Qué fácil resulta elegir simplemente con cebolla o sin cebolla y no entre más de 20 tipos distintos. Esta es la conclusión a la que llegan los clientes de las tabernas 'La Buha y El Buo', repartidas por varias ciudades de España. Al frente de las mismas se encuentra Antonio Villar, un hostelero de Ciudad Real que se ha convertido en el rey de las tortillas de patata.
Nacido en la localidad ciudadrealeña de Villanueva de la Fuente, Antonio se ha ido labrando con tesón ser considerado todo un referente en el mundo de la hostelería y ya cuenta con cuatro locales en Madrid, dos en Valdemoro, uno en Murcia y otros dos más que ha abierto recientemente en Ciudad Real capital. Y la lista no está cerrada, porque próximamente abrirá en Albacete, Zaragoza y Salamanca.
Sus enormes tortillas con hasta 23 rellenos distintos han conquistado los paladares de toda España. Tanto es así que entre todos los 'buos' y 'buhas', vende al mes unas 30.000. Los últimos en degustarlas han sido los ciudadrealeños, ya que en abril del pasado año se instaló en la Plaza Mayor de la capital y, siete meses después, abrió su segundo local en El Torreón de la ciudad.
"Hemos tenido muy buena acogida en Ciudad Real y entre los dos locales ya tenemos casi 50 personas trabajando", ha relatado en una entrevista a EL ESPAÑOL – EL DIGITAL CLM el propio Antonio, que fijó el punto de mira en esta ciudad tras los "buenos recuerdos" que le trae su etapa de la infancia, cuando estudió en el colegio de los Salesianos.
"Yo nací detrás de una barra, porque mi padre abrió su bar cuando yo llegué al mundo", afirma el empresario de 55 años. Ahondando en sus recuerdos, Antonio cuenta que se trataba de una tabernita pequeña en Villanueva de la Fuente que no tenía ni cocina, por lo que tenían que llevar desde casa los aperitivos.
Cuando su padre falleció tuvo que dejar el colegio en Ciudad Real y volver al pueblo a ponerse al frente del local, con 13 años. Una etapa que le duró tres años, ya que decidió irse a Madrid a trabajar de camarero. Más tarde, con 18, logró abrir su primer bar en el conocido barrio de La Latina. Desde ese momento, su trayectoria en el mundo de la hostelería ha ido sobre ruedas y cuenta con un 'Buo' y una 'Buha' en La Latina y otros dos en Chueca, convirtiéndose en un referente del tapeo madrileño.
Tortillas de todos los tipos
Uno de los motivos de su éxito son sus famosas tortillas. La idea de innovar con los sabores surgió porque quería dar otro toque a las exquisitas tortillas de patata que cocinaba su madre. "Teníamos una granja de gallinas en el pueblo y me llevaba los huevos a Madrid para hacer tortillas, algo que sigo haciendo para que estén elaboradas con huevos ecológicos de corral. Comencé con la tortilla de cebolla manchega caramelizada con queso de cabra y gustó mucho. Después seguí con otros ingredientes hasta llegar a 23 tipos", expresa.
Aunque la primera que creó sigue siendo la más solicitada por los comensales, en sus locales ofrecen tortillas con gambas al ajillo, jalapeños, calabacín, morcilla o jamón york y queso, entre otras. Cabe destacar que venden tres tamaños distintos: una de dos kilos y 10 centímetros de altura que lleva con 10 o 12 huevos, otra de ocho huevos y una de cinco huevos que sirve para los desayunos.
"Me gusta que los ingredientes sean de Castilla-La Mancha y ofrezco en mis locales muy buenos vinos de la región. Pese a estar muchos años fuera, me identifico y me siento muy manchego", reconoce el hostelero.
Dos establecimientos en Ciudad Real
Tal y como confiesa Antonio, la clave del éxito es "ofrecer un buen servicio, con buenas sillas y buenas mesas, pero sobre todo con buena comida". Un "secreto" le ha llevado a vender alrededor de 30.000 tortillas y 40.000 croquetas mensuales entre todos sus establecimientos.
Y no solo eso, ya que en su carta ofrece productos muy variados basados en una cocina mediterránea muy tapera. "Lo que me ha hecho más famoso es poder compartir las raciones, porque tienen mucha cantidad", ha expresado.
Unos detalles que, como en el resto de locales, son seña de identidad en las dos tabernas que ya triunfan en Ciudad Real. Lideradas por Almudena, que tras 14 años trabajando con Antonio en Madrid ha vuelto a su tierra para ponerse al frente de 'La Buha y El Buo', ambas tabernas ofrecen la posibilidad de comer o cenar en un ambiente inmejorable y por un precio más que asequible.
Además, el local de la Plaza Mayor ha sido ampliado con la galería subterránea que se encuentra debajo del propio establecimiento, donde hace 40 años se ubicaban algunos emblemáticos bares de la capital de provincia. Ahora, tras una ardua reforma y acondicionamiento, se ofrece la posibilidad de reservar un espacio más privado para las comidas y cenas.
Cabe destacar que tanto el local de la plaza como el de El Torreón cuentan con una característica que no suele ser habitual en el sector: la cocina abierta todo el día y todos los días del año. "A la hora que vayas, puedes comer", afirma Antonio, que detalla que el horario es de 8 de la mañana a 1 de la madrugada, con cierre a las 2 los fines de semana.
Una estirpe de hosteleros
Por último, el villanovero ha querido precisar que el nombre de sus locales es un homenaje a sus padres. "A mi abuelo le decían el 'bu', sin 'h', por una vieja historia relacionada con un susto.
A mi padre también lo llamaban así, pero con el tiempo empezaron a decirle 'buo', por lo que a mi madre 'buha'. He querido mantenerlo y lo llevo a todos los sitios", reconoce emocionado el empresario.
El buen hacer de sus fundadores en su pequeño bar de Villanueva de la Fuente fue seguido por su hijo Antonio y, ahora, -tal y como augura ilusionado- seguirán haciéndolo las nuevas generaciones de la familia Villar. "A los más pequeños de la familia también les gusta ya eso de meterse detrás de la barra", bromea.
Sin duda, una familia para la que la hostelería es su forma de vida y en la que nunca faltará alguien batiendo huevos para elaborar una nueva receta ideada por Antonio, el rey de las tortillas de patata.