El reloj marcaba las 4:23 de la madrugada cuando el pasado 31 de mayo David C.H. se encontraba comiéndose un helado, sentado en un taburete y jugando a una máquina tragaperras, en el interior del bar de Molina de Aragón (Guadalajara) donde trabaja. Tenía permiso de la dueña para estar allí, pero los vecinos se extrañaron al ver luz dentro del establecimiento a esas horas, pensaron que alguien estaba robando y avisaron a la Guardia Civil. La que ocurrió a los pocos minutos, cuando una pareja de agentes llegó al local, fue grabado por la cámara de seguridad del establecimiento y el vídeo, de algo más de seis minutos de duración, ha sido publicado en primicia por la cadena SER.
Según el relato de la citada emisora, dos guardias civiles del cuartel de Molina de Aragón se asoman y llaman a la puerta del bar. David les abre (las llaves estaban puestas), regresa a su taburete y comienza a charlar con los agentes. La patrulla le requiere que se identifique, según detallan en el atestado policial realizado por ellos mismos. Pero no lo hace y solo les pregunta: "¿Quién os ha llamado? Tengo permiso de mi jefa para estar aquí, podéis llamarle a ella y preguntárselo".
El trabajador regresa a la silla y se queda sentado tranquilamente, sin soltar el cuenco con su helado. Uno de los agentes le invita a irse con ellos. David hace caso omiso y en cuestión de segundos, sin mediar palabra, uno de los guardias se abalanza sobre él, por detrás, y le tira al suelo con violencia. Le coloca bocabajo, se sube encima, coloca su rodilla en la espalda y trata de ponerle las esposas. Se resistió porque le estaban "asfixiando", ha relatado a la cadena SER. "No entendía lo que estaba pasando, en todo momento les explicaba que yo trabajaba en ese bar. No estaba robando". Al final, los agentes le ponen los grilletes y sacan al detenido a rastras, "noqueado, inconsciente", según sus recuerdos.
Agentes investigados
A raíz de estos hechos, el pasado 14 de julio el juzgado de instrucción número 1 de Molina de Aragón citó "en calidad de investigados" a los dos agentes, que fueron denunciados por un posible delito de lesiones y otro de falso testimonio. Inicialmente, según ha adelantado la SER, el juez citó a los guardias civiles en calidad de testigos, aunque nunca llegaron a declarar. Al ver la grabación de la cámara de seguridad del local, el magistrado cambió de opinión, suspendió sus declaraciones y decidió citarles de nuevo como investigados.
La clave es que, pese a que los guardias civiles redactaron en el atestado que el empleado del bar se mostró "de una forma muy agresiva, vociferando a los agentes con insultos y amenazas", las imágenes hablan por sí solas y dejan claro que su actitud hasta ser reducido fue de lo más tranquila. Los agentes, además, aseguraron que procedieron a detener al sujeto "utilizando un uso gradual y proporcional de la fuerza" porque desconocían "si podía tener algún objeto que pudiera causar daños a la fuerza actuante". Aunque David solo tenía en sus manos un cuenco con el helado y una cucharilla.
Una vez reducido en el suelo, "el arrestado verbalizó que se iba a autolesionar para perjudicar a los agentes", puede leerse en el atestado. "Eso es falso", ha relatado David a la SER, donde ha ofrecido un relato muy distinto: "La realidad es que tras tirarme al suelo, uno de los agentes se subió encima de mí, me apretó y perdí el conocimiento, después me golpeé con la cabeza en el escalón de la entrada y empecé a sangrar". Ni siquiera recuerdo cómo me metieron en el coche patrulla". El informe médico que ya tiene el juez en su poder habla de contusiones en la cara, un golpe en la nariz – la propia policía judicial aportó al juez fotos del charco de sangre que quedó en el restaurante tras la detención- y una herida pequeña en el ángulo interno del ojo izquierdo. Los médicos constataron también que uno de los guardias civiles tenía un problema de movilidad leve limitada por un dolor en la rodilla izquierda que le provocaba una leve cojera y un leve dolor en el dedo de una de sus manos. El otro agente también sufrió "múltiples arañazos en el dorso de las manos" y "dolor en el glúteo".
Imágenes borradas
Lo que ocurrió en el cuartel de Molina de Aragón, donde fue conducido David en calidad de detenido por un supuesto delito de atentado a agente de la autoridad, solo lo saben los allí presentes. El trabajador del bar, según el atestado, "en dependencias oficiales se lanza en varias ocasiones al suelo, produciéndose golpes en la cabeza e intenta provocar una asfixia aplastando la cara contra el asiento de la silla". La defensa del arrestado requirió al juzgado que reclamase a la Guardia Civil de Molina de Aragón las grabaciones de las cámaras de seguridad de la zona de detenidos del cuartel, pero no pudieron conseguirlas porque había pasado más tiempo del que ley permite mantenerlas archivadas.
Cuando a la mañana siguiente la dueña del bar acudió al cuartel a poner una denuncia porque se encontró el local abierto de par en par, con sangre en el suelo y algunas monedas tiradas, se enteró de que su empleado había sido detenido. "No entiendo por qué la Guardia Civil detuvo a una persona y no fueron capaces de avisarme de lo que había ocurrido y permitieron que mi restaurante permaneciese hasta las 8 de la mañana abierto, con las llaves puestas, expuesto a que me hubiesen robado de verdad", ha explicado a la SER.
La citada emisora ha informado de que la Dirección General de la Guardia Civil ha abierto un expediente disciplinario a los dos agentes, que se paraliza hasta que haya resolución judicial. Los guardias civiles actualmente están prestando servicio con normalidad.