Si el elegante salón de Pasos Perdidos del Congreso de los Diputados fuese una discoteca, las autoridades no habrían dudado ni un minuto en desalojarlo por exceso de aforo. Pero este domingo, todas las autoridades estaban allí, flirteando (políticamente) con periodistas e imaginándose el desenlace de la noche (electoral). Los que se perdían entre codazos, cava y canapés eran cuatro candidatos a la presidencia del Gobierno. Aturdidos por la atención de propios y extraños, trataban de dar pasos en dirección al Palacio de la Moncloa. Conmemorar las virtudes de la Constitución (que tres de ellos prometen reformar) era simplemente una excusa.
Pedro Sánchez puso cara de pánico cuando se vio apretujado entre periodistas y políticos. Tras la publicación del último estudio del CIS, el hoy líder de la oposición no estaba para más sustos. A menos de tres metros, en el centro de la sala, Mariano Rajoy sobrellevaba como podía su alergia a los eventos de socialité. Pablo Iglesias, con la camisa por dentro (a diferencia de Íñigo Errejón), honró también a la Carta Magna. Si antes decía que la ley de leyes había alumbrado “el régimen de 1978” para permitir la perpetuación de las élites económicas y políticas del franquismo, este domingo acudió afable y con una sonrisa a la recepción, quizás tratando de adivinar el lugar de su escaño a partir del 20 de diciembre. Albert Rivera iba de líder en líder deseando un “feliz día de la Constitución”. EL ESPAÑOL presenció dos de esas felicitaciones. A Sánchez, que lo miró con cara de pocos amigos, y a Soraya Sáenz de Santamaría, que le respondió con una amplia sonrisa. La vicepresidenta fue la gran protagonista de la mañana, por las especulaciones sobre su ascenso de número dos a presidenta en caso de que Rivera venda caro su apoyo al PP. Ella parecía estar encantada.
Lo que todos los años es una de las mecas del cotilleo político de Madrid se convirtió por motivos electorales en una competición por colocar mensajes bajo las miradas de reojo de políticos de otros partidos. La incertidumbre sobre el resultado electoral es total. Cada titular cuenta y cada detalle, también. Estos son las anécdotas más divertidas que sólo unos pocos elegidos pudieron presenciar:
Menina. Pocos en el PP dudan de que Soraya Sáenz de Santamaría aspira a heredar, pero la denominada 'Operación Menina' por la cual ella acabaría siendo presidenta y no Rajoy tras el 20-D le trae sin cuidado. "La 'Operación Menina' me da igual, pero yo, recoger colillas por las calles, no", dijo ante un puñado de periodistas, entre los que se encontraba uno de EL ESPAÑOL. Santamaría respondía así a Iglesias, que denunció la conspiración y a la alcaldesa de Madrid a la que apoyó, Manuela Carmena, que sugiere un concurso para que niños (o meninas) recojan colillas.
Hola, soy Albert. Feliz Día de la Constitución. Rivera era una de las estrellas de la mañana, pero su aura no fue tan brillante como el día del desfile del 12 de octubre, dos semanas después de su gran resultado en Cataluña. Deseó un "Feliz día de la Constitución" a varios de sus rivales en la lucha por la Moncloa. Y a Santamaría también, claro.
Posada quiere seguir. El presidente del Congreso, quiere seguir en el cargo. De trato afable y voz aguardentosa, al veterano político no le importaría alumbrar desde la cámara baja la nueva etapa de la vida política española.
Los brazos caídos de Iglesias. En un principio, el equipo del líder de Podemos aseguró que Iglesias no asistiría a la recepción. Hubiera sido coherente con el plante que dio al Rey Felipe VI y el resto de autoridades el 12 de octubre. Entonces, aseguró que esos actos servían para "engrasar las puertas giratorias". Él prefería entonces estar con el pueblo. Este domingo, cambió de opinión por sorpresa y cumplió con el ritual de saludar al presidente del Congreso y al del Senado. Eso sí, no aplaudió el discurso de Posada. Iglesias sigue siendo (un poco) rebelde.
Pedro Sánchez y Mariano Rajoy no se saludan. El presidente del Gobierno ha saludado "a los jóvenes", pero no al líder de la oposición, con quien no ha tenido el gusto de cruzarse en los corrillos del Congreso de los Diputados.
