En Castilla-La Mancha existen numerosas fortalezas muy bien conservadas y dignas de visitar, pero hay una de ellas que va un paso más allá. Se trata del castillo de Alarcón, en la provincia de Cuenca, una impresionante edificación transformada en hotel que ofrece al visitante una experiencia de lujo.
Todo aquel que desee dormir como un rey, puede hacerlo en este impresionante Parador con más de 13 siglos de historia. Sin duda, un plan muy entretenido para aquellos amantes de la naturaleza, de las escapadas y de las visitas a los edificios más históricos.
Este castillo es una fortaleza de origen probablemente prerromano, que fue ciudadela árabe y, desde 1184, baluarte cristiano. Hoy luce como un edificio gótico, salvo por su renacentista torre del homenaje, y está estructurado en torno a un pequeño patio interior con aljibe.
En el exterior, está rodeado por las tres líneas de muralla originales que lo unen al resto de fortificaciones de la villa y conserva el antiguo patio de armas, externo y amurallado, hoy jardines y aparcamiento. Uno de los más célebres señores del castillo fue Don Juan Manuel (1282-1348), que pasó a la historia por su libro El Conde Lucanor.
Unas vistas privilegiadas
Este hotel asoma al río Júcar desde lo alto de una de sus hoces, el Pico de los Hidalgos, con unas vistas privilegiadas de la zona. Además, el propio castillo está considerado como el mejor conservado de la provincia de Cuenca.
Todas las dependencias internas han sido reconstruidas para adaptarlas a las necesidades del Parador, con una unión de estilos moderno y clásico en la que los textiles acentúan el carácter medieval. Sus paredes, sus techos de piedra en las habitaciones y su decoración trasladarán a los huéspedes a la época medieval.