Por unas cosas o por otras, la familia Matamoros siempre está en el candelero. Tras el susto del patriarca Kiko, operado de urgencia hace unos días por culpa de una infección en el hígado, ahora ha sido su hijo Diego el que ha decidido pasar por la clínica aunque con un fin estético.

En su cuenta de Instagram, ha explicadoque ha decidido "dar un paso más en mi remodelación corporal. Ahora he probado el efecto push up para elevar y redensificar los glúteos." Diego, cuya pareja en una de las profesionales de la medicina estética más reputada entre las celebrities, Carla Barber, ha asegurado que ha dado este paso porque "después del confinamiento había perdido volumen y notaba un poco de flacidez."

Una afición, la cirugía estética, que parece que a los Matamoros les viene en los genes. No en vano, el programa Viva la Vida ha hecho la suma de todo lo que invertido Kiko en los últimos años en rinoplastias, liftings y demás retoques estéticos calculando una factura de 45.000 euros.