Capi tiene 17 años. Este miércoles hacia las seis de la tarde su mote inundó las redes sociales y traspasó las fronteras de su Pontevedra natal. Se había acercado al presidente del Gobierno para hacerse un selfie y terminó pegándole un puñetazo que rompió sus gafas y amorató su cara.
Minutos antes de la agresión mandó una fotografía a unos colegas con los que compartía grupo de whatsapp: "Estoy saliendo". El resto del grupo, le jaleó: "Capi mátalo", "los pulgares en los ojos", "y escúpele en las cuencas".
Algunos conocidos de A.D.V y varios de los que coincidieron con él en el instituto lo describen como un chico inadaptado. Sufrió bulling de varios compañeros, lo que le llevó a cambiar de colegio en varias ocasiones. Un amigo suyo del internado de Los Sauces reconoce estar "afectado y sorprendido". Sin embargo, recuerda algunos momentos que hacían de Capi una persona especial, alguien que no era como los demás: "Un día se escapó del colegio y estuvo desaparecido. También solían darle algunos ataques. Era como si, de repente, perdiera la cabeza. En esos momentos sí que tenía algunas peleas o situaciones violentas", cuenta este compañero de clase a EL ESPAÑOL, que explica que Capi estaba medicado y que lo pasaba mal en aquellos momentos. Otra alumna del internado recuerda que siempre buscaba la aceptación, trataba de llamar la atención burlándose de algunos compañeros y fumaba en clase.
En este internado, donde la matrícula asciende a los 600 euros mensuales, se alojaban, a grandes rasgos, dos tipos de estudiantes, cuenta este antiguo compañero de Capi: "Algunos estábamos allí por temas deportivos y otros eran bastante problemáticos". Las aulas de Los Sauces están situadas en un alto en Pontevedra y sus alumnos sólo pueden salir a la ciudad una hora cada día. Este compañero describe a Capi como un chico "desconfiado", al que le costaba fiarse de la gente, "quizá por las burlas que recibía". Allí, Capi acostumbraba a compañeros y profesores a gamberradas como ésta: un petardazo nocturno.
Es probable que debido a eso, Capi cambiara de colegio. Ahora estudia en el instituto público Sánchez Cantón y asiste los fines de semana a El Pasarón, el campo del Pontevedra, equipo que milita en 2ºB. En los últimos días había tenido una pelea en el fútbol y otra en el colegio. Allí se coloca en uno de los fondos, junto a sus compañeros de Mocidade Granate, una peña de seguidores imberbes que jalea al equipo de su tierra tras la desaparición de los seniors de Furia Granate.
Un amigo de los que asiste con él a los partidos del Pontevedra, resume los tumbos de Capi de esta forma: "Por lo que él me contó, sufrió acoso escolar en varios colegios privados en los que estuvo, de los cuales se tuvo que ir. Es un chico al que siempre le ha costado encajar, pero cuando empezó a ir a ver al Pontevedra se radicalizó porque se sintió parte del grupo. Me dijo que ahora tenía amigos que no le trataban mal".
Otro de sus compañeros de Mocidade Granate lo describe como futbolero "nacionalista y republicano". Las palabras de este conocido quedan acreditadas por varios tuits de A.D.V, que llegó a decir que haría un atentado en la sede del PP o que Rajoy es la vergüenza de Pontevedra.
Mocidade no es un grupo violento, pero el joven se empezó a creer un ultra. "Se creía que era un antifascista y esas cosas", dice una persona que le conoce. "A pesar de ello no era violento. Nunca lo ha sido. Yo creo que simplemente es un chaval desequilibrado al que se le ha metido esa idea de antisistema en la cabeza y ha cometido un gran error".
El joven que agredió a Rajoy es hijo de Manuel de Vicente Burgo, que ejerce como administrador de la Cámara de Comercio de Pontevedra desde 1991. De Vicente declaró en junio como imputado por fraude de subvenciones y falsedad documental. El escándalo está relacionado con la organización de varios eventos con dinero público y ha propiciado la imputación de varios miembros de la Cámara, incluidos sus expresidentes Francisco Moldes y Ricardo Mirón. Un informe del Consello de Contas detectó que la Cámara de Comercio adjudicó a dedo varios contratos que debían otorgarse por medio de un procedimiento abierto.
Capi, que al ser detenido hizo la señal de la victoria, se enfrenta a una medida de internamiento de un máximo de seis años, tal y como establece la Ley Orgánica de Responsabilidad Penal del Menor para hechos de extrema gravedad.
Inadaptado, con ataques psicológicos pasajeros, Capi sufrió el acoso de varios compañeros de colegio. Ahora, refugiado en un grupo de aficionados al fútbol, radicalizó su pensamiento y, como dicen algunos de sus conocidos, se creyó "un antisistema". Durante la visita de Mariano Rajoy a Pontevedra, se acercó al presidente con la excusa del selfie y lo agredió con un puñetazo que rompió sus gafas.