El órgano más importante en la sexualidad es el cerebro, a nivel hormonal y en su dictado psicológico sobre lo que percibimos, sentimos, interpretamos, esquematizamos... Todo lo demás es secundario. 

Es cierto que avanzar hacia la vejez es un proceso de involución en el que o vamos trabajando y aceptando los cambios inevitables que se producen o tendremos constantes frustraciones. Pero avanzar en la madurez, “vivir” años, nos aporta muchísimas lecciones que de otra manera a estas alturas de la vida no serían posibles, porque hemos de vivir para aprender y también para, en algunos aspectos, perder SÓLO capacidades físicas, pero la riqueza personal es maravillosa si lo hemos sabido aprovechar.

Compararnos con antes solo nos va a crear ánimos depresivos sin cambiar nada. Hay que empezar a descubrir las otras ventajas que también nos van a seguir dando chispa como antes o más, pero con cosas distintas. ¡¡¡Nuevas emociones!!!

Vamos a ver cuáles son los principales cambios en la sexualidad, anatómica, química y psicológicamente.

En los hombres

Disminuye la líbido, principalmente porque también disminuyen los niveles de testosterona. Esta hormona no influye nada en el desempeño sexual ni en la pérdida de erección. Que esté más baja tendrá que ver con que a los hombres les apetezca menos, con que se “sientan más sensibles”. Y como dicen algunos de ellos: “No me apetece acostarme con nadie si no tengo sentimientos”... Además de la parte emocional de esa persona, seguro que también nos encontramos unos niveles más bajos de testosterona.

Se pierde rigidez en el pene por enfermedad vascular y porque también hay menos sensibilidad en la piel del miembro, por lo que al hacer la penetración la sensibilidad es menor y la erección menos potente. Esta pérdida se debe a la hipertensión, la diabetes y el déficit de vit.B12, independientemente de que penetrar en una vagina distendida por los partos hace aún más difícil el roce con presión que sí se produciría en una vagina tonificada y, por tanto, la sensibilidad también es menor.

Disminuye la fuerza con la que se expulsa el semen en una eyaculación. Esto tiene que ver con el músculo pubocoxígeo, que si está fortalecido hará que las eyaculaciones sean más “festivas”. Se entrena y se fortalece encogiendo el ano varias veces al día (ahí estamos movilizando este músculo ) o aprovechado el momento de ir a hacer pis y cortar/soltar el chorrito. Las personas sedentarias tienen eyaculaciones pequeñas y sin ninguna explosividad. También son menos placenteras. Con lo cual, hacer ejercicio, y además ejercicio de este músculo, va a revertir este proceso de eyaculaciones cortas y producirá orgasmos más intensos.

Disminuye el tamaño de los testículos.

La urgencia eyaculatoria es menor, con lo cual los problemas de eyaculación precoz desaparecen por todo lo dicho antes.

El período refractario es mucho mayor. Jóvenes que acaban de tener una relación sexual son capaces, pasados solo unos minutos, de tener otra. En personas mayores es necesario que pase un día y hasta una semana, a veces, hasta poder volver a tener otra relación sexual, hasta poder tener otra erección.

En general, hasta aproximadamente los 60 años no se suelen tener dificultades erectivas a no ser que se esté polimedicado por la razón que sea o que se tenga patología, sobre todo vascular temprana, que va a influir en la capacidad erectiva y en la dificultad para poder hacer una penetración. 

Una erección que no sea total, una rigidez media, podría hacer posible la penetración.

Es en estos momentos, aun siendo jóvenes, cuando pueden empezar a sentirse psicológicamente inseguros y empezar un problema erectivo más agudo de causa psicológica, que en muchísimos casos hará imposible la penetración y hasta la evitación de cualquier tipo de acercamiento sexual por miedo a fallar.

Suele ser a partir de los 70 cuando estas dificultades son más evidentes y las erecciones suelen no ser suficientemente potentes para poder hacer la penetración.

En las mujeres

La menopausia se encarga de dar un vuelco con cierto peso en la sexualidad femenina, pero no tanto como se cree. Se produce una disminución de la líbido sobre todo por molestias vaginales, que se producen por alteraciones hormonales y a nivel psicológico por anticipación de no disfrutar con su pareja.

Hay atrofia vaginal, que hace que las paredes de la vagina estén más rígidas, por lo que la penetración puede ser molesta. Se tiene menos flexibilidad muscular en esa zona y la distensión a la hora de penetrar es menor y molesta. La vagina se estrecha y es menos elástica. Esta atrofia vaginal puede resolverse o mejorar mucho con tratamientos con láser.

Disminuye la lubricacióncon lo cuál la penetración también es más molesta. Esto se resuelve con lubricantes durante el coito y/o usando hidratación habitualmente. 

