A las faldas de los Montes de Toledo y rodeada de paisajes dignos de admirar por su belleza, se sitúa la pequeña localidad de Los Navalucillos, con un extenso término municipal que comprende las alquerías de Robledo del Buey, Los Alares y Valdeazores.
Enclavado en el valle del Pusa -río alimentado por numerosos arroyos-, este municipio cuenta con una población de 1.956 habitantes y destaca, además de por sus increíbles paisajes, por elaborar uno de los mejores quesos del mundo.
Se trata del queso 'Primavera', fabricado en la quesería artesana Cerrucos de Kanama, ubicada en el entorno del Parque Nacional de Cabañeros.
[Este es el segundo mejor queso del mundo: cuesta 17 euros y se hace en un pueblo de Toledo]
Este delicioso producto, elaborado con tres leches y madurado durante 12 meses con flores de malva y caléndula, obtuvo la medalla de plata en el concurso mundial World Cheese Awards celebrado el pasado mes de octubre en Noruega. La pieza de 700 o 750 gramos se vende al precio de 17 euros.
Qué ver en Los Navalucillos
Los Navalucillos se encuentra en la comarca de La Jara y vive fundamentalmente de la agricultura, con grandes extensiones de olivos y cereales. También es importante la ganadería extensiva de cabras y ovejas y la cría de cerdos en ganadería intensiva. En la industria destaca la elaboración de embutidos caseros, que gozan de gran renombre, así como quesos frescos y curados de exquisito sabor.
El momento de mayor esplendor del municipio fue el siglo XVIII, cuya unión eclesiástica, lograda por el Cardenal Lorenzana, fue secundada por una unión administrativa de los dos Navalucillos, Navalucillos de Talavera y Navalucillos de Toledo. De ahí deriva el plural del nombre.
Entre sus monumentos, destacan la iglesia parroquial de San Sebastián, mudéjar sencillo del siglo XV, y su Plaza de Toros, construida en 1919.
Las "luminarias chicas" del 17 de enero y, sobre todo, las "luminarias" del 20 de enero (San Antón y San Sebastián, respectivamente) son sus fiestas más importantes. Las hogueras lucen en el pueblo hasta altas horas de la madrugada durante unas jornadas llenas de bailes y gastronomía.