La urgencia climática no puede esperar más. El Scottish Event Campus (SEC) de Glasgow en Reino Unido acoge desde hoy hasta el próximo 12 de noviembre la 26º sesión de la Conferencia de las Partes (COP 26) en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). La atención está puesta en esta reunión que pretende unir a los 198 países firmantes en una misma dirección, como es la de poner en práctica acciones ambiciosas para evitar el desastre climático en el planeta en las próximas décadas.
La pandemia de coronavirus retrasó un año la reunión mundial sobre el clima en un momento crucial para la salud de la Tierra. Los últimos datos recopilados en el borrador del 6º informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) ponían sobre aviso a los países a tan sólo dos meses de la celebración de la COP 26.
El documento adelantaba que "con un calentamiento global de 1,5°C se producirá un aumento de las olas de calor, se alargarán las estaciones cálidas y se acortarán las estaciones frías; mientras que con un calentamiento global de 2°C los episodios de calor extremo alcanzarán con mayor frecuencia umbrales de tolerancia críticos para la agricultura y la salud".
Ni un solo rincón del planeta, avisaban, podrá librarse de los efectos que tendrá la crisis climática y responsabilizaba a la actividad humana como única causante del calentamiento global. El texto concluía que es imprescindible que se tomen compromisos para evitar un aumento de la temperatura por encima de los 1,5ºC, unos niveles ya acordados en París en 2015.
Sin embargo, a cinco días de la cumbre de Glasgow, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) advertía en su Informe sobre la Brecha de Emisiones de 2021 que los nuevos compromisos -los NDC, un documento presentado por cada país con las emisiones y las políticas previstas- son "insuficientes" para frenar la emisión de gases de efecto invernadero.
De acuerdo con lo presentado por las partes, no sólo no puede cumplirse ese límite de 1,5ºC, sino que se puede llegar a alcanzar un aumento de las temperaturas de 2,7ºC con consecuencias catastróficas. Como aseguró Inger Andersen, directora ejecutiva del PNUMA, "para tener una oportunidad de limitar el calentamiento climático a 1,5ºC, tenemos ocho años para reducir casi a la mitad las emisiones de gases de efecto invernadero", pero “el reloj hace tictac en voz alta".
Los puntos pendientes en la COP 26
La cumbre del clima de Glasgow es uno de esos encuentros que pretenden marcar un punto de inflexión en la acción climática mundial. Primero, el protocolo de Kioto (2005) estableció unos compromisos concretos para luchar contra el cambio climático mediante la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). El Acuerdo de París, en cambio, lo que hace es establecer un marco global para evitar un cambio climático peligroso y reforzar la capacidad de los países para hacer frente a los efectos de la crisis climática.
Javier Andaluz, portavoz de Ecologistas en Acción, explica que "en la cumbre de Glasgow, se cerrarán los flecos pendientes del Acuerdo de París", de tal forma que se cierre el círculo y se inicie una nueva acción climática de cara a las próximas décadas.
Entre esos puntos pendientes, se pondrá el foco en temas como los llamados créditos de carbono -artículo 6 del Acuerdo de París-, unos mecanismos que se establecieron para que las empresas que excedan sus derechos de emisión puedan compensar ese desfase con créditos o proyectos de reducción de emisiones. Como apunta Andaluz, es una de las discusiones que se vienen produciendo desde la cumbre de Katowice (Polonia) en 2018 y del que precisamente en Madrid siguió sin alcanzarse un acuerdo final al respecto.
Otra pata fundamental de esta reunión mundial de líderes en Glasgow será la de la financiación. Por el momento, los países más avanzados han incumplido su compromiso anual de 100.000 millones de dólares para 2020. Por tanto, según apunta el experto, se deberá cerrar una financiación del Fondo Verde para el Clima, creado para apoyar los esfuerzos de los países en desarrollo para responder al desafío del cambio climático. Pero, además, también se tiene que discutir cuántos de estos fondos van hacia la adaptación y si se aumenta la cuantía del fondo de cara al período de 2020-2025.
