, siempre han logrado mantenerse, con más o menos éxito, lejos de las portadas y de los objetivos indiscretos.

Pero esa costumbre ha quedado rota esta semana, cuando el exportero madrileño ha concedido una entrevista a Semana en la que habla de su vuelta a España y de ciertos problemas entre la pareja que han dejado a muchos con la boca abierta.

“Con la situación que hemos tenido, en las últimas semanas igual no he estado mucho con Sara yeso da lugar a especulaciones” aseguraba entre confidencias el portero haciendo referencia (sobre todo) a su ausencia durante el funeral del abuelo de Sarahace unos días en la localidad toledana de Corral de Almaguery de su traslado por separado de vuelta a España.

Y es que para ellos, la vida desde que el año pasado le diera el infarto a Íker no ha sido fácil. La tragedia se cebaba con ellos a penas unas semanas después con la operación de urgencia de Sara por un cáncer de ovarios. Desde entonces les ha cambiado la vida y los últimos acontecimientos no hacen más que poner de relieve que nada es lo que era.Una crisis matrimonialde la que se venía especulando hace meses y que ahora, tras estas declaraciones coge más fuerza que nunca.

Nubarrones negros que sobrevuelan la vida de la periodista ahora que vuelve a Madrid, su casa de toda la vida donde los proyectos se le amontonan en un futuro (ahora más cercano que nunca) de lo más incierto.

A la espera del anuncio de si vuelve o no a la televisión (Mediaset es su otra casa en este mundo), por el momento ha empezado a poner en orden algunos asuntos referentes a su otro gran proyecto laboral:su empresaSlow Love, que montó hace cinco años (justo antes de irse a Oporto) junto a su “comadre” Isabel Jiménez.

Una empresa que empezó como una tienda multimarca y que hoy no solo cuenta con sus propias líneas de mujer y niños sino que en septiembre lanzará un nuevo proyecto,tan secreto como el resto de proyectos de Saraen España a partir de ahora.

Slow Love, a pesar de los intentos de sus propietarias, de sus esfuerzos, de sus perfiles impolutos en Instagram y de su elegancia innata no consigue despegar como esperaba. Sabidos son algunos problemas con algunos proveedores (ahora solucionados tras el covid, según fuentes de la compañía) y sus cuentas de resultados no terminan de ser las esperadas (en 2018 arrojópérdidas de casi medio millón de euros).