Aunque Castilla-La Mancha no tiene costa, la región ofrece opciones sorprendentes para disfrutar del verano, con una treintena de zonas aptas para el baño que hacen las delicias de vecinos y turistas.
Una de las más destacadas es 'La Playeta' de Alcalá del Júcar, en la provincia de Albacete. Un rincón natural que el río Júcar forma a su paso por esta preciosa localidad albaceteña incluida en la red de 'Los Pueblos Más Bonitos de España'.
Rodeada por un entorno de montaña que parece sacado de un cuento, 'La Playeta' ofrece un oasis donde relajarse y refrescarse a los pies del castillo árabe que corona el municipio.
Este pequeño paraíso combina a la perfección naturaleza e historia, ya que desde sus aguas se pueden admirar tanto el imponente paisaje como las casas que trepan por la roca hasta alcanzar la fortaleza medieval.
A pocos metros de la ribera se encuentra un chiringuito que comparte nombre con la "playeta", donde se pueden degustar platos típicos manchegos y reponer fuerzas con un aperitivo.
Además, la oferta gastronómica se extiende por toda la localidad, con una variedad de restaurantes y comercios que complementan la visita. No faltan las opciones de alojamiento, ideales para quienes quieran alargar su estancia en este encantador pueblo.
Para los más aventureros, la zona ofrece una amplia gama de actividades acuáticas como rafting, piragüismo, canoa-raft o paddle surf, lo que convierte a Alcalá del Júcar en un destino muy completo tanto para el descanso como para el turismo activo.
El encanto de Alcalá del Júcar
Ubicado en la comarca de La Manchuela, Alcalá del Júcar es uno de los pueblos más espectaculares de Castilla-La Mancha. Su emplazamiento único en una hoz formada por el río Júcar ofrece una vista impresionante que invita a detenerse para contemplar su belleza.
El municipio, declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1982, está construido en un risco donde las casas parecen colgar de la roca, ascendiendo hasta el castillo que domina toda la localidad.
Además del atractivo natural y monumental, las famosas cuevas de Alcalá del Júcar son otro de sus grandes tesoros. Utilizadas históricamente como refugio para animales, nidificación de palomas o incluso como farmacias naturales, estas cuevas son un testimonio vivo de la rica tradición local y su adaptación al entorno.