Los ocho municipios más bonitos y donde mejor se come de Castilla-La Mancha

Por tercer año consecutivo, Unidema -en colaboración con la Escuela Superior de Hostelería, Protocolo y Turismo- ha vuelto a presentar una guía con dos vertientes para inspirar a los viajeros: los municipios más bonitos y gastronómicos de España.

"Habitualmente, suelen existir rankings que dan relevancia a las principales capitales del país, pero la belleza natural, los monumentos y la cultura gastronómica también se esconde en municipios menos conocidos", han explicado desde Unidema, que tienen como objetivo "fomentar propuestas menos habituales para crear interés en entornos rurales que esconden verdaderos tesoros".

Gracias a una cuidada metodología interna, a encuestas en sus redes sociales y a una estrecha colaboración con los distintos ayuntamientos, el centro superior de educación ha creado una guía que propone municipios turísticos para visitar en casi todas las provincias españolas.

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En Castilla-La Mancha, los pueblos más bonitos y donde mejor se come, según los viajeros, son Hellín y Alcalá del Júcar, en Albacete; Almagro y Villanueva de los Infantes, en Ciudad Real; y Atienza, Pastrana, Hita y Valverde de los Arroyos, en Guadalajara. 

Todo un mapa de propuestas

Atendiendo a las conclusiones, cada comunidad autónoma cuenta con una serie de localidades que han recibido masivamente el apoyo del público y que sirven como guía turística para quienes se decantan por visitarlas.

En el caso de la Comunidad Valenciana, por ejemplo, aparecen nombres como Bocairente o Morella; en Cataluña, Bagergue o Besalú; en Aragón, el municipio de Sos del Rey Católico o Ansó… Y así hasta completar todo un mapa de propuestas que tienen en cuenta las peculiaridades de cada lugar.

Además, se suma una guía para los paladares más exigentes, teniendo en cuenta la oferta gastronómica, los restaurantes y los productos autóctonos que forman parte del recetario de cada región.

Esta iniciativa comenzó cuando se levantaron las restricciones para viajar instauradas por el Covid-19, momento en el que se empezó a apostar por destinos menos masificados con planes de calidad para los visitantes.