Sánchez no descarta la abstención del PSOE si el PP logra más apoyos
Un tuit de Jordi Sevilla y una explicación ambigua de Sánchez reabren la incógnita sobre qué hará el PSOE tras el 26-J.
16 junio, 2016 01:47Noticias relacionadas
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Pedro Sánchez quiere ser presidente del Gobierno, pero no está claro qué hará si se cumplen las encuestas que pronostican un mal resultado para su partido. Su ministro de Economía en la sombra no le ayudó mucho cuando este miércoles hizo su habitual reflexión matutina en forma de tuit. Eran las 7:26 de la mañana cuando Jordi Sevilla dio rienda suelta a las especulaciones.
Para evita terceras elecciones, si no hay mayorías, debería dejarse gobernar al candidato q consiga mayor apoyo parlamentario.
— jordi sevilla segura (@sevillajordi) 15 de junio de 2016
Que el presidente del Gobierno es el que concita "más apoyo parlamentario" puede parecer una perogrullada. El sistema político español es parlamentario y no presidencialista, aunque Mariano Rajoy exige que gobierne el partido que gane las elecciones, entendiendo por ganar tener un voto más que el siguiente.
El enigmático tuit de Sevilla puede ser leído de dos formas muy diferentes. La primera: el PSOE espera reeditar acuerdos parlamentarios que aúpen a Pedro Sánchez a la Moncloa como, por ejemplo, el que logró con Ciudadanos y que finalmente sumó a Coalición Canaria. Consiguió 131 diputados frente al PP, cuya candidatura logró 123 escaños en las elecciones. Esa teoría incluye también un hipotético acuerdo a tres que sume a Podemos. Es decir, lo que Sánchez ya intentó y no logró.
¿Y si hay acuerdo PP-C's?
Pero la segunda interpretación, que hizo saltar todas las alarmas y provocó una cascada de titulares, es perfectamente compatible con lo escrito por Sevilla. ¿Qué ocurre si el PP tiene por sí solo más escaños que la suma de PSOE y Ciudadanos? ¿Y si Sánchez no es capaz de poner de acuerdo a Albert Rivera y Pablo Iglesias, que parecen cada vez más irreconciliables? ¿Y si la suma de PP y Ciudadanos supera en escaños a la suma de PSOE y Podemos? Según el tuit de Sevilla, "debería dejarse gobernar al candidato que consiga mayor apoyo parlamentario".
La frase no tendría mayor importancia si no hubiera sectores en el PSOE que prefieren que gobierne el PP sin Rajoy a que lo haga Pablo Iglesias, al que consideran más peligroso para el país y para el futuro de los socialistas. Si el escenario del 20 de diciembre se repite, dirigentes territoriales y referentes socialistas apuestan por impedir que se repita un tira y afloja que se ha demostrado infructuoso. Pero el 26-J podría arrojar resultados peores para el PSOE. El PP podría ampliar su mayoría. Podemos podría superar al PSOE, según reflejan la mayoría de encuestas, entre ellas la de EL ESPAÑOL. Si se materializa cualquiera de esas pesadillas para el PSOE, el liderazgo de Sánchez estará herido de muerte. En el PSOE no pocas voces apuestan por una abstención favorable al PP que impida a Podemos llegar al Gobierno y dé tiempo a los socialistas a poner en orden su casa con un nuevo liderazgo.
Sevilla tardó ocho horas, cuatro minutos y 29 tuits en aclarar con otro mensaje no tener "duda" acerca de que "Sánchez será el candidato que conseguirá mayor apoyo parlamentario", como el 20-D. Pero el daño estaba hecho. Podemos comenzaba a acusar al PSOE de estar dispuesto a tejer una gran coalición.
Sánchez, ambiguo
Sánchez tampoco fue claro cuando fue preguntado por la tarde. "Ninguno va a poder gobernar en solitario. Eso incapacita a Rajoy para ser presidente del Gobierno. Es decir: votar al PP es un ejercicio de melancolía inútil, porque nadie va a pactar para que Rajoy sea presidente del Gobierno. A partir de ahí, el PSOE no va a hacer a Rajoy ni a nadie del PP presidente del Gobierno", dijo a preguntas de la periodista Mamen Mendizábal, presentadora de Más Vale Tarde (La Sexta).
"Hacer presidente" no es lo mismo que ponerse de perfil con una abstención y que pesen los apoyos del candidato. Negar la participación del PSOE en una gran coalición no es incompatible con dejar gobernar al que tenga "más apoyo parlamentario", como dijo Sevilla. Más bien lo contrario.
El candidato del PSOE rehuyó la pregunta concreta. "Acaba de decir que no apoyará al PP para investir a Mariano Rajoy como presidente. ¿Tampoco por abstención?" Podría haber respondido: "En ningún caso", "ni por activa ni por pasiva" o alguna otra expresión tajante. Pero Sánchez optó por salirse por la tangente y volver a repasar la legislatura pasada. "Esas cosas habrá que preguntárselas al señor Iglesias", dijo.
La ambigüedad de Sánchez se suma a lo sugerido en la reunión del Círculo de Economía en Sitges, a finales de mayo. "Les puedo asegurar que no habrá terceras elecciones. Habrá un gobierno después del 26 de junio", prometió, dejando entrever que será el PSOE sin depender de otros el que garantizará el fin de la parálisis institucional.
En su puesta de largo para estas elecciones, rodeado de todo su equipo y varios ex secretarios generales, sentenció que "si el PSOE no gana las elecciones, en España no habrá cambio". Los mensajes del líder del PSOE sobre el asunton han sido poco concluyentes.
La importancia de aclarar los pactos
Sánchez no ha querido aclarar qué hará si el resultado no es el que él espera. Según él, no tiene sentido debatir sobre qué hacer el PSOE si no se cumplen los pronósticos, porque los españoles no han votado aún y explicar los pactos poselectorales antes del 26J puede ser utilizado en su contra por sus adversarios. Pero las elecciones se repiten precisamente porque los partidos no han llegado a un acuerdo. Por ese motivo, la atención mediática y de muchos ciudadanos se centra más en las fórmulas de pactos que en las propuestas.
En realidad, la estrategia de Sánchez ha sido siempre la misma. El Comité Federal del PSOE dejó claro el 28 de diciembre que Sánchez no podía pactar ni con el PP ni con los independentistas. El escenario soñado de Sánchez no es la coalición que le propone Iglesias sino volver a negociar simultáneamente con Podemos y Ciudadanos y confiar en que la actitud de ambos sea más constructiva. Sin embargo, los mensajes titubeantes sobre qué hará si la hipótesis es otra podrían pasarle factura.