A 61 kilómetros de Albacete, colgado sobre la hoz del río Mundo, se encuentra Liétor, un pueblo con pequeñas casitas que se alzan en lo alto de un peñón. En la antigüedad, esta privilegiada ubicación convertía a la villa en una perfecta atalaya, de manera que solo fue preciso construir una línea de muralla en la parte norte, ya que el río actuaba como defensa.
Liétor impresiona con sus cimientos excavados en la roca, que lo sorbe hacia sus entrañas, con su rico patrimonio natural, caracterizado por los valles y cañones de la Sierra del Segura, y también con el cultural. Tres son los monumentos inexcusables para todo aquel que decida visitar la localidad.
Sus mayores iconos son el retablo barroco de la iglesia de Santiago Apóstol, un templo sobrio de contenido barroco con miras al neoclasicismo; el antiguo convento de frailes carmelitas de San Juan de la Cruz, con su ineludible claustro de decoración pintada; y su ermita de Belén, que esconde una joya desconocida y única en España.
Este último edificio, construido en 1570 y declarado Bien de Interés Cultural en 1976, destaca por la originalidad de su espacio interior y por sus murales, que están considerados como la mejor colección de pintura popular del siglo XVIII a nivel nacional. Fueron realizados entre los años 1734 y 1735 por un autor anónimo y adornan todos los rincones del templo (retablos, cortinas y arquitecturas ilusorias).
Escenario de una película
Además, entre las obras civiles e industriales del municipio, destaca la casa de Rodríguez de Escobar, que muestra una portada con columnas toscanas y un frontón triangular; el molino harinero, que está abierto a las visitas; y la fuente, frente al Ayuntamiento, decorada de azulejería.
La localidad se encuentra dentro de la ruta "Amanece, que no es poco", puesta en marcha con motivo del XX aniversario del estreno de la película de José Luis Cuerda, que da a conocer los escenarios y localizaciones reales de Albacete y la Sierra del Segura donde fue rodada.