Un total de 560 agresiones a profesionales sanitarios, la mayoría verbales (497) se declararon en Castilla-La Mancha en 2021, según ha informado el sindicato CSIF, que ha añadido que se ha detectado un aumento del 10 % en los incidentes que sufren los auxiliares administrativos.



La responsable regional de riesgos laborales del CSIF en el Sescam, Victoria Gutiérrez, ha ofrecido estos datos en una rueda de prensa, acompañada de Ana María Cue y Miguel Ángel González, dos profesionales sanitarios de Toledo que han sufrido agresiones, y han pedido al Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (Sescam) que tome medidas para mejorar la seguridad en los centros de trabajo más allá de una campaña de concienciación.



Gutiérrez ha indicado que en el año 2021 se registró un aumento de los incidentes, al contabilizarse 560 frente a los 519 de 2020.



La mayor parte se producen en la Atención Primaria, un total de 390 el año pasado, mientras que en Atención Especializada se registraron 169.



Ha señalado que la ciudad de Toledo es "un punto negro" en cuanto a incidentes sobre todo los centros de salud de Santa Bárbara y el Polígono; y que las mujeres son más víctimas de agresiones, aunque también son mayoría dentro de los profesionales sanitarios.



En el año 2021, los médicos sufrieron el 26,07 % de las agresiones, frente al 36,38 % del año 2020, y han subido las agresiones a los auxiliares administrativos que, según han dicho, hacen muchas veces de "parapeto".



Las agresiones físicas fueron 12 en 2020 y 13 en 2021.



Sin embargo, han precisado que estos datos son solo "la punta del iceberg" porque muchos trabajadores no declaran y han normalizado que se produzcan estos hechos.



Para hacer frente a este problema, el CSIF ( Central Sindical Independiente y de Funcionarios) ha pedido al Sescam que "cumpla con sus obligaciones" y le han propuesto varias iniciativas como dotar a los centros de personal de vigilancia, y hacerlo de manera inmediata en los centros de salud más conflictivos.



También han pedido instalar un botón del pánico y cámaras de seguridad; sistemas informáticos de alerta; adaptar el espacio con mobiliario y elementos arquitectónicos que puedan actuar como barrera, así como puntos de acceso y salida para que la consulta no se convierta en una "ratonera"; crear la figura de director de seguridad en los Servicios Centrales del Sescam y en cada gerencia e implantar protocolos y coordinación con Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.



Consideran que se debe también desarrollar un régimen disciplinario respecto a aquellos pacientes violentos que reinciden, y que los médicos que se desplazan a atender a los domicilios cuenten con seguridad pues en esas circunstancias se encuentran muy desprotegidos.



Han pedido al Sescam reactivar el Plan Perseo, dedicado a prevenir situaciones de tensión y conflictos entre profesionales y usuarios del Sescam, ya que “el grupo de trabajo encargado de revisar el protocolo de agresiones a trabajadores no se reúne desde antes de la pandemia”.



La médico de familia Ana María Cue, del centro de salud Buenavista de Toledo, ha relatado que sufrió una agresión el pasado 5 de mayo durante una asistencia a domicilio, donde fue zarandeada y empujada por el padre de la persona que requería atención sanitaria.



"Muchas veces no sabemos qué nos vamos a encontrar detrás de una puerta, nuestro deber y nuestra dedicación nos lleva muchas veces a dejar a un lado el temor, pero es evidente que contar con seguridad en esta atención a domicilio es fundamental. Yo no voy tranquila a un domicilio”, resalta Cue, quien ha comentado que también se le falta al respeto por ser mujer y joven.



Para el doctor Miguel Ángel González, del servicio de Urgencias del Hospital Universitario de Toledo, y quien en sus veinte años de actividad ha denunciado dos agresiones, ha señalado que los pacientes les ven responsables del "colapso sanitario que puede haber" y dan así escape a su frustración.