¿Quieres saber si tienes inteligencia emocional? Así nos ayuda en la vida, día a día
- Según la psicóloga Ana M. Ángel Esteban "es un superpoder que enriquece cada aspecto de nuestra vida cotidiana".
- Más información: Las siete claves para ser una persona con alta inteligencia emocional, según la IA
¿Te has preguntado alguna vez si realmente eres inteligente emocionalmente? ¡Genial! Estás a punto de empezar un emocionante viaje de autodescubrimiento. La inteligencia emocional es esa habilidad mágica que te permite conectar contigo mismo y con los demás de una manera profunda, significativa y eficaz.
La inteligencia emocional es la capacidad de reconocer, comprender y manejar nuestras propias emociones, así como las emociones con los demás, y no de los demás, que sería manipulación, teniendo en cuenta que no toda manipulación es negativa, aunque tenga estas connotaciones.
Este concepto fue popularizado por el psicólogo Daniel Goleman en la década de 1990 y ha ganado relevancia en diversos ámbitos, desde la educación -donde debería ponerse como asignatura obligatoria para aprenderla- hasta en el mundo empresarial.
Para saber si posees esta increíble capacidad, empieza a observar cómo gestionas tus emociones en diferentes situaciones.
Un "superpoder"
Imagina poder manejar el estrés como un experto, resolver conflictos de manera efectiva y tomar decisiones que realmente reflejen lo que sientes. La inteligencia emocional transforma nuestras interacciones y nos permite vivir con más armonía y empatía. Nos permite ser nosotros mismos sin miedos patológicos. ¡Es un superpoder que enriquece cada aspecto de nuestra vida cotidiana!
Pregunta clave: ¿Eres capaz de reconocer lo que sientes y entender por qué lo sientes? Es lo que te dicta tu cuerpo a través de lo que percibimos emocional e intuitivamente. ¡Si la respuesta es sí, reconoces lo que estás sintiendo y sabes por qué, entonces ya estás en el camino correcto!
También pregúntate: ¿Cómo reaccionas ante los desafíos emocionales? ¿Eres capaz de mantener la calma y la perspectiva? ¿Eres capaz de controlar tu impulsividad por muchas ganas que tengas de decir o hacer lo que sea? ¿Capaz de posponer tu necesidad conductual y darte tiempo para estar más "frío", objetivo y, por tanto, eficaz? ¡Fantástico! Esa es otra señal de que tu inteligencia emocional está en su mejor momento.
"Muérdete la lengua", respira, repasa y date tiempo para gestionar la situación sin prisas. Tan solo unos segundos bastan para bajar el nivel de activación y responder con mayor contundencia y ser más resolutivo. Hazme caso.
Pero esto no significa ser egoísta, NO, solo significa "parar el tiempo" para que nos baje el cortisol y la mala leche o similar, ya sabes, y pensar teniendo en cuenta las mayores opciones posibles antes de...
Es imprescindible ser empático para aparentar y ser habilidoso. Entonces, no olvides que saber empatizar con los demás y entender sus emociones es parte fundamental de este don. Si sientes que puedes ponerte en los zapatos de otros y comprender su dolor y alegría, entonces ponte un 10. Si no, no sirve. Pensar solo en lo que tú necesitas a costa de lo que sea no es ser inteligente emocional.
Componentes
La inteligencia emocional se puede desglosar en varias habilidades clave, que incluyen:
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Autoconciencia. La capacidad de reconocer y comprender nuestras propias emociones y cómo afectan a nuestro comportamiento, para así adaptarlas al entorno y evitar malestar o conseguir gratificación.
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Autorregulación. La habilidad de manejar y controlar nuestras emociones, impulsos y comportamientos. Es necesaria primero, obvio, la autoconciencia: saber qué está pasando para poner en marcha estos mecanismos de autorregulación.
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Motivación. Un impulso interno para alcanzar metas, impulsado por emociones positivas. Anticipar logros nos empuja a la acción.
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Empatía. La capacidad de entender y compartir los sentimientos de los demás. Ponerse en el lugar del otro en sentimientos hará mucho más eficaz cualquier estrategia de acción, precisamente con “inteligencia emocional”. Es una base importante para evitar conflictos, sin anteponer al otro, claro, y situándolo en el plano objetivo de equilibrio. Ser empático no es ser sumiso ni tolerante gratuitamente.
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Habilidades sociales. La capacidad de establecer y mantener relaciones saludables y efectivas. Los tímidos y ansiosos sociales tendrían que controlar antes esto, porque la manera de manifestarnos en los conflictos es muy importante. Es tan importante el lenguaje verbal como el no verbal y la credibilidad que transmitimos.
¿Cómo nos ayuda?
La inteligencia emocional tiene un impacto significativo en varias áreas de nuestra vida cotidiana, como os decía antes, e influye sobre todo en:
Relaciones personales
Las personas con alta IE suelen ser mejores en la creación y mantenimiento de relaciones. Pueden comunicarse de manera efectiva, tanto para uno mismo como para el otro, y son capaces de resolver conflictos y mostrar empatía, lo que les permite conectarse profundamente con los demás. Son las personas que caen bien y con las que nunca termina la cosa mal aunque haya habido conflicto.
Estrés y salud mental
La inteligencia emocional puede mejorar nuestra capacidad para manejar el estrés. Al entender y regular nuestras emociones, podemos afrontar situaciones difíciles con mayor resiliencia y mantener una mejor salud mental. Respiración, reinterpretación de situaciones, priorización de lo importante, control de los impulsos, autolenguaje, control de la ira y el rencor... y esto ya solo pensando en uno mismo, porque no nos llevan a ningún sitio, bueno, sí: a mantener la ansiedad así a lo tonto.
Liderazgo y trabajo en equipo
En el ámbito profesional, los líderes con alta IE son capaces de inspirar y motivar a sus equipos. Comprenden las dinámicas emocionales en el lugar de trabajo y pueden gestionar conflictos de manera efectiva, lo que aumenta la productividad y la satisfacción laboral. Reforzar es esencial, más que criticar, porque reduce la productividad por desmotivación.
Toma de decisiones
La inteligencia emocional también mejora nuestra capacidad para tomar decisiones. Al estar más conscientes de nuestras emociones, podemos evaluarlas y considerar cómo afectan nuestras elecciones, lo que nos lleva a decisiones más informadas y equilibradas. Parar y pensar.
Conclusión
La inteligencia emocional es una habilidad crucial que influye en nuestro bienestar y éxito en la vida. Aunque algunas personas pueden tener una predisposición natural hacia ella, es posible desarrollarla y mejorarla a través de la práctica y la reflexión. Aprender a manejar nuestras emociones y entender las de los demás no solo nos beneficia a nosotros mismos, sino también a quienes nos rodean.
Podemos imitar comportamientos habilidosos de los demás, practicarlos e interiorizarlos. Así que ya puedes empezar a plantearte ser un súper inteligente emocional para hacerte y hacer la vida más fácil, productiva y bonita, a ti y a los demás.
Ana María Ángel Esteban es una psicóloga y sexóloga con consulta en Toledo.