A partir de 2022, la Unión Europea prohibirá el uso del dióxido de titanio en alimentos, un producto que se utiliza como colorante en productos como chicles, pasteles, suplementos alimentarios, sopas o caldos.
Según ha informado la Comisión Europea, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria concluyó hace unos meses que el dióxido de titanio (E171) "ya no puede considerarse seguro como aditivo alimentario porque no se puede descartar la genotoxicidad tras el consumo de sus partículas". Aunque la absorción de dióxido de titanio es baja tras su ingestión, la EFSA señaló que "puede acumularse en el organismo".
Con esta conclusión, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria corrigió un análisis que había hecho en 2016 y que concluía que la ingesta de dióxido de titanio era segura. Sin embargo, en la segunda evaluación se utilizaron "miles de estudios disponibles" con "nuevos datos y pruebas científicas sobre nanopartículas" que no existían en la primera.
Ahora, tanto el Parlamento Europeo como el Consejo de la UE podrán objetar la decisión aprobada este viernes hasta final de año. Si esto no ocurre, la medida entrará en vigor a principios de 2022 y se establecerá un periodo de retirada gradual de seis meses antes de decretar la prohibición total.
"La seguridad de nuestros alimentos y de la salud de nuestros consumidores no es negociable. Hoy hemos actuado con decisión con nuestros Estados miembros basándonos en la ciencia para eliminar un riesgo de un químico utilizado en la comida", ha señalado la comisaria de Salud y Seguridad Alimentaria, Stella Kyriakides.