"Rajoy vence y convence". En la sede nacional de Génova recibieron pasadas la una de la madrugada al líder del PP a gritos de "presidente, presidente". El círculo más cercano a Mariano Rajoy respiró tranquilo cuando acabó el primer bloque, el económico, donde el candidato pudo comparar la España que se encontró "al borde de la quiebra" y la de ahora, "con mayor ritmo de crecimiento de Europa y de creación de empleo". Menos suerte corrió en el apartado de corrupción, donde volvió a chocarse de frente con el fantasma de Bárcenas que le trajo a primera línea Pedro Sánchez y Albert Rivera. "Tiene una mentalidad inquisidora", le replicó el presidente del Gobierno en funciones al líder de C´s.
Pedro Sánchez le pidió públicamente que se marchase y le llegó incluso a decir que se tuvo que haber ido cuando se conocieron los SMS que se cruzó con el extesorero de su partido. Mientras lo escuchaba, Mariano Rajoy se entretenía con sus apuntes, sin ni siquiera mirarle a los ojos. "No sé qué quiere que le diga", contestó Rajoy, que le reprochó la vinculación de dos expresidentes de Andalucía en el caso de los ERE para intentar amortiguar el golpe y le recordó que todas las encuestas vaticinan que Pablo Iglesias le superará en votos.
Fue en este apartado cuando Albert Rivera se convirtió, por primera vez en toda la noche, como el verdadero rival de Mariano Rajoy. En un tono contundente y firme, afirmó que el futuro Ejecutivo que salga tras las elecciones debe ser paradigma de regeneración, libre de cualquier sospecha de corrupción. Para rematar a su contrincante, no pidió a Rajoy que se marchara, como sí hizo Sánchez, sino que simplemente le dijo que "reflexione" sobre cuál debe ser su papel en el futuro. Albert Rivera se mostró dispuesto a formar un Gobierno de fuerzas constitucionalistas donde estén representados políticos de PP, PSOE y Ciudadanos, pero con la puerta de salida abierta a Mariano Rajoy, que le pidió "modestia y humildad" al líder del partido naranja.
Rajoy intentó vender que su Gobierno ha puesto en marcha "setenta medidas contra la corrupción frente a aspavientos". Una afirmación insuficiente hasta para su equipo más cercano, que reconocía en privado que éste fue el apartado más delicado de todo el debate. El líder del PP no aportó ningún dato llamativo ni en política antiterrorista ni en el desafío independentista catalán. Tampoco aprovechó su minuto de oro final para lanzar un mensaje nuevo. Otra vez tiró de sus buenos datos económicos para convencer a los españoles de que, para continuar por la senda del crecimiento, el voto debe ir al Partido Popular. "Hablar está muy bien pero dar trigo es más complicado", dijo a sus interlocutores.
Mientras el líder del PP desgranaba los éxitos de su Ejecutivo en materia económica y recordaba cómo se encontró España cuando llegó al Gobierno en 2011, el equipo del Partido Popular enviaban a los periodistas cifras para reforzar el discurso que vendía Rajoy a los espectadores. "La desigualdad subió en España durante la legislatura de Zapatero, cuando se destruyeron 3,5 millones de empleos"; "Rajoy, moderado y solvente y convincente. Conoce mejor que nadie el país. Ha defendido su gestión frente a quienes solo quieren ver una España negra y pesimista y además es quien ha planteado propuestas y metas concretas de futuro a los españoles"; "dependencia: 69.902 más beneficiarios, se ha reducido la lista de espera un 53,6 por ciento. En 2015 se han destinado 3.720 millones a financiar la dependencia, 110 millones más que en 2011".
Tras el debate, ya en la sede de Génova, el líder del PP reconocía que el panorama sobre futuros pactos de Gobierno "sigue siendo confuso. No por mí, sino por los otros". El presidente del Gobierno en funciones pretende que todos se comprometan a que intente formar gobierno la lista más votada. Un punto en el que ninguno de los demás partidos está dispuesto a entrar. Minutos después de salir del plató de televisión, Rajoy reconoció que estuvo a gusto en el debate con sus rivales, aunque no quiso desvelar cuál de los tres le había parecido más incómodo. Sus asesores se fueron a casa ya de madrugada, "contentos porque ha salido vivo" y porque "en materia económica no ha tenido rival". La verdadera campaña electoral comienza "de verdad", aseguran, "este martes".