La creencia popular a menudo sostiene que los optimistas son ajenos o están protegidos de la depresión. Son aquellas personas que ven siempre el vaso medio lleno y que parecen estar exentos de caer en los oscuros abismos de esta enfermedad. Sin embargo, la realidad es mucho más compleja y distinta, según las circunstancias. Los optimistas también somos personas.

Vamos a adentrarnos en la fascinante intersección entre el optimismo y la depresión, explorando cómo pueden coexistir y qué implicaciones tiene esto para nuestra comprensión del bienestar mental. Los optimistas no son inmunes a problemas emocionales, sobre todo en ciertas situaciones de susceptibilidad. Ni ellos mismos se lo creen cuando pasa.

Comprender la relación entre estos dos estados emocionales opuestos es fundamental para derribar mitos y estereotipos. Esto es fundamental para "tirar" de empatía y ver cuándo un optimista está deprimido y ofrecerle ayuda.

Normalmente, el optimista, en su círculo habitual, ya "tiene la fama" de resolutivo, de que no se agobia, de que levanta a todo el mundo, de que ve la parte positiva real del tema, deque sonríe siempre y contagia, de que siempre está... En fin, es un superman o superwoman a nivel emocional, y a veces NO ES ASÍ.

En estas circunstancias, al optimista, que ya tiene asumido su papel, le cuesta exteriorizar e incluso disimula que está mal. Tiene que estar muy mal para exteriorizar límites y es entonces cuando los demás dudan, no se lo creen, o se lanzar a ayudarle... Ahí es donde vemos el grado de empatía y cercanía de las personas de su entorno.

Como una posible definición de optimismo podríamos decir que es una inclinación mental que lleva a las personas a anticipar resultados positivos en diversas situaciones de la vida, adoptando una actitud esperanzada y positiva frente a los desafíos. Por otro lado, la depresión es un trastorno del estado de ánimo caracterizado por una profunda tristeza, pérdida de interés en actividades cotidianas y una disminución en la capacidad de funcionar en la vida diaria. Tiene que ver con el pesimismo, pero es algo más que eso. La depresión puede afectar el pensamiento, el comportamiento y el bienestar emocional de una persona.

Comprender estas definiciones es esencial para explorar cómo incluso aquellos con una disposición optimista pueden experimentar episodios de depresión, desafiando el mito de la inmunidad emocional. El optimista no se viene abajo así como así: cuando se deprime siempre es en base a algún suceso real desafortunado (salud, relaciones de pareja, trabajo....) importante en su vida y que no tiene capacidad de controlar y sobre el que ya "ha practicado ser optimista", pero vuelve a darse la situación negativa sobre la que ponía esperanza.

Indefensión aprendida

Es un proceso normal emocional que se llama indefensión aprendida... Por muy optimista que seas las primeras veces cuando ocurre algo malo, si esto continúa en el tiempo, se repite, aprendes la actitud mental de que puede y casi seguro que va a seguir sucediendo, por lo que te deprimes.

Es curioso que un optimista, en estas situaciones, sigue pensando que va ha salir bien lo que sea que está sucediendo, no se rinde tan fácilmente, y esto no es racionalizado, le sale de forma natural. Un optimista se deprime cuando ya no puede más, literalmente.

Entender la relación entre el optimismo y la depresión es crucial para desmontar falsas creencias y proporcionar un enfoque más comprensivo hacia la salud mental. Cualquier persona, independientemente de su actitud general, puede enfrentarse a desafíos emocionales profundos. Cualquiera que nunca haya sentido una flaqueza emocional relacionada con la tristeza o la impotencia, cualquiera que se sienta ajeno a estas "memeces" -llamadas por algunos-, también están al alcance de ser atrapados por este ánimo ininteligible, para quienes nunca lo han sufrido e, incluso lo han criticado. Podría describir múltiples casos en la consulta.

