El joven Juan Pérez 'El Soroso', asesino confeso del niño Mateo en Mocejón, ya ha sido puesto a disposición judicial. Un furgón de la Guardia Civil ha salido a las 8.42 horas de la mañana de la Comandancia de Toledo y lo ha trasladado hasta los jugados de la capital castellano-manchega, donde el vehículo ha accedido a través del garaje minutos antes de las 09.00 horas.
Los investigadores han apurado casi hasta el límite el tiempo máximo de detención para recabar el mayor número de pruebas posibles sobre este crimen que ha conmocionado a toda España. Un barrendero de Mocejón halló este miércoles un cuchillo de cocina con "restos biológicos humanos" -así lo marcó un perro del servicio cinológico- en un descampado cercano a la casa del padre del joven detenido, vivienda en la que se produjo el arresto el lunes poco después de las 15.00 horas.
Se desconoce por el momento si el Laboratorio de Criminalística de la Guardia Civil en Madrid ha encontrado AND en ese cuchillo, que podría ser el arma homicida. Mateo murió de 11 puñaladas asestadas con un objeto punzante el pasado domingo cuando jugaba tranquilamente al fútbol con unos amigos el pasado domingo por la mañana en el polideportivo municipal de Mocejón. El asesino confeso declaró que había arrojado el cuchillo a un canal de riego cercano, pero tras un exaustivo trabajo con unidades subacuáticas especializadas y maquinaria pesada, los agentes de la Benemérita no encontraron nada.
Problemas mentales
Una vez puesto a disposición del Juzgado de Instrucción número 3 de Toledo, que se hizo cargo del caso al estar de guardia cuando se perpetró el crimen, será la magistrado titular la que tendrá que decidir sobre el futuro más inmediato de Juan Pérez, del que su padre ha asegurado públicamente que tiene una discapacidad mental de más del 70 %.
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Una vez detenido, el presunto asesino confesó el crimen ante los investigadores de la Guardia Civil, aunque lo hizo de manera inconexa y en tercera persona. Según pudo conocer EL ESPAÑOL de fuentes conocedoras, afirmó a los agentes: "Lo ha hecho mi otro yo. He visto cómo me robaba la cara. Tenía mi rostro y mi cuerpo y ha apuñalado al niño, pero no he sido yo".
La jueza tendrá que valorar ahora la situación mental del detenido, posiblemente en base a una prueba pericial, y tras tomarle declaración decidirá si es necesario realizar una reconstrucción del crimen sobre el terreno. Más adelante, decidirá si Juan Pérez queda en libertad -una posibilidad extremadamente remota debido a la gravedad de los hechos que se le imputan-, ingresa en prisión provisional o en un centro psiquiátrico penitenciario.
Según el artículo 20 del Código Penal, una persona que padece una anomalía o alteración psíquica que le impide comprender la ilicitud de sus actos o actuar conforme a esa comprensión, puede ser declarada inimputable. Esto significa que, en lugar de enfrentar una pena de prisión, podría ser sometido a una medida de seguridad como el internamiento en un centro psiquiátrico.
Posible planificación
Aunque los vecinos de Mocejón y los familiares del detenido coinciden en que Juan parece problemas mentales, la investigación policial trata ahora de clarificar un posible móvil, lejos de la simple enajenación, que hubiera hecho que el joven de 20 años planificara el crimen.
El pasado domingo, presuntamente, tomó un cuchillo, caminó kilómetro y medio, se coló en el polideportivo municipal de Mocejón y asesinó a un niño de once años con el rostro tapado. Después del crimen huyó andando y fue a casa de su abuela, donde llegó sudado. Se duchó y la anciana lavó su ropa. Tanto ella como el padre del asesino confeso han declarado que nunca sospecharon de Juan. La declaración del joven en el juzgado será clave para confirmar o desmentir este extremo.