La Fundación Docomomo ha reconocido la Casa del Príncipe Metternich construida en la emblemática Dehesa de Zacatena, junto al Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel (Ciudad Real) como un edificio ejemplar de la arquitectura moderna.
Por ello, la fundación ha instalado en este edificio, convertido en alojamiento rural, una placa para reconocer su valor. Una distinción para edificios modernos que se empezaron a construir a partir de 1925 en España y Portugal, en los que no sólo se experimentaron nuevos programas y formas constructivos, sino que se hicieron con nuevos materiales y tecnologías, poco ensayados hasta entonces.
En el acto de colocación de esta placa han estado presentes el gerente de la Casa del Príncipe, Jesús María Pozuelo; la viceconsejera de Cultura, Carmen Teresa Olmedo; José Antonio Herce, en representación de la fundación; Elena Guijarro y Federico Pérez, del Colegio de Arquitectos de Ciudad Real; y el concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Daimiel, Jesús Villar.
Casa Metternich
Esta joya arquitectónica fue mandada construir en los años 70 por el Príncipe de Metternich, un descendiente de una amplia y conocida familia diplomática y aristócrata de origen alemán, pero con ascendencia española.
El proyecto nació como residencia familiar de sus ilustres propietarios, pero tras su rehabilitación se ha convertido en una de las mejores casas rurales del país, reconocida con cuatro estrellas y con capacidad para unas 19 personas.
Dirigido por el estudio arquitectónico Harnden & Bombelli, con sede en Barcelona, el edificio muestra una estética de líneas puras con clara influencia en su construcción de las casas veraniegas y frescas de las costas de Cadaqués, marcada por una arquitectura cúbica y monolítica de vocación escultórica cuyo imponente tamaño habla por sí mismo, creando un gran contraste con el paisaje que la envuelve.
Fueron el inglés Peter Harnden y el italiano Lanfranco Bombelli quienes diseñaron en los años 70 cada rincón de esta singular villa con un acabado natural y sencillo, siembre siguiendo las corrientes del diseño minimalista. Los colores predominantes en todo el proyecto son blancos, terracota y crudos en contraste con diferentes elementos decorativos en negro y acentos en azul real.
El edificio cuenta con una planta principal pentagonal dividida en varios volúmenes que se orientan en torno a una espectacular piscina con una gran terraza. La zona noble central consta de un gran salón social con una amplia chimenea. Unido a esta zona social y cerrando el espacio exterior de la terraza y piscina se encuentran dos alas de dormitorios.