Hay tapas que son un clásico independientemente del lugar en el que nos encontremos, como las croquetas, la tortilla, los calamares o las patatas bravas. Y hay otras que varían en función del sitio y que no son tan conocidas por los turistas.
En Toledo, el aperitivo más famoso cuando se visita un restaurante no es ninguno de los anteriores, sino las carcamusas, una carne guisada con tomate, guisantes y salsa ligeramente picante.
Esta receta suele ofrecerse como tapa en numerosos locales toledanos. Se sirve caliente, tradicionalmente en una pequeña cazuela de barro, y viene acompañada de patatas y algunas rebanadas de pan.
Según diversas fuentes, fue el propietario del Bar Ludeña, ubicado en el número 10 de la Plaza de la Magdalena, quien creó este plato a mediados del siglo XX. El nombre podría hacer referencia a los clientes de mediana edad ("carcas") y las señoritas más jóvenes ("musas") que frecuentaban el local.