El analista de comunicación audiovisual, expresión y lenguaje de la Fundación Casaverde, Julio García Gómez, ha diseccionado todas las claves de la rivalidad televisiva que en este comienzo de temporada están protagonizando Pablo Motos y David Broncano en una de las franjas horarias más cotizadas del día.
Bajo el punto de vista de este experto, nos encontramos ante dos fenómenos de la naturaleza televisiva que dominan el espacio escénico del plató, manejan el lenguaje que hace romper la barrera con el público espectador de la televisión y la mayor interacción con las personas presentes en el estudio. Eso sí, con dos estilos contrapuestos de expresión y lenguaje.
Más allá de las diferencias, García advierte puntos de enlace en sus capacidades para transmitir con fuerza y vigor al espectador, como ser originales en el tratamiento de los personajes y las entrevistas, con el fin de enganchar a los nuevos espectadores que quieren encontrar contenidos que entretengan, que animen y que supongan un revulsivo a la agotada televisión convencional.
Sobre Pablo Motos, con una dilatada trayectoria en los medios,destaca su "estilo muy directo" de comunicación en el que "mirando cara a cara al personaje y a la cámara, crea ese triángulo perfecto en que presentador-personaje-espectador se hacen uno".
"Esa magia solo se consigue desde el talento, la experiencia y el oficio que Pablo Motos despliega cada noche. No es un presentador grandilocuente, no gesticula en exceso, lo justo, pero maneja correctamente el lenguaje verbal y el gestual, en el que apoya el movimiento de manos para remarcar lo que ya ha dicho con la voz. Un tono de voz de tipo medio, como la mayoría de los mortales, hace posible que pueda mostrarse con naturalidad y a la vez consiga hacer espectáculo televisivo con las entrevistas, pruebas y juegos del programa. Sabe transportar al espectador al estudio por la implicación con cada persona que ve desde su casa el programa", analiza.
En cuanto David Broncano, afirma que desde el humor, "nos muestra un perfil de presentador no habitual, transgresor, que consigue la magia de convertir al espectador en protagonista de su programa, al que prácticamente cede su silla de moderador y por su capacidad de transmitir con efectividad, logra acercar al ciudadano al teatro donde se realiza el programa".
Como con Motos, reconoce que el espectador se teletransporta y es protagonista del programa, pero la diferencia que ve es que "el equipo que acompaña a David también tiene una excelente integración en el espacio escénico".
Diferencias en la pronunciación
"Broncano habla a la gente de manera coloquial, como se habla por la calle, con finales de palabras que a veces se pierden en el oído, por ser una pronunciación poco remarcada para conseguir precisamente ese efecto de que sus frases nos lleguen como escuchamos a las de las persona con las que nos encontramos en el Metro. Esa es su plusvalía desde la comunicación verbal: hablar como la gente corriente, no como los presentadores al uso", asegura el experto toledano.
Por último, Julio García se transporta a un "mundo de fantasía televisiva en el que ambos comunicadores formaran parte de una misma cadena y presentaran al unísono el mismo programa".
Esta situación sería el "momento adecuado para analizar ese mano a mano entre dos monstruos de la comunicación audiovisual, con su forma de entrevistar, hablar al espectador, moverse en plató, utilizar el lenguaje gestual y manejar la voz para canalizar los mensajes". Algo similar a lo que ocurrió en su día cuando Luis del Olmo e Iñaki Galibondo compartieron programa de radio.