Si por algo es conocida Castilla-La Mancha en todo el mundo es por su gastronomía. La sinergia entre sus productos y su cultura se logra en sus exquisitos y contundentes platos, que combinan tradición y buen gusto.
Las recetas castellano-manchegas llevan por bandera los productos de la tierra y requieren una elaboración lenta y cuidada. Tal y como manifiesta la Junta de Castilla-La Mancha, a través de su sello ‘Raíz Culinaria’, es una cocina “auténtica y con carácter”. Acentúan “la excelencia de la materia prima, poniendo en relieve las técnicas ancestrales autóctonas que han traspasado fronteras y han sido el germen de otras cocinas del mundo”.
En este sentido, destacan algunas características como la humildad, con una cocina transparente que no entiende “de excesos ni extravagancias”, la sencillez, la conservación en el tiempo y el orgullo identitario.
Es por ello que hay recetas que todo castellano-manchego tiene que conocer. Tal y como destaca en su web ‘Turismo de Castilla-La Mancha’, si eres de la región, vives en ella o tienes previsto viajar a alguna de las cinco provincias de la comunidad, estos son los diez platos que tienes que probar.
1 Atascaburras
Este plato es típico de los días de nieve en la provincia de Albacete, en concreto, en la sierra. Está elaborado a base de bacalao desalado, aceite de oliva, huevos duros, ajo, patatas y nueces.
Tiene un aspecto parecido al de una mousse, con una textura de puré de patata de sabor contundente. Puedes encontrarlo en bares y restaurantes de Albacete capital, además de en el resto de municipios de la provincia.
2 Berenjenas de Almagro
En pleno campo de Calatrava, en la provincia de Ciudad Real, uno de los platos más exquisitos son las berenjenas de la variedad ‘Dealmagro’, cuyo proceso de elaboración “da origen a una de las mejores tapas de toda la gastronomía española”.
La fermentación del vinagre, el aceite de oliva, la sal, cominos, ajos, pimentón y agua, durante un periodo de catorce días, da origen a este aperitivo de sabor exclusivo, bajo en calorías y rico en fibra. Además, suele sofisticarse rellenándolas con pimiento rojo.
Según los expertos, su origen puede remontarse a la cocina árabe. Aunque es un plato imprescindible en todos los puntos de Castilla-La Mancha, actualmente, se puede encontrar en cualquier parte del mundo.
3 Carcamusas toledanas
El escritor toledano, Manuel Palencia, designa el origen del nombre de este plato en la mezcla de la palabra “carca”, que designaba a personas no jóvenes, con “musa”, que definía a una mujer más joven. Entre estos dos tipos de personas estaban los comensales que pedían el plato, originario del Bar Ludeña de Toledo, que mezcló las dos palabras para definirse.
Hoy en día, es una de las tapas más típicas de Toledo, compuesta por carne guisada con tomate, guisantes y un punto de picante. Se presenta en cazuela de barro y se acompaña con pan.
4 Cordero manchego
La calidad del cordero de raza manchega ha hecho que no solo se presente de manera tradicional, asado al horno de leña, sino de otras formas más novedosas que los chefs han logrado crear.
En la región, este animal es alimentado con materias primas naturales y su sacrificio y procesado sigue un riguroso proceso para garantizar su “jugosidad, terneza y suavidad”.
5 Duelos y quebrantos
Pese a su nombre, la sensación al paladar de este plato está muy lejos de cualquier calificación negativa. El Quijote de Cervantes ya lo lleva por bandera, por lo que se ha convertido en una receta tan internacional como sencilla. “Pura gastronomía castellano-manchega”.
Su preparación consiste en un preparado de huevos revueltos con chorizo, jamón y tocino. Es un plato “capaz de alegrar a cualquier duelista y reparar a todo quebrantado”.
6 Gachas
Las gachas manchegas son una de las recetas más tradicionales y arraigadas de Castilla-La Mancha. Unidas a la tradición de la matanza, consisten en una mezcla de harina de almorta, panceta, ajos, pimentón, aceite y sal.
Su contundente sabor sorprende a todo el que lo prueba, que es seducido por el toque exótico de la almorta, una planta que se encuentra, principalmente, en Castilla-La Mancha.
7 Gazpacho manchego o galianos
La torta cenceña manchega, un pan sin levadura que mezcla cultura árabe, cristiana y judía, es uno de los principales ingredientes de este plato.
Con la torta desmigada en su interior, es un guiso que combina mucho caldo con trozos de conejo, liebre, pollo o perdiz. También se le conoce con el nombre de galianos, con el que Cervantes lo presenta en ‘El Quijote’.
8 Migas de pastor
Las migas, también, son una de las recetas más arraigadas de la gastronomía castellano-manchega. Consideradas plato de pastores, suelen acompañarse con uvas, melón o pepino.
Llevan pequeños trozos de pan duro, sofritos en aceite, junto con ajos, torreznos, panceta, chorizo y pimentón. Dicen que el secreto está en el modo de cortar el pan y en la proporción de agua y aceite.
9 Morteruelo
Este plato medieval es capaz de transportarnos al pasado a través de un viaje sensorial. Su origen es muy antiguo, ya que se nombran en el Fuero de Molina -de Aragón- en el siglo XII.
Es una receta a base de carne de caza e hígado de cerdo. Su cocción, junto a las especias y el pan rallado, da como resultado una pasta de suave textura y exquisita si se come con pan.
10 Pisto
Otro de los platos más tradicionales de la región. Tomate, pimiento, cebolla, ajo y, en algunos casos, calabacín. Se elabora pochando, lentamente, las verduras, con aceite de oliva. Después, se deja reposar antes de servir. Se ha convertido en una de las recetas más características de la cocina castellano-manchega, logrando expandirse por todo el mundo.
En su proceso de internacionalización, se ha transformado en un plato muy variado, dependiendo de la zona y la persona que lo elabore. Sin embargo, el sabor original solo puede probarse en Castilla-La Mancha.