El Partido Popular todavía está digiriendo el éxito electoral, impensable hasta en los pronósticos más optimistas de los conservadores más entusiastas. Superada ya la resaca electoral, la estrategia que se prepara en Génova pasa por formar un gobierno en coalición entre PP y PSOE. “¡Tampoco es tan difícil!”, exclamó Mariano Rajoy tras el Comité Ejecutivo Nacional al ser preguntado por la disposición del resto de partidos a que lidere el nuevo Gobierno.
Rajoy es partidario de un gobierno estable que dure cuatro años y no de un simple pacto de investidura. Para conseguir su objetivo, necesitaría el respaldo de los 85 diputados del PSOE que, junto con sus 137 escaños, sumaría una mayoría holgada para perdurar una legislatura entera. Pero la negociación no va a ser nada fácil. Pedro Sánchez será el primer líder al que telefoneará el presidente del Gobierno en funciones para tenderle la mano hacia esa gran coalición que anhela y el líder socialista ya le ha adelantado la respuesta en boca de su portavoz, Antonio Hernando: “El PSOE ni apoyarle ni abstención. Por su parte, fuentes populares aseguran que “el presidente está dispuesto a hablar de todo” salvo un punto: es él quien tiene que presidir el futuro Gobierno de España. Su liderazgo "es incuestionable".
El candidato del Partido Popular hace valer los 690.000 votos más que ha tenido respecto al 20D y su distancia con el PSOE, 52 escaños, para dejar claro que aspira a repetir en la Moncloa y que espera que esta vez sus competidores lo acepten. “Tener la confianza de casi ocho millones de españoles merece todo el respeto del mundo”, aseguró en rueda de prensa tras verse con sus dirigentes, que le recibieron en pie, entre aplausos.
La oferta que, de primeras, lanzará el PP a sus rivales, son cinco grandes acuerdos de Estado: por el crecimiento económico y el empleo; para la reforma fiscal y la financiación de las comunidades autónomas; un pacto social que “ponga el foco en los ciudadanos en mayor situación de vulnerabilidad”; un pacto por la educación y otro para el fortalecimiento institucional, donde se incluirían nuevas medidas contra la corrupción. Son, en definitiva, los cinco grandes acuerdos que brindó a PSOE y C´s después del 20 de diciembre pero que nadie contestó.
Primera llamada a Sánchez
Rajoy no moverá un dedo para empezar las negociaciones hasta que no vuelva del Consejo Europeo que se celebra este martes y miércoles en Bruselas. El líder del PP aseguró que telefoneará a todos los líderes con representación parlamentaria por orden de escaños. Es decir, el primer contacto será a Pedro Sánchez. De momento, los conservadores aún sueñan con una “gran coalición” al estilo de Alemania. “Si los socialistas nos dan la espalda definitiva, entonces estudiaremos otras vías”, aseguran las mismas fuentes.
La segunda opción de investidura a explotar sería la 'vía 175'. En el supuesto de que el PSOE diga 'no' a Rajoy, el PP buscará el apoyo de Ciudadanos (32 escaños); PNV (5); Coalición Canaria (1). Sumarían 175 frente a los 175 noes de Podemos y PSOE. En este supuesto, el desempate estaría en manos del único diputado de Pedro Quevedo, líder de Nueva Canarias. “El PP tiene una factura pendiente con Canarias de 1.000 millones de euros”, ha confesado este mismo lunes el diputado a EL ESPAÑOL.
Gobierno en verano
Los cálculos que manejan en Génova pasan por que se forme gobierno antes de que finalice julio. Mariano Rajoy está dispuesto a liderar un gobierno en minoría si ninguna fuerza constitucionalista quiere formar parte de su Ejecutivo, aunque es la opción que menos le gusta. “El PP sigue dispuesto a dialogar, hablar y pactar. Lo dije después de las elecciones de diciembre, durante los seis meses posteriores y lo vuelvo a decir aquí ahora”.
La tranquilidad que se ha instalado en la sede del PP desde que consiguieron 14 escaños más se traduce en una teoría: “Si bloquean el gobierno de Rajoy, la presión recaería sobre los que impiden ese gobierno, y no creo que ni PSOE ni C´s estén en condiciones de ir a unas terceras elecciones”, confiesa en privado un miembro del comité nacional del partido conservador. El propio Rajoy confesó que “sería verdaderamente inaudito que no se pudiera (gobernar) y que fuéramos a unas terceras (elecciones). Sería una irresponsabilidad verdaderamente antológica”.