"¡Si se enteran en Soria!". A Posada no pareció importarle no ser aplaudido. Es más, lo agradeció ironizando que le habría quitado votos en Soria, provincia por la que es candidato y en la que creció Iglesias.
"110 lo veo difícil". El PSOE quiere ganar, pero la número dos por Madrid, Meritxell Batet, consideró muy complicado revalidar la cifra de 110 diputados socialistas (de 350) que ahora hay en la cámara baja.
JEMAD para todo. Iglesias compareció ante las cámaras en la habitual carpa que se coloca en el patio del Congreso. Lo hizo, por supuesto, junto a Julio Rodríguez, ex Jefe del Estado Mayor de la Defensa. Era el único entre los de Podemos que respetó mínimamente el protocolo. Íñigo Errejón apareció con una camisa azul por fuera, desafiando al frío. Iglesias, con una blanca, pero por dentro.
JEMAD y exJEMAD. El actual JEMAD, el almirante García Sánchez, evitó saludar a su antecesor en el cargo, ahora candidato de Podemos. Roma no paga a traidores.
¿La primera dama ciudadana? Beatriz Tajuelo, pareja de Albert Rivera, se movió con el equipo de Ciudadanos más que con el que puede ser próximo presidente del Gobierno. Cristina Cifuentes, presidenta de la Comunidad de Madrid, la saludó y explicó que ambas se conocen desde hace tiempo.
No sin mi niño. Carolina Bescansa, secretaria de Análisis Político y Social de Podemos, apareció con su bebé, para extrañeza de muchos de los asistentes, que no consideraron un Congreso abarrotado el mejor lugar para llevarlo.
Cuerpo a tierra, que vienen los míos. Eso debió de pensar Sánchez cuando vio a Susana Díaz, que por supuesto habló y bastante. Ante las cámaras, el primer dardo. Debe gobernar el que gane las elecciones, aunque haya una mayoría alternativa. Según muchos, esta segunda opción es la única que tiene Sánchez. Ya en los corrillos, la presidenta de Andalucía elogió a Sánchez de aquella manera. "Yo le he visto muy bien, dice que va a ganar". No hay más preguntas.
"Mucho poste y mucho larguero". Algunos se han olvidado de él, pero sigue ahí. Alberto Núñez Feijóo se trajo la frase bien preparada. Un símil deportivo siempre alegra una tertulia. Según el presidente de Galicia, al que muchos ven como el futuro del partido, le parece que con las encuestas y los resultados electorales hay muchos tiros fallidos al poste y al larguero. Lo que no aclaró es si él está dispuesto a chutar.
Ciudadana Cayetana. La diputada del PP Cayetana Álvarez de Toledo, que unos días antes de que se cerrasen las listas anunció que renunciaba a ir en ellas (aunque pocos creían que Rajoy la incluiría), no disimuló y habló largo rato con Albert Rivera. ¿Recalará en Ciudadanos ahora que suelta las amarras que la unían a Rajoy?
El futbolín de Rajoy. En la recepción también se descubrió el secreto del juego de Rajoy al futbolín. Feijóo le regaló uno y el presidente lo tiene en Moncloa para recordar sus partidas en bares gallegos. Por algo ganó a Bertín Osborne.
Collejas en la intimidad. Rajoy aclaró que no suele dar collejas a su hijo y, cuando ocurre, lo hace en la intimidad. Pero no estaba previsto que hablase en la Cadena Cope y se le escapó.
Montoro, desatado. El ministro de Hacienda lleva semanas muy sentimental. ¿Será la nostalgia? Este domingo, el responsable de las arcas públicas se relajó y animó el cóctel a cuanto periodista quiso escucharle. Con bastante éxito, todo hay que decirlo. Una camarera llegó a decir que le hubiera plantado un beso si no fuese porque tenía las manos ocupadas con una bandeja.
Díez se corta el pelo. Rosa Díez lució nuevo look, pero el candidato de UPyD a la presidencia, Andrés Herzog, no lucía la sonrisa de la victoria. Las encuestas lo sitúan fuera del Parlamento.