La mascarilla dejará de ser obligatoria en los centros sanitarios de Castilla-La Mancha este martes, según ha avanzado el presidente regional Emiliano García-Page durante una intervención en Cuenca.
El Ejecutivo castellano-manchego ha tomado esta decisión al constatar que la región cumple con los requisitos impuestos por el Ministerio de Sanidad en su Orden del pasado 10 de enero. En el documento quedaba estipulada la posibilidad de convertir la obligatoriedad en recomendación si se cumplían dos semanas consecutivas de descenso de la Incidencia Acumulada de Infecciones Respiratorias Agudas.
García-Page ha destacado que "afortunadamente el impacto de la pandemia ha bajado tremendamente" poniendo el acento en que "los mecanismos previstos y el plan de contingencia de la Consejería han ido bien y han funcionado" durante este episodio de infecciones. Del mismo modo no ha querido pasar la oportunidad e agradecer al personal sanitario el "esfuerzo" que han tenido que llevar a cabo.
En realidad, el Gobierno de Page podía haber tomado esta decisión la semana pasada, cuando ya cumplía con las exigencias ministeriales. Sin embargo, el Ejecutivo optó por alargar algunos días más la obligatoriedad obedeciendo un criterio de "cautela".
Esta decisión se tomaba el pasado jueves 18 de enero en base a los últimos datos de incidencia ofrecidos por el Sistema de Vigilancia de Infección Respiratoria Aguda (SiVIRA). En ellos, pese al descenso sostenido también se observaba que Castilla-La Mancha se mantenía como la comunidad autónoma con una mayor incidencia de virus como gripe, COVID-19 o bronquiolitis con 1.532 casos por cada 100.000 habitantes en la semana entre el 8 y el 14 de enero, lejos de los 926 casos de la media nacional.
De ahí que el Ejecutivo regional optase por esperar a dar un paso que sí dieron otras comunidades autónomos como Castilla y León.