Castilla-La Mancha conforma un auténtico paraíso para los amantes de los cielos estrellados y el turismo astronómico. En la mayoría de rincones de la región, las estrellas brillan con intensidad en el firmamento nocturno. Cada constelación, planeta y satélite crea un mosaico único cuya belleza se eleva en mitad de los paisajes mágicos que recorren el grueso del territorio.
Lo cierto es que nuestra comunidad autónoma puede presumir de albergar entre sus límites algunos de los mejores destinos 'starlight' para la observación del cielo en su estado más puro. Estos lugares destacan por encima del resto, entre otras cosas, por disfrutar de unas cualidades excepcionales para contemplar las estrellas y desarrollar actividades relacionadas con este tipo de turismo.
Aunque estos destinos están repartidos por toda la región, dentro de la Ruta del Vino de La Mancha existen ocho increíbles enclaves para disfrutar de una noche perfecta bajo una lluvia de perseidas. Son los siguientes:
1. Villarrobledo
Si hay algo que garantiza un cielo estrellado de película es la certificación 'starlight' y Villarrobledo puede presumir de ella. En este municipio hay varios observatorios, como el camping del Viña Rock, una auténtica maravilla para los que se inician en esta actividad; o Ventas de Alcolea, un lugar perfecto para poder disfrutar de las observaciones del cielo 'profundo', a unos 16 kilómetros del municipio. Para las almas más aventureras, el 'tip' es sencillo: cuanto más hacia el sur, mejores cielos estrellados sobre chozos o viñedos.
2. El Toboso
Cualquiera que se haya acercado a El Toboso conoce lo especial que es este lugar. Sus calles te cuentan su historia y su gastronomía te transporta a otra época. Sus vinos, a otro lugar. Si le sumas las ruinas de una ermita del siglo XVI, de estilo renacentista, la experiencia sube de nivel. Lo que queda de la ermita de Santa Ana, a mitad de camino entre El Toboso y Campo de Criptana, es el escenario perfecto para dejarse llevar por la oscuridad manchega. En este punto es caer el sol y encenderse millones de luceros que hacen de los alrededores del pueblo un lugar realmente único.
3. Campo de Criptana
El barrio del Albaicín de Campo de Criptana y su Sierra de los Molinos es uno de esos lugares a los que volver una y otra vez. Los molinos de viento atrapan al viajero que, si además busca gastronomía y buen vino, tiene garantía de éxito en esta parada de la Ruta del Vino de La Mancha. Al atardecer, nada parece superar los colores de los cielos manchegos entre los Gigantes o sobre la ermita de la Virgen de Criptana, pero es caer el sol y aparecer el cielo estrellado más impresionante. Si eres un enamorado de los molinos, tienes que verlos bajo una lluvia de estrellas.
4. Socuéllamos
La Patria del Vino es un lugar privilegiado para la observación de los cielos en verano, sobre todo en julio y agosto, cuando las luces viajan fugaces sobre los viñedos teñidos de envero. El Paraje de Titos o la Casa de la Torre son dos de los mejores lugares para deleitarse con este espectáculo.
5. Pedro Muñoz
En la Cuna del Mayo Manchego, el mejor lugar para disfrutar de las estrellas es el paraje de la ermita de San Isidro, lugar emblemático junto a la laguna de Navalafuente. Rodeado de viñedos y humedales, se trata de un escenario privilegiado para disfrutar del cielo nocturno de la Mancha. Admirar las constelaciones con una buena copa de vino pedroteño, sobre la Laguna del Pueblo o el yacimiento arqueológico del Cerro de las Nieves es la mejor manera de maridar enoturismo y astroturismo.
6. Tomelloso
Tomelloso es una alternativa perfecta si lo que buscas es empaparte de cultura del vino al mismo tiempo que combinas un poco de city, con la tranquilidad de un entorno natural encantador. La Ruta de Los Bombos que atraviesa el campo tomellosero es un paseo entre campos de cereal, viñedos y una vasta llanura en la que dejarse sorprender por la belleza de estas construcciones de piedra seca que llevan dando carácter a esta tierra desde el siglo XV.
7. El Provencio
Pocos rincones son tan bucólicos como el Castillo de Santiago de la Torre, en El Provencio. Esta fortaleza del siglo XV, alejada de núcleos urbanos, es un lugar ideal para disfrutar del silencio y la inmensidad del cielo cuando cae la noche sobre La Mancha. Los trabajos de restauración que se han llevado a cabo en este enclave permiten al viajero, además, subirse hasta lo alto de una de las almenas del castillo para poder disfrutar del paisaje en toda su plenitud
8. Argamasilla de Alba
La historia cuenta que, a finales del siglo XII, las tropas cristianas recuperaron el Castillo de Peñarroya y encontraron la imagen de la Virgen, patrona de Argamasilla de Alba. Desde entonces, una estrella comenzó a brillar con más fuerza iluminando este paraje. ¿Qué mejor plan que venir a encontrarla? Lo que un día fue escenario de contiendas y batallas hoy es refugio para los amantes del slowlife y el stargazing. Desde hace siglos, la astronomía y El Quijote van de la mano en este lugar que despertó el interés de Cervantes.