Abordar esta relación permite no solo identificar señales tempranas de depresión en aquellos que generalmente son optimistas, sino también desarrollar estrategias de apoyo específicas.

Sobre esta creencia generalizada de que las personas optimistas están protegidas contra la depresión he de decir que, además de ser incorrecta, hasta puede resultar perjudicial.

El optimismo no es un escudo mágico contra el sufrimiento emocional. Cualquiera, independientemente de su disposición positiva o negativa, puede enfrentar episodios de depresión. Es imperativo desmitificar esta idea errónea para evitar estigmatizar aún más a quienes luchan en silencio con su bienestar emocional, independientemente de su actitud optimista. Es que si se da esta idea generalizada de la persona fuerte que solo está en un bache, puede suceder que no obtenga los apoyos necesarios y se relativiza en extremo su situación, y por ende sentirse sola e incomprendida, en una lucha interna de 'tengo que seguir siendo fuerte pero no puedo'... y hundirse más si cabe.

La tendencia a ver el lado bueno de las cosas se da por hecho que protege de sentimientos negativos y trastornos emocionales graves. En la sociedad, a menudo se asume que quienes mantienen una perspectiva alegre y enérgica no pueden experimentar tristeza o desesperanza. Se les ve como individuos capaces de enfrentar cualquier adversidad con una sonrisa, sin dejarse afectar por las circunstancias adversas. Y así suele ser en la mayoría de su tiempo hasta que llegan problemas importantes que se mantienen en el tiempo, sin que ellos puedan ejercer ningún tipo de control sobre ellos.

Asimismo, los optimistas suelen ser considerados como pilares de fortaleza emocional para otros, lo que contribuye a perpetuar el mito de su inmunidad frente a la depresión.

Uno de los estereotipos más fuertes es la creencia de que los optimistas están perennemente alegres y son inmunes a los problemas emocionales. Esta percepción sesgada ignora la complejidad del comportamiento humano y la realidad de que todos, independientemente de su perspectiva general sobre la vida, pueden experimentar altos y bajos emocionales. Los optimistas, al igual que cualquier otra persona, están sujetos a factores estresantes y decepciones que pueden afectar su salud mental. Es crucial entender que mantener una actitud positiva no significa ausencia de tristeza o vulnerabilidad. Reconocer esto permite un enfoque más empático y realista hacia quienes se esfuerzan por mantener una visión positiva pero enfrentan dificultades emocionales al igual que los demás.

Señales de depresión en el optimista

Los síntomas son profundo cansancio -que les impide hacer lo básico de cada día-, inapetencia por nada de lo que normalmente les gratifica hacer, pesadez en el cuerpo, falta de ilusión por nada, imposibilidad de concentrarse,incapacidad de hacer tareas complejas. Además, pueden mostrarse más irritables o tener crisis de llanto sin razón aparente. Pueden alejarse de actividades que anteriormente disfrutaban, experimentar cambios en su apetito o patrones de sueño alterados y sentir una falta general de interés o motivación. Estas señales, aunque sutiles, son indicativas de que algo no está bien y merecen atención inmediata, tanto de amigos como profesional.

Por ejemplo, no pueden llamar tres veces por teléfono para resolver algo o comenzar alguna tarea compleja. Anticipar eso les echa hacia atrás y no lo hacen. Ganas de llorar y llorar sin saber por qué. Anticipar que las cosas van a salir mal en cualquier cosa, de forma generalizada, cuando antes hacían todo lo contrario en todo. Negativa a relacionarse socialmente, no les apetece, no se ven a la altura de reír, no tienen ganas de hablar, se creen un lastre para los demás en momentos de ocio compartido y lo evitan. Dificultad para dormir, despertares nocturnos y sensación de cansancio al levantarse..

TODO esto un optimista lo atribuye a algo físico: "¿Tendré el hierro bajo, el tiroides estará mal, estoy cansado por tanto trabajo, será el calor? No son conscientes de que están deprimidos porque nunca antes lo han estado y esto que sienten lo atribuyen a factores externos. Es como si se negaran a aceptar que ellos, resolvedores y chispitas, están así "piltrafillas" (y lo digo con todo el cariño , porque hasta ellos mismos se gastarían esa broma, y lo hacen, aun estando mal).

Qué factores conducen a la depresión en optimistas

Es fácil asumir que los optimistas, con su actitud generalmente positiva, repito una vez más, están protegidos contra la depresión. Sin embargo, esta suposición puede resultar engañosa. Diversos factores pueden influir para que incluso una persona optimista pueda llegar a sufrir depresión. A continuación, te cuento, cómo el estrés y las expectativas no cumplidas, así como los fallos y decepciones personales, pueden contribuir significativamente a la aparición de la depresión en personas que, aparentemente, deberían ser más resilientes a tales emociones. Y normalmente lo son. Realmente son un ejemplo de superación para los demás, son un ejemplo de fortaleza para ellos mismos y para ayudar a quienes les rodean con su actitud y capacidad, pero son personas. Esto les mina a ellos y a cualquiera:

- El estrés y las expectativas son factores clave que pueden llevar a la depresión incluso a las personas optimistas.

Un individuo optimista puede establecer metas altas y tener expectativas positivas sobre el futuro. No obstante, cuando la realidad no cumple con estas expectativas, el optimismo puede transformarse en una fuente significativa de estrés.

Además, la presión por mantener una actitud positiva constante puede ser extenuante. Los optimistas a menudo sienten que deben ser fuertes y felices para cumplir con las expectativas de los demás, lo que puede llevar a una acumulación de emociones negativas no expresadas.

En resumen, tanto las altas expectativas como el estrés asociado con mantener una imagen optimista pueden desencadenar episodios de depresión, subrayando la complejidad de este fenómeno que van a empezar a sufrir en soledad y que solo van a expresar a veces, solo con las personas de mucha confianza. Se sienten una decepción en sí, y a veces culpables por no poder superar por ellos mismos esta etapa, normal en la vida, lo que suma desesperanza y tristeza.

- Fallos y decepción

Para los optimistas, los fallos pueden ser especialmente devastadores. Aunque tienden a tener una perspectiva positiva, la decepción inminente ante logros no alcanzados puede impactar profundamente. Este grupo suele colocarse metas elevadas y, cuando no las cumplen, enfrentan sentimientos de insuficiencia y frustración.

La discrepancia entre sus expectativas optimistas y la realidad puede conducirlos a un estado de desaliento. Incluso eventos pequeños pueden ser interpretados como grandes fracasos. La acumulación de tales decepciones puede erosionar gradualmente su resiliencia emocional, haciéndolos susceptibles a episodios depresivos.

Además, los optimistas pueden carecer de mecanismos adecuados para procesar estos sentimientos negativos, pues su enfoque constante en lo positivo los deja mal preparados ante situaciones adversas. Están acostumbrados a luchar y conseguir, para ellos y para los demás , si son además empáticos.

- Cambios de comportamiento externos y señales emocionales

Identificar los cambios de comportamiento en los optimistas puede ser desafiante, ya que suelen esconder sus sentimientos negativos. Sin embargo, algunos signos evidentes incluyen la retirada social, donde el individuo comienza a evitar actividades y reuniones que solía disfrutar. La disminución del rendimiento en el trabajo o estudios es otra señal, ya que la falta de motivación y energía afecta su capacidad de concentración y productividad. Además, los optimistas deprimidos pueden desarrollar hábitos poco saludables como comer en exceso o abusar del alcohol, insisto, buscando aliviar el malestar emocional. Estos comportamientos indican un intento de lidiar con la tristeza que experimentan internamente, a pesar de su naturaleza habitualmente positiva.

La comida y/o el alcohol es lo típico que produce una gratificación inmediata en soledad. Saben que no hacen bien pero no encuentran alivio en nada. Esto puede llegar a hacerles sentir culpables pero también saben que será temporal (ahí está su optimismo de nuevo aun estando deprimidos). Se sienten culpables por rechazar proposiciones de salir, pero es que realmente son incapaces, están cansados y necesitan tranquilidad fisica. Son los que curiosamente antes ellos buscaban salir, organizaban eventos, quedadas, risas... y ahora no se reconocen, y hasta ponen excusas para no salir si no tienen suficiente confianza con quien les propone.

Las señales emocionales de la depresión en optimistas pueden ser sutiles pero significativas. A menudo, estas personas experimentan una constante sensación de tristeza profunda, incluso en situaciones donde solían encontrar alegría. Pueden sentirse abrumados por una sensación de desesperanza que parece ir en contra de su naturaleza habitual. Además de la irritabilidad y la frustración comunes que describí antes, luchan contra su tendencia innata a ver el lado positivo.

Los optimistas deprimidos pueden parecer emocionalmente distantes o desconectados, y no es que les dejen de importar, es que no pueden; les cuesta un mundo preocuparse por ellos como hacían, por sus amigos, les preocupa qué pensarán de ellos al ser distintos ahora, incluso de sus seres queridos. Es crucial no ignorar estas señales. Se pueden llegar a sentir muy solos.

Estrategias para enfrentar la depresión en optimistas

Enfrentar la depresión siendo una persona optimista puede representar un desafío particular, ya que sus expectativas altas y su tendencia natural a ver el lado positivo pueden intensificar sus sentimientos de fracaso al atravesar momentos difíciles.

A continuación, te planteo algunas estrategias efectivas para manejar esta situación:

Primero, es crucial reconocer y aceptar las emociones negativas en lugar de ignorarlas o minimizarlas. Aceptar que la depresión no contradice el optimismo es fundamental. Asimismo, mantener una rutina regular y saludable en cuanto a sueño, alimentación y ejercicio puede ser muy beneficioso.

Fomentar la autocompasión y permitirse ser humano, aceptando tanto los éxitos como los fracasos, ayuda a equilibrar las expectativas. Haz lo que te apetezca, solo faltaría, sentirte además culpable en este estado. No priorices lo que necesitan los demás por miedo a sentir que les fallas, ahora no estás para agradar a nadie sino para cuidarte y mimarte a ti como nunca lo has hecho, como no estás acostumbrado a hacerlo.

Haz lo que puedas y no te exijas nada más porque solo crearás más frustración. Piensa que hay una constante comparación entre lo que tu conoces de ti y lo que ahora ves en ti que desconoces y no aceptas. Tranquila o tranquilo, será pasajero, pero dale tiempo aunque te cueste admitir que estás deprimida o deprimido.

Finalmente, apoyarte en redes de apoyo familiares y amistades de calidad, involucrarse en actividades que promuevan el bienestar y buscar formas de expresar y procesar las emociones, como el arte o la escritura, pueden ser pasos cruciales en el camino hacia la recuperación. En cualquier caso haz lo que descubras que te hace sentir bien: decorar, escribir sentimientos, ver series, no hacer nada... No te juzgues, por favor, no empeores el estado en el que estás. Eres consciente de que esto no va contigo, date permiso para "estar mal", que tú sabes salir de todo.

Búsqueda de ayuda profesional

La búsqueda de ayuda profesional es un paso crucial para los optimistas que enfrentan la depresión. A pesar de su actitud generalmente positiva, estos individuos no están exentos de experimentar sufrimiento emocional intenso. Consultar a un psicólogo o psiquiatra puede proporcionar un espacio seguro para expresar sus sentimientos y recibir el apoyo necesario.

Existen terapias como la cognitivo-conductual, que se centra en cambiar patrones de pensamiento negativos, y la terapia interpersonal, que ayuda a mejorar las relaciones y la comunicación. Ambas han demostrado ser efectivas para tratar la depresión. Además, en algunos casos, el uso de medicamentos antidepresivos puede ser recomendado por un profesional de la salud para ayudar a estabilizar el estado de ánimo y facilitar el proceso terapéutico. No pasa nada por tomar pastillas, las tomamos para otras cosas y son necesarias en ocasiones. Los antidepresivos no son distintos a otros como los antihipertensivos o antiglucémicos... Menos mal que existen, y se usarán temporalmente. No son la solución, pero sí una ayuda al tratamiento psicológico. Es vital recordar que buscar ayuda es un signo de fortaleza, no de debilidad.

Mantenimiento del bienestar emocional

Para los optimistas, mantener el bienestar emocional es crucial para enfrentar la depresión. Es fundamental establecer una rutina de autocuidado que incluya actividades que fomenten la resiliencia emocional. La práctica regular de meditación y técnicas de relajación puede reducir significativamente el estrés. Además, es importante fomentar relaciones positivas y buscar apoyo social de familiares y amigos con actitudes positivas.

Fuera los tóxicos que sabes que hay en tu vida y que has aguantado cuando estabas fuerte. Fuera tóxicos que te exigen y piden, fuera, sobraban antes en tu vida, pero ahora ya totalmente. Priorízate ante estos, no tienes nada que perder. ¡ellos sí! Así que fuera la culpa y fuera ellos definitivamente.

Otro aspecto clave es la autoaceptación y la gestión de expectativas. Reconocer que los sentimientos negativos son parte normal de la experiencia humana ayuda a equilibrar las perspectivas optimistas.

La actividad física regular también juega un papel vital, ya que el ejercicio libera endorfinas, mejorando el estado de ánimo. Finalmente, integrar hobbies y actividades que proporcionen alegría, dentro de lo posible, y satisfacción, contribuyen significativamente al bienestar emocional.

En resumen, el optimismo y la depresión no son mutuamente excluyentes. Es vital comprender que una perspectiva positiva no inmuniza a las personas contra los desafíos emocionales. De hecho, los optimistas pueden experimentar estrés significativo y decepciones que contribuyen a la depresión. Se reconoce la necesidad de desmantelar estereotipos y prestar atención a las señales de alerta en los optimistas. Al buscar ayuda profesional y mantener el bienestar emocional, los individuos pueden enfrentar la depresión de manera más efectiva.

Finalmente, este tema destaca la importancia de no subestimar las experiencias emocionales de los optimistas, promoviendo una comprensión más profunda y empática de su bienestar mental.

El optimismo es una actitud positiva frente a la vida que no todos tenemos, y es deseable en el día a día que es incluso puede aprenderse, pero cuando aparece un problema importante como puede ser de salud (para mí el más importante) cualquier optimista baja su nivel de resiliencia y la depresión, un trastorno emocional grave en ocasiones, puede acercarse y decidir sobre las emociones. Se ha demostrado que incluso las personas más optimistas pueden experimentar depresión debido al estrés, expectativas desmesuradas, fallos, decepciones, y problemas importantes mantenidos como decía, de salud. También se han identificado señales de depresión en optimistas, tanto en cambios de comportamiento como en manifestaciones emocionales. No lo vanalicemos y demos por hecho que ellos salen del bache sin ayuda, que son fuertes. Si, son fuertes, pero no invencibles. Son personas y, en ocasiones, muy sensibles.

Así que cuida, mima, protege y empatiza con el optimista de tu vida, que seguro que tienes uno que siempre intenta rescatarte de tu visión negativa de lo que te pasa. Ahora es él quien te necesita, sin presiones. Quizás solo necesita saber que estás ahí hasta que pueda reaccionar.

Ana M. Ángel Esteban.

Psicóloga y sexóloga. Teléfono 615 22 46 80. Perfiles en Twitter y Facebook