El clítoris, que es el equivalente al pene en el hombre, mantiene todas sus funciones. La sensibilidad en esta zona permanece intacta. ¡Qué suerte tenemos!

Los niveles de serotonina bajan y puede existir ánimo más deprimido.

La redristribución de la grasa cambia y se acumula en zonas que cambian la forma física a la que estábamos acostumbradas, y cuesta más perder peso. Esto nos influye psicológicamente y empezamos a “escondernos” y a acomplejarnos, sobre todo las mujeres que se cuidan.

- Los orgasmos siguen existiendo en la misma cantidad, seguimos siendo multiorgásmicas gracias, sobre todo, a la habilidad de quien estimula el clítoris, pero la intensidad es menor, son menos placenteros y menos explosivos por la rigidez y atrofia de las paredes de la vagina. Aquí vuelvo a recordar la importancia del músculo pubocoxígeo del que hablaba antes, que en las mujeres se fortalece de la misma manera, haciendo contracciones con el ano y cortando el pis varias veces. El placer durante un orgasmo va a depender de la tonicidad muscular de la zona, que al contraerse con mayor o menor facilidad, así será lo que sintamos.

La verdad es que la menopausia puede convertirse, para muchas mujeres, en la excusa perfecta para no quere tener sexo , si con sus parejas no han disfrutado apenas o nada y encima tener sexo lo han visto cmo un deber.

Nosotras no tenemos apenas dificultades, que no sean fácilmente salvables, para tener una sexualidad satisfactoria independientemente, como ocurre también en los hombres, de las dificultades físicas de movilidad de la edad.

Por ello, todos estos cambios en la edad madura influyen mínimamente en la capacidad sexual de las mujeres. En los hombres los cambios se pueden interpretar como más severos si la sexualidad la reducen a su capacidad para la penetración. 

Así que creo que hasta muchas mujeres están abriendo los ojos de forma sorpresiva. La sexualidad, el deseo… básicamente están en el cerebro. Las ganas se tienen con la voluntad, con la fantasía y con el amor hacia el otro.   

Y yendo a la parte activa, ahora ya sabiendo qué cosas son normales en cierta edad madura, qué cosas no dependen de nosotros y con las que no tenemos que sentirnos avergonzados o inseguros, ahora que ya sabemos todo eso, no hay excusas para no tener sexo con tranquilidad y sin esas expectativas (sobre todo en los hombrse) que al no cumplirse les hacen hundirse en la miseria, como si a nosotras nos importase algo la penetración (que no debería).

LO MÁS IMPORTANTE EN ESTA ETAPA DE LA VIDA, A TODOS LOS NIVELES, ES TENER UNA BUENA COMUNICACIÓN Y CONFIANZA.

Las posturas

Las más cómodas, sin aspavientos. Qué necesidad de hacer el pino y otros numeritos cuando eso solo nos hace gracia o hasta nos parece ridículo a cierta edad.

LO MÁS IMPORTANTE AHORA Y EN LO SUCESIVO SERÁN LOS JUEGOS Y LAS CARICIAS,  porque casi se convertirán en lo único. Algo realmente imprescindible siempre en toda relación sexual a la edad que sea.

Posturas en las que no haya molestia física ni en las que haya tensión muscular, en el caso en el que sea posible la penetración. Posturas de pie, “la del perrito”, ella encima de una mesa, brazo del sofá... Posturas donde ella esté cómoda y con la pelvis accesible para poder hacer una penetración sin dificultades para él.

Pero repito que lo más importante van a ser los juegos, tocamientos, besos, muchos besos, besos en el cuello (los besos segregan oxitocina que hace tener más ganas de tener sexo), besos en el lóbulo de la oreja, caricias por la cara interna de las piernas, por la espalda, por la cintura y caderas, caricias-mordisquitos en glúteos, roces y caricias por la parte baja del abdomen llegando casi al pubis y “rondando” la zona, porque esto aumenta mucho la excitación, intacta en ambos. Masturbar, acariciar genitales. 

Y tener o no tener un orgasmo no es el objetivo, EL OBJETIVO ES DISFRUTAR.

En los hombres es posible eyacular aunque no tengan erección. Ahí está la capacidad del cerebro para sentirse excitado y las caricias, besitos, fantasías... para sentir una excitación tal que aunque el pene no esté erecto por los problemas descritos antes, sea posible tener un orgasmo y eyacular.

Muchas relaciones de pareja se pueden ver favorecidas por esta nueva forma de interacción sexual. Ya os digo que las mujeres estamos encantadas con los juegos y sin ninguna necesidad de penetración, digan lo que digan muchas mujeres en este aspecto por desinformación. 

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Así que a disfrutar!!!!!!!!!!

Ana M. Ángel Esteban.

Psicóloga y sexóloga. Teléfono 615 22 46 80. Perfiles en Twitter y Facebook