Agentes de la Policía Nacional han detenido a siete hombres de Europa del Este, con edades comprendidas entre los 25 y los 62 años, como integrantes de una presunta organización criminal de dedicada al cultivo intensivo de marihuana para su posterior comercialización en el mercado negro.
La investigación arrancó en diciembre de 2023, cuando el grupo de estupefacientes de la Comisaría Provincial de Albacete recibió varias informaciones sobre la posible presencia en la capital manchega de un grupo de personas de origen báltico que habrían llegado para llevar a cabo la actividad ilícita.
Una vez iniciadas las pesquisas, el primer hecho que llamó la atención de los agentes fue que un matrimonio de origen lituano -procedente del municipio alicantino de Calpe- había alquilado una vivienda de lujo en una urbanización ubicada en las afueras de Albacete. Su llegada a la ciudad no tenía ninguna lógica razón aparente, ya que ni trabajaban allí ni tenían ningún tipo de arraigo, ha explicado la Policía en una nota de prensa.
Gracias a distintas vigilancias y seguimientos, los investigadores pudieron comprobar que este matrimonio seguía residiendo en Calpe y de forma periódica se desplazaba hasta Albacete para pasar breves periodos de tiempo en el interior de la vivienda alquilada.
Fue el pasado día 20 de febrero cuando los policías detectaron que otros miembros de la misma organización habían llegado a esta lujosa casa de Albacete con la finalidad de recolectar y transportar una cantidad importante de marihuana, cultivada en el interior.
Por este motivo, se procedió a realizar un registro en el interior del inmueble, donde los agentes sorprendieron a siete personas llevando a cabo labores de recolección y secado de sustancia estupefaciente. Allí se incautaron 311 plantas de cannabis y 81 kilogramos de cogollos de marihuana. Por estos hechos todos los implicados fueron detenidos.
Sofisticado centro de producción
Según ha explicado la Policía Nacional, la organización criminal estaba utilizando toda la planta del sótano de la vivienda para llevar a cabo el cultivo ilícito de marihuana, contando con un sofisticado centro de producción que estaba dotado de las últimas tecnologías para optimizar el crecimiento y la calidad de la sustancia estupefaciente cultivada.
La plantación estaba sectorizada en varias zonas: una primera zona en un sótano independiente donde se cultivaban los esquejes de marihuana hasta que estos se convertían en plantas. Después, eran trasladadas a otra dependencia más grande donde crecían hasta desarrollar los cogollos de marihuana. De esta forma, conseguían aumentar la productividad de la plantación, logrando recolectar hasta una cosecha cada 90 días.
Existía también una tercera zona, diferenciada de las anteriores, donde se llevaban a cabo labores de limpieza y secado de los cogollos de marihuana. Por último, la droga era envasada al vacío para poder transportarla de manera más cómoda y discreta a bordo de vehículos.