En Daimiel (Ciudad Real), en la emblemática Dehesa de Zacatena, se encuentra la Casa del Príncipe, un alojamiento rural que fue mandado construir en los años 70 por el príncipe de Metternich y que recientemente ha sido reconocido por la Fundación Docomomo como un edificio ejemplar de la arquitectura moderna.
La Casa del Príncipe es un encargo de Pablo Alfonso de Metternich y Silva, VI príncipe de Metternich-Winneburg, descendiente de una amplia y conocida familia diplomática y aristócrata de origen alemán, pero con ascendencia española.
El proyecto nació como residencia familiar de sus ilustres propietarios, pero, tras su rehabilitación, se ha convertido en una de las mejores casas rurales del país, reconocida con cuatro estrellas y con capacidad para unas 19 personas.
Un diseño minimalista
Dirigido por el estudio arquitectónico Harnden & Bombelli, con sede en Barcelona, el edificio muestra una estética de líneas puras con clara influencia en su construcción de las casas veraniegas y frescas de las costas de Cadaqués, marcada por una arquitectura cúbica y monolítica de vocación escultórica cuyo imponente tamaño habla por sí mismo, creando un gran contraste con el paisaje que la envuelve.
Fueron el inglés Peter Harnden y el italiano Lanfranco Bombelli quienes diseñaron en 1970 cada rincón de esta singular villa, con un acabado natural y sencillo, siempre siguiendo las corrientes del diseño minimalista. Los colores predominantes en todo el proyecto son blancos, terracota y crudos, en contraste con diferentes elementos decorativos en negro y acentos en azul real.
El edificio cuenta con una planta principal pentagonal dividida en varios volúmenes que se orientan en torno a una espectacular piscina con una gran terraza. La zona noble central consta de un gran salón social con una amplia chimenea y, cerrando el espacio exterior de la terraza y piscina, se encuentran dos alas de dormitorios.