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La temperatura del plató no se hubiera pactado. Tampoco el color de las corbatas o la distancia entre los atriles. Las intervenciones no habrían comenzado tras meras introducciones ("primer bloque: economía; tiene usted cinco minutos"). No hubiera habido cortes en la emisión, porque habría sido en directo. María Ruiz se ha pasado todo el curso volcada en organizar lo que cree ni más ni menos que normal en democracia: un debate abierto, con público y preguntas de verdad, entre los líderes de las grandes formaciones políticas. "No he llegado a suspender, pero me he quitado tres asignaturas durante el curso por poder llegar un poco más relajada. Ahora tengo el examen de Derechos Reales. ¿Cuántos temas podría haberme estudiado en todo este tiempo?", se pregunta.
María tiene 23 años y cursa Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad Carlos III de Madrid. Además preside la Asociación Demos, un colectivo de estudiantes de distintas carreras y formas de pensar. En noviembre, Demos organizó el único debate entre líderes políticos fuera de los platós de televisión. Entonces acudieron Pablo Iglesias y Albert Rivera, que se enfrentaron ante un millar de estudiantes y dos atriles vacíos: los de Pedro Sánchez y Mariano Rajoy, que declinaron. Ahora, ni eso. No habrá debate pese a los encendidos llamamientos de unos y otros o a las más de 60.000 firmas recogidas a través de Change.org y que Demos llegó a entregar al mismísimo Jorge Moragas, jefe de Gabinete de Rajoy y director de campaña del PP.
Este lunes 6 de junio era la fecha escogida. Rajoy dijo no, Sánchez había condicionado su presencia a que fuese el candidato del PP y los líderes de Podemos y Ciudadanos se negaron a repetir su cara a cara, el único con público, en una universidad pública y con preguntas de los estudiantes.
EL ESPAÑOL ha visitado la Carlos III justo antes de la fecha de la cita que no llegará a celebrarse para hablar con miembros de la asociación y debatir sobre los debates. Los electorales y las grandes discusiones públicas que, según ellos, faltan en España.
En el Aula Magna de la universidad, junto a María Ruiz, están José López, de 22 años, que quiere ser profesor de Derecho Administrativo. "Sí, ya sé que es muy antierótico", bromea. Si no lo logra, se dedicará a la abogacía o a la consultoría. "Pero no sé cómo lograr mi objetivo", confiesa mientras se hace un silencio. A Laura Díaz, que con 22 años se encarga de la comunicación de la asociación, le gustaría ayudar a que algún partido comunique mejor trabajando desde dentro, pero de momento lleva varios años encadenando becas sin que lo que gane le dé para mantenerse en Madrid. Silvia Pérez, de 21, prevé hacer un máster de análisis político y electoral. Y luego, ya veremos.
Todos se sienten "decepcionados" por unos políticos que no se han atrevido "a ir a la universidad pública", según reconocen. Para algunos, como José, se trata de un fraude mayor. Tiene que ver con el propio porvenir. "El horizonte se basa en que después de cuatro años de la educación que se considera más elevada en un país, el estudiante no va a encontrar trabajo. Y eso es una estafa al estudiante que ha hecho lo que debía, pero también a la sociedad que ha invertido recursos en formarlo", explica.
Este es un extracto de la conversación con los principales consejos que ninguno de los cuatro líderes políticos llegará a escuchar.
1.- Atrévete a debatir de verdad
Cuatro atriles y muchas preguntas. Así hubiera sido el debate:
-Con preguntas. La estructura no habría estado basada en intervenciones, réplicas y contrarréplicas sino que los estudiantes tenían previsto un sistema de preguntas amplias sobre un tema concreto tomando como base las preocupaciones de los ciudadanos y los programas o intenciones de los partidos. Un formato parecido al que se practica en EEUU con los debates presidenciales y vicepresidenciales.
-Con interrupciones. Los candidatos podrían haberse interrumpido, pero en el transcurso de las respuestas a preguntas concretas. En otras palabras: la confrontación más agresiva no estaría pautada, dependería de ellos.
