Marcial y Juan, dos hermanos de la localidad de Los Navalucillos (Toledo), habían planeado una jornada de caza para la noche del viernes junto a otra persona. Los tres, cazadores experimentados, iban a hacer una 'espera' -como se denomina en el argot este tipo de prácticas- para cazar jabalíes. Sin embargo, la mala suerte se cruzó en su camino pocos minutos antes de que volviesen a casa cuando un disparo de Juan, de 70 años, alcanzó a su hermano mayor, Marcial, de 79, que murió prácticamente en el acto.
Fue el propio Juan el que llamó a los servicios de urgencias y emergencias 112. Al lugar acudieron miembros del servicio sanitario que no pudieron hacer nada por salvar la vida del hombre y patrullas de la Guardia Civil que detuvieron al hermano menor para esclarecer los hechos.
Después de tomarle declaración, los miembros de la Benemérita le pusieron en libertad al constatar que los indicios apuntaban a una muerte accidental. La hipótesis del homicidio imprudente ahora tiene que ser corroborada por el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 4 de Talavera de la Reina, que está llevando el caso en funciones de guardia.
Nada más conocerse el suceso, la comitiva judicial se personó en el lugar de los hechos la madrugada del viernes al sábado para abrir diligencias previas. Desde el Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha, confirman que Juan todavía no ha pasado a disposición judicial.
Fuentes de la Guardia Civil también han confirmado a EL ESPAÑOL-EL DIGITAL CLM que la 'espera' que estaban practicando era totalmente legal. Los cazadores se encontraban en un coto situado en un paraje conocido como 'Las Regañás', en el término municipal de Los Navalucillos, donde estaban plenamente autorizados para cazar.
Las 'esperas' son una modalidad de caza habitualmente nocturna, que consiste en esperar a los animales a abatir en un lugar concreto por el que los cazadores tienen constancia que puedan pasar. Por ello, se hace solo con la luz natural de la luna y en un silencio absoluto.
Los que conocían a los dos hermanos apuntaban desde un primer momento a la hipótesis del accidente. Uno de ellos era José Ángel Pérez, el alcalde de esta localidad de 2.100 habitantes que en conversación con este medio confirmaba la buena relación que existía entre ambos hermanos y su pericia como cazadores experimentados.
"Era un paraje muy conocido para ellos, porque tenían una pequeña casa de campo allí. Estaban muy acostumbrados al terreno y cazar de noche. Eran gente muy experimentada y sabían los peligros que conlleva, así que ha tenido que ser un fallo", relataba Pérez, quien aseguraba que ambos hermanos eran solteros e "iban siempre juntos".
Entierro de Marcial
Marcial era enterrado este domingo en el cementerio municipal de Los Navalucillos. Al funeral, celebrado en la parroquia de la localidad, acudieron cientos de vecinos de Los Navalucillos, consternados por el fatal desenlace de esta jornada nocturna de caza.
El Ayuntamiento de la localidad, en señal de duelo, mantendrá sus banderas a media asta y con crespón negro hasta este miércoles.
José Ángel Pérez ha recordado en unas declaraciones a la agencia Efe que desgraciadamente no es la primera vez que una situación así se vive en esta localidad de la comarca de Los Montes de Toledo.
"Por desgracia ha habido varios accidentes", aseguraba. El más grave, como él mismo recordaba ocurrió en 2008 y en él un padre también disparó por accidente a su hijo que falleció.
"Es un hecho fatal, las armas de fuego es lo que tienen", se lamentaba el alcalde de Los Navalucillos, que ha pedido mucha precaución a la hora de manipular las armas.