Entre las múltiples discusiones que se mantendrán en Glasgow, Andaluz destaca también el artículo 4 del Acuerdo de París relativo al mecanismo de presentación de los NDC por parte de los países. En este sentido, sobre todo interesa acordar los tiempos comunes para presentar estos documentos, porque el acuerdo de París no establece esto más allá de 2025. "Lo que está sobre la mesa es si esto se va a hacer en ciclos de cinco años", comenta el experto.
Ausencias notables y poco compromiso
La activista por el clima Greta Thunberg ya ha avisado de que a pesar de lo "crucial" de este encuentro, no va a suponer un cambio de rumbo importante. En un concierto benéfico contra la crisis climática en Estocolmo rebajó las expectativas e insistió en la importancia de seguir presionando para concienciar al mundo de los efectos de un calentamiento global.
La presencia o ausencia de los líderes mundiales en esta cumbre es, por tanto, todo un gesto político, toda una declaración de intenciones. En este sentido, la atención se ha posado especialmente sobre los líderes que no acudirán a Glasgow a la cita por el clima. Entre ellos, Xi Jinping, presidente de China. Su país es el que más GEI emite, pero en su lugar enviará a Xie Zenhua, al frente de su delegación. Jinping ha anunciado, no obstante, que participará pero mediante videoconferencia.
"Que el primer país emisor de gases de efecto invernadero en estos momentos como es China no aborde con la contundencia que tiene su responsabilidad histórica, no es la mejor de las señales para que las negociaciones vayan por el buen camino", apunta Andaluz.
Otra de las ausencias notables viene de parte del Kremlin. Vladimir Putin, presidente de Rusia, tampoco asistirá a la COP26. A pesar de ser el cuarto país que más gases emite a la atmósfera y de que no prevé alcanzar la neutralidad climática hasta 2060, su mandatario únicamente intervendrá por vía telemática. Tampoco acudirán el Papa Francisco, el presidente iraní Ebrahim Raisi, el brasileño Jair Bolsonaro, el mexicano Andrés Manuel López Obrador o el surafricano Cyril Ramaphosa.
Por el lado contrario, sin embargo, está la reincorporación de Estados Unidos. Como apunta Andaluz, "a pesar de que Biden aún está lejos de la emergencia climática que vivimos, es mucho más favorable que la nefasta política de Trump". No obstante, desde Ecologistas aseguran que hay una cierta ralentización del debate climático, porque "hay decisiones que se han tomado en los últimos meses que deberían haberse tomado mucho antes", cuentan. Lo que ocurre es que "el hecho de que se haya pospuesto esta cumbre hace que los países no le hayan dado tanta prioridad porque les quedaba más tiempo de lo que solían tener".
La cumbre tiene "una importancia trascendental", asegura Andaluz. Y no sólo porque se pretende terminar el trabajo que ya se había empezado en el Acuerdo de París, sino también "por el cambio de geopolítica tras el coronavirus, tras la salida de Trump y teniendo actores malos como Brasil que veremos cómo actúan, porque en estos momentos están siendo muy criticados por la comunidad internacional". El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, un escéptico del cambio climático, ha recibido continuas críticas por el aumento de la deforestación del Amazonas durante su presidencia y sus presiones acerca de mantener una mayor actividad agrícola y minera en la zona.
La realidad, según Andaluz, es que el procedimiento que se acordó en París no es suficiente para abordar la emergencia climática. Como aseguran desde Ecologistas, no existe ningún mecanismo que obligue a los países a cumplir la ciencia. Esto lo que provoca es que los compromisos de las partes estén "muy lejos" de lo que sería necesario para hacer frente al cambio climático y hace muy difícil que la cumbre por sí misma vaya a ser capaz de cumplir el objetivo de mantener el incremento de la temperatura global en 1,5ºC.
En lo que concierne a España, nuestro país "está también muy lejos" de cumplir los objetivos, lamenta Andaluz. En 2030, debería alcanzar una reducción de al menos el 55% de las emisiones de gases, pero, como explica Andaluz, lo que está planteando la ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico Teresa Ribera es una reducción del 23%, por lo que "aún quedan 32 puntos porcentuales para la próxima década que no estamos abordando".