Las fiestas locales son los acontecimientos más esperados durante todo el año. Fechas que, además de suponer un gran atractivo para el turismo, mantienen vivas tradiciones y culturas que poco a poco desaparecen para dar paso a nuevas formas de vivir estas celebraciones.
En Castilla-La Mancha hay muchas fiestas que son muy conocidas a nivel nacional e internacional. Es el caso de la Feria de Albacete o el Corpus de Toledo. Pero, además de estos eventos tan populares, hay otros que esconden historias muy curiosas.
Es el caso de la fiesta de la Vaquilla de Chillón (Ciudad Real), una peculiar tradición que se celebra los días 13 y 14 de agosto. Allí todos los hermanos van ataviados a la vieja usanza de siglos pasados. Sus trajes son de colores variopintos, con chaquetilla y calzón cortos, calzas blancas y zapatillas bordadas con oro de canutillo y, como remate, un sombrero de paño adornado con una ancha cinta de seda en color.
Simboliza la peste
La Vaquilla es un armazón de madera que simula el cuerpo y cabeza de una vaca, con su cornamenta. El cuerpo va cubierto con cuero o skay, con la cara del animal pintada en la parte frontal. El hermano que la lleva se la coloca sobre su cabeza y trata de imitar sus movimientos.
La Vaquilla simboliza la peste. El recorrido que esta hace por las calles del pueblo en la noche del día 13 no es sino una clara alusión a cómo la peste se había enseñoreado del pueblo.
Finalmente, la mañana del día 14 se celebra un acto con la muerte fulminante de la Vaquilla a manos del Capitán para recordar el cese instantáneo de la peste ante la aparición de la imagen del Santo, traída de la ciudad de Toledo. La fiesta culmina con un simpático baile por la milagrosa curación.