-Participación del público. Los estudiantes habrían hecho preguntas, bien directamente y micrófono en mano o a través de tarjetas que filtraría el moderador.
-Un periodista que moderase. Carlos Alsina, periodista de Onda Cero, fue el encargado de moderarlo en noviembre y Demos había pensado de nuevo en él para esa responsabilidad.
-Propuesta de debate, no negociación interminable. Los estudiantes estaban dispuestos a negociar algunas cuestiones, como el horario, la señal abierta a las televisiones o incluso el tipo de participación del público. Pero no los principios de debate abierto.
2.- Si negocias, hazlo con buena fe
Hace unos días, el PP descartó definitivamente acudir al debate. ¿Cómo fueron esas negociaciones? ¿Cuál es la sensación posterior?
María: Estamos muy decepcionados. Llevamos mucho tiempo trabajando en esto y hemos puesto mucha energía. Cuando empezamos a organizar este segundo debate sabíamos que iba a ser muy difícil. Cuando los partidos pusieron como condición que viniera Rajoy, pensamos que no lo íbamos a lograr. Pero había días en los que el ánimo subía muchísimo. Nos decíamos que no podía ser que los políticos dejasen pasar esta oportunidad. Había días de subidón y otros en los que lo vimos todo muy negro.
Laura: Nos vinimos arriba con la petición de Change.org. Hasta ese momento, habíamos recibido el sí muy rápido de Iglesias y Rivera. El de Sánchez tardó un poco más, pero también llegó. Sabíamos que estaba complicado porque lo condicionaban a la asistencia de Rajoy, pero a raíz de esa petición, de que nuestros compañeros fueran a Génova, de que Moragas nos recibiese… nos vinimos arriba.
Tengo un sentimiento de decepción mayúscula cuando hablamos de Ciudadanos y Podemos por el contraste con las anteriores elecciones. La foto del PSOE y del PP sigue siendo la misma: un atril vacío
José: Sánchez nos dio un no en diferido. Fue un “voy a decir que voy si va Rajoy”, con la certeza de que Rajoy no iría. Tengo un sentimiento de decepción mayúscula cuando hablamos de Ciudadanos y Podemos por el contraste con las anteriores elecciones. La foto del PSOE y del PP sigue siendo la misma: un atril vacío. La que cambia es el del Podemos y Ciudadanos. En la organización del debate teníamos una premisa: lo organizábamos nosotros, no los jefes de prensa de los partidos. Teníamos claras las líneas generales: un debate abierto, con participación del público y dinámico. Los debates que hay en España son completamente distintos. Se juntan los cuatro jefes de prensa con el mediador de turno entre los intereses de los partidos. Desde el minuto uno nosotros dijimos que esa no era nuestra idea. Algunas condiciones eran negociables. Nuestros principios, no.
3.- Conserva la frescura de la 'nueva política'
Laura: Es también una cuestión mediática. Antes no tenían tanta presencia y les interesaba estar. Ahora no lo necesitan. Todos los medios cubren sus eventos y ya forman parte de la clase política. Están mucho más integrados.
Han formado parte de lo que antes rechazaban. Antes, tenían que jugar todas sus cartas, tenían que buscar el voto joven como fuera. Tanto Ciudadanos como Podemos han calculado el coste y beneficio y han dicho: "No nos va a aportar más ir que no ir".
María: Han formado parte de lo que antes rechazaban. Antes, tenían que jugar todas sus cartas, tenían que buscar el voto joven como fuera. Este debate tenía riesgos pero también beneficios y por eso apostaron por él. Eran partidos nuevos y necesitaban distanciarse de los antiguos. Necesitaban decir: "Somos totalmente diferentes". En estos meses, Ciudadanos ha hecho un pacto con el PSOE y ya le cuesta más desmarcarse. Tanto Ciudadanos como Podemos han calculado el coste y beneficio y han dicho: "No nos va a aportar más ir que no ir".
Jose: Cuando aún no habían recogido su acta ni entrado en el Congreso, tenían una permeabilidad en relación a la universidad y el debate público que se ha evaporado una vez se han hecho con el acta. Además, se puede decir que el anterior debate fue de guante blanco. Había una cierta cordialidad entre ellos. Predominaba más el eje viejo-nuevo. Desde las anteriores elecciones hasta hoy, el tono y la relación entre ellos se ha vuelto mucho más agria y amarga. Se ha tensado.
