El Mar Menor albergará boyas oceanográficas con características similares a las que se emplearon en el 'Proyecto Vulcana', cuyo objetivo fue monitorizar el ecosistema marino de la isla canaria de El Hierro, tras registrarse la erupción de un volcán submarino que obligó a desalojar a los vecinos en octubre de 2011. En esta ocasión, el Instituto Español de Oceanografía desplegará en el litoral marmenorense tres de las mencionadas balizas, equipadas con tecnología de última generación, con la finalidad de analizar en tiempo real el estado ecológico de la albufera murciana.
"Estas boyas son infraestructuras que permiten realizar un seguimiento de los procesos biogeoquímicos del ecosistema", tal y como resume Juan Manuel Ruiz, profesor de investigación del Instituto Español de Oceanografía (IEO). "Normalmente, se utilizan en aguas muy abiertas: es un reto muy grande implementar este sistema de monitorización en un ecosistema como el del Mar Menor, tan costero, tan poco profundo y tan variable por su contacto estrecho con el ser humano".
Y no habla en vano, ya que los 135 kilómetros cuadrados de superficie que tiene el Mar Menor y sus cinco islas, lo convierten en la mayor laguna costera del Mediterráneo occidental, sometida a la presión diaria de las aguas grises de cientos de miles de viviendas y a los vertidos de la actividad agrícola y ganadera. "Es un proyecto complicado y hace falta un respaldo científico-técnico muy grande para desarrollarlo: es un reto", según ha insistido el investigador.
Tal reto será afrontado en el Proyecto Belich. El Ministerio de Ciencia e Innovación ha destinado 5 millones de euros para habilitar en el Mar Menor un sistema de monitorización en continuo, compuesto por tres boyas sensorizadas, una estación de medición submarina en el Canal del Estacio, dos estaciones meteorológicas, un espectroradiómetro y un mareógrafo.
Este sistema de monitorización analizará al milímetro el entorno físico, químico y biológico de las masas de agua del Mar Menor. Además, contribuirá a atajar los vacíos de conocimiento científico que existen sobre el funcionamiento del ecosistema lagunar y las causas de su disfuncionalidad: un aspecto clave para identificar y poner en marcha acciones para su recuperación ambiental.
Las balizas supondrán un salto tecnológico en la toma de datos porque en la actualidad se realizan manualmente, mediante la recogida de muestras de agua y sedimentos desde una embarcación, para su posterior análisis en el laboratorio y su procesamiento ofimático.
A partir de ahora se reducirán notablemente los tiempos de los muestreos, según explica Juan Manuel Ruiz a EL ESPAÑOL: "En las 'tripas' de la boya hay un cableado conectado a unos sensores que pueden estar al mismo nivel de la lámina de agua o descender hasta el fondo del Mar Menor, a siete metros de profundidad, tomando información de distintas variables sobre el estado del agua".
- ¿Qué tipo de datos recogerán cada una de estas boyas oceanográficas?
- Juan Manuel Ruiz: En total tendremos cuatro boyas. Tres serán similares a las que el Instituto Oceanográfico empleó en el volcán submarino de la isla de El Hierro y una cuarta ha sido aportada por el Proyecto Smartlagoon. Esto nos permitirá monitorizar puntos representativos de lo que está pasando a nivel general en el Mar Menor.
Los sensores recogerán datos del nivel de salinidad, clorofila, turbidez, temperatura, pH y potencial Redox [desinfección del agua]. También tendrá un sensor que nos permitirá conocer la cantidad de luz que llega al fondo marino y la composición espectral de la luz, tanto fuera como dentro del agua, algo que es muy importante porque nos aportará mucha información sobre los cambios relacionados con las comunidades fitoplanctónicas.
Todos esos datos pasarán de los sensores a un emisor que tiene la boya, los enviará de manera remota a una plataforma digital donde quedarán integrados y desde un servidor del Centro Oceanográfico de San Pedro del Pinatar serán analizados por los científicos. Precisamente, este jueves, la ministra de Ciencia e Innovación, Diana Morant, se ha desplazado a las citadas instalaciones para conocer los pormenores de este nuevo sistema de monitorización lagunar.
La ministra ha escuchado con interés la explicación del investigador sobre la boya oceanográfica Smartlagoon, diseñada por el consorcio del proyecto europeo que lleva ese nombre y que está liderado por la Universidad Católica de Murcia. Esta será la primera de las cuatro balizas que se ubicarán en puntos clave de la cubeta norte y sur, así como en la zona central de la albufera para dar inicio a esta batalla científica contra la proliferación masiva de algas: inteligencia artificial versus 'sopa verde'.
"Las boyas estarán complementadas por sensores satelitales que aportarán información sobre clorofila y turbidez", según apunta Juan Manuel Ruiz. Además, el proyecto incluirá un programa de muestreo 'in situ' sobre la columna de agua, sedimentos y comunidades biológicas. "Los sensores no miden todas las variables biológicas del ecosistema, como el fitoplancton, las bacterias, la vegetación o el zooplancton, eso es algo que tendremos que hacer los científicos".
- El Proyecto Belich desplegará cuatro boyas y una estación de medición submarina en el Canal del Estacio y recibirá datos vía satélite. ¿Eso qué supondrá para el Mar Menor?
- Esto aportará información temprana de los eventos que van a ocurrir, obteniendo modelos digitales sobre el Mar Menor que nos permitirán simular situaciones críticas, como los episodios de anoxia y los efectos de las riadas. Vamos a tener datos rigurosos para hacer diagnósticos científicos de lo que está pasando y encontrar las causas, cerrando los márgenes de incertidumbre sobre lo que ocurre en el ecosistema frente a la disparidad de interpretaciones que existen por intereses que no son científicos.
Este nuevo sistema de monitorización del Mar Menor permitirá predecir eventos extremos que son disruptores del ecosistema, como los blooms fitoplanctoncitos, que generan la famosa 'sopa verde', los episodios de falta de oxígeno que provocan la mortandad masiva de especies marinas o la entrada de agua dulce por la temida DANA. Todo ello utilizando los datos recabados por las balizas y un modelo matemático que se está empleando en una albufera en África para modelizar corrientes y ciclos de nitrógeno, oxígeno y carbono.
"Estas boyas van a muestrear lo que está ocurriendo en el Mar Menor para conocer exactamente lo que pasa en esta laguna, para después establecer modelos de predicción, de estudio y de análisis, a los que se incorporará la inteligencia artificial para que la ciencia nos diga en cada momento qué está sucediendo", tal y como ha enfatizado la ministra de Ciencia e Innovación, Diana Morant, mientras atendía a los medios de comunicación, justo al lado de la boya piloto Smartlagoon.
"Es importante esta monitorización para conocer claramente cuáles son las fuentes que están causando este problema para que sea la ciencia la que guíe las políticas públicas". De hecho, este sistema será una herramienta eficaz para evaluar los efectos de las actