La provincia de Guadalajara esconde multitud de rincones en los que disfrutar de la naturaleza en todo su esplendor. Lugares alejados de las grandes masas de población en los que es posible desconectar y en algunos casos combatir los rigores del verano con un refrescante chapuzón.

Este es el caso del Puente de San Pedro, en el Parque Natural del Alto Tajo. Este enclave perteneciente al municipio de Zaorejas, en el Señorío de Molina, esconde una playa fluvial de rocas con aguas cristalinas y turquesas que se forma en las proximidades de la desembocadura del río Gallo sobre el Tajo.

En este lugar de baño, se encuentra la cascada de la Herrería, un salto de agua que embellece aún más el paisaje y una poza de varios metros de profundidad en la que empresas de aventura de la zona organizan actividades de buceo.

Imagen del Puente de San Pedro.

Además, la zona es conocida por el curioso fenómeno que ocurre, sobre todo, en las épocas de lluvia y crecidas. Por una parte, las aguas del Gallo se tornan de color rojillo al arrastrar arcillas y sedimientos minerales de ese color, mientras que el Tajo baja con un color mucho más blanquecino, ya que a su paso desprende los caolines de la zona. Así, cuando ambos ríos convergen en el Puente de San Pedro, se puede ver como el agua tiene un color diferente en cada orilla.

Ruta senderista

Para los amantes del senderismo, el Puente de San Pedro es el punto de partida de una ruta de 8 kilómetros perfecta para disfrutar de los preciosos paisajes que recorren el Parque Natural del Alto Tajo. 

El recorrido permite conocer mejor algunos elementos geológicos representativos del Parque Natural como el cañón del Tajo y las tobas del Puente de San Pedro y de La Escaleruela, y el papel que ha jugado el agua a la hora de esculpirlo.

Una de las ventajas que presenta este lugar, es que cuenta con un aparcamiento muy cercano, junto a la carretera CM-2015 y merenderos que convierten el Puente de San Pedro en una opción perfecta para realizar una excursión veraniega.