4.- No tengas miedo a la gente
Silvia: Tenían miedo al público y a las preguntas. Por ejemplo, al momento Kant [cuando Rivera reconoció, en el anterior debate, no haber leído nada del filósofo], que después fue muy comentado en las redes. Te arriesgas a que te abucheen cuando cometes un error o te hagan una pregunta incómoda.
¿Qué interés tiene la ciudadanía en que los políticos se sometan a este debate? Apelamos a la voluntad de los políticos, porque no nos queda otra. Pero en España nos hemos acostumbrado a una partitocracia y a que las campañas electorales sean una teatralización
José: No es miedo a que se les quede grande. Es ni más ni menos que miedo a lo desconocido y a lo incontrolable. Antes nos preguntabas qué interés podrían tener los políticos en venir, pero la pregunta es la contraria. ¿Qué interés tiene la ciudadanía en que los políticos se sometan a este debate? Apelamos a la voluntad de los políticos, porque no nos queda otra. Pero en España nos hemos acostumbrado a una partitocracia y a que las campañas electorales sean una teatralización. Los partidos hacen su obra en el escenario. Eso es un elemento de la democracia, pero tiene que ir más allá. Tiene que ser la ciudadanía la que interpele a sus políticos.
5.- Asume que no ir tendrá coste
Silvia: No venir tendría que pasar factura a los políticos y más cuando trasladan el mensaje de que los debates son necesarios. Luego, a la hora de la verdad, poco menos que ni contestan a nuestros mensajes. Pero lo que queda al final no es que los candidatos han dicho "no" a la universidad pública sino que en otro sitio han debatido a cuatro en televisión.
Creo que lo que se va a valorar es que Rajoy va a un debate a cuatro, no que él ha elegido el día, el programa, que sólo sea a uno… Los políticos lo condicionan todo
Laura: Creo que lo que se va a valorar es que Rajoy va a un debate a cuatro, no que él ha elegido el día, el programa, que sólo sea a uno… Los políticos lo condicionan todo. Sánchez, Iglesias y Rivera creen que al haber aceptado este debate quedan bien, pero en el momento en el que supeditan su participación a Rajoy, en el fondo están jugando exactamente igual que Rajoy.
María: Sí pensábamos que Iglesias era diferente. Y es cierto que desde Podemos nos han tratado de manera diferente y nos dijeron desde el principio que tenían "disposición plena". Mi sorpresa fue mayúscula cuando lo condicionaron a que fuera Sánchez.
6.- Más debates y debate público, menos programas 'humanos'
María: Estaba muy ilusionada cuando vi que Podemos y Ciudadanos entraban en el Parlamento, pero no sé si han aportado mucho. No sé a qué tanto por ciento de los españoles les preocupa la cal viva, por ejemplo. Creo que a poca. Ha habido más momentos producto del espectáculo que de la política de fondo.
Jose: Tampoco han traído una vulgarización del debate público. Los nuevos partidos han traído elementos de la televisión y el espectáculo al hemiciclo o hemicirco. Un ejemplo es el bebé de Carolina Bescansa. Pero el Parlamento ha sido vulgarizado tiempo a tras.
¿Qué pensáis cuando veis a los políticos someterse a preguntas de niños o explotar su lado más íntimo?
Laura: Están buscando el show y el espectáculo. Lo que les interesa es acaparar titulares independientemente de lo que digan esos titulares, les da igual si incluyen propuestas o no. Buscan convertirse en estrellas. No se está diferenciando entre lo privado y lo íntimo de los políticos.
María. A los que nos tomamos en serio lo que es la política nos da la sensación de que se pretende que la gente sea más tonta. Cuando alguien ve ese tipo de programas, ¿nadie se pregunta cuáles van a ser sus políticas públicas? Me parece muy bien que sean un encanto con los niños, pero eso a mí no me va a dar comida mañana ni me va a dar un puesto de trabajo. Me sorprende de los políticos, pero más aún de la sociedad, que se traga ese tipo de programas. Hay que hablar más de políticas públicas y menos de tonterías.
A la hora de pretender estrechar esa brecha, hay quien piensa que la solución es la mediocridad. En lugar de que los políticos se muestren como personas normales, pero que antes son políticos que se presentan para un puesto, la estrategia que se está siguiendo es la de la mediocrización de los políticos
Jose: Hay que ponerlo en el contexto de la brecha entre la ciudadanía y la política. A la hora de pretender estrechar esa brecha, hay quien piensa que la solución es la mediocridad. En lugar de que los políticos se muestren como personas normales, pero que antes son políticos que se presentan para un puesto, la estrategia que se está siguiendo es la de la mediocrización de los políticos. Se muestran con la cara más ordinaria o mediocre. Se sueltan la coleta, nos confiesan que les gusta practicar sexo a la hora de la siesta o se toman una cerveza en un barrio.
7.- Piensa en la gente joven y en la universidad
María: El PP no está favoreciendo la igualdad de oportunidades. Cuando entré en el Gobierno estaba Zapatero y recibí 6.000 euros de beca, que no da más que para la residencia y algo más. Este último año he recibido la beca en marzo y no entera, pese a que llevo pagando piso desde septiembre.
Laura: Yo soy de Tenerife y en las universidades canarias no está el doble grado que yo curso. Por ese motivo, deberían concederme la beca de movilidad, pero hace años que no me la dan a pesar de llegar al umbral. Simplemente no se dan esas becas.
El horizonte se basa en que después de cuatro años de la educación que se considera más elevada en un país, el estudiante no va a encontrar trabajo. Y eso es una estafa al estudiante que ha hecho lo que debía, pero también a la sociedad
José: Hay un problema de base que nadie quiere aceptar: el gran fraude. El horizonte se basa en que después de cuatro años de la educación que se considera más elevada en un país, el estudiante no va a encontrar trabajo. Y eso es una estafa al estudiante que ha hecho lo que debía, pero también a la sociedad que ha invertido recursos en formarlo, porque las universidades son mayoritariamente públicas y las pagamos entre todos. Se ofrecen plazas en base a la demanda de los estudiantes que quieren cursar estudios, pero no en base a la demanda laboral o a la capacidad de emprendimiento. Me resulta sangrante. En mi caso, cuando yo termine mi carrera y no encuentre trabajo, me sentiré engañado. Y me sentiré más engañado si veo a gente con una formación universitaria trabajando de algo para lo que sólo se requiere una Formación Profesional. Pero nadie quiere afrontar esto porque las soluciones son duras. Es pinchar una burbuja.
Laura: Por no hablar del tema de los becarios. Ya no hablamos del trabajo ideal, que es casi una utopía, sino del tiempo que te puedes tirar hasta que alcanzas un trabajo medio. Es que 200 o 300 euros no te dan para vivir. Antes, nuestros padres, los que iban a la universidad, al salir se podían independizar. Puedes estar años trabajando por 200 o 300 euros aunque seas graduada. Y los becarios no tienen derecho a vacaciones, aunque trabajen un año.
Hoy, una vez formada, o te quedas y aguantas de todo o te vas al extranjero. Yo quiero volverme a Andalucía, pero sé que el sueldo será mucho peor que si me voy a Dinamarca
María: Hemos conseguido tener un grado más alto de formación. Para mi madre habría sido impensable estudiar. Pero hoy, una vez formada, o te quedas y aguantas de todo o te vas al extranjero. Yo quiero volverme a Andalucía, pero sé que el sueldo será mucho peor que si me voy a Dinamarca, por ejemplo. Es que en España da igual que seas doctor, por ejemplo. ¿Para qué voy a estudiar una carrera, un master y un doctorado si mis aportaciones no van a tener recompensa?
José: Puedes ser el más chulo con tu doctorado, pero en la cola del paro. En cualquier caso, hablamos mucho de la responsabilidad de los políticos, pero en este país tenemos autonomía universitaria. La mitad de las críticas tendrían que ir dirigidos a los rectores y los vicerrectores.