Las redes sociales corren más rápido que la ley electoral. La publicación de encuestas para el 20-D está prohibida desde el miércoles, pero hay fórmulas para sortear el veto. La más original hasta el momento la ha encontrado la cuenta Electograph, que en su perfil de Twitter ha comenzado a publicar en clave los sondeos que llegan de Andorra.
Los partidos son frutas y hortalizas y el porcentaje de voto que le atribuye el último tracking, su supuesto precio. La horquilla de escaños se encuentra en el puesto de venta de este particular mercado. PP es una gota de agua; Podemos, una berenjena; el PSOE, una fresa; Ciudadanos; como no, la naranja; e Izquierda Unida, el tomate.
Los juegos de palabras y vueltas de tuerca en Twitter no son nuevos. En las elecciones francesas del 2012, los usuarios cambiaron el nombre de Hollande por Ámsterdam y el de Sarkozy por Budapest, dado el origen húngaro del apellido del expresidente. El porcentaje de votos era la temperatura de las ciudades.
Estos comentarios se publicaban con la etiqueta en clave #radiolondres, una manera de recordar la censura informativa en la Francia ocupada durante la Segunda Guerra Mundial. La única manera de esquivar la manipulación era escuchar la emisión de la BBC. Dentro del hashtag, había miles de maneras de compartir la información: no sólo con nombres en clave de ciudades, también por ejemplo con el precio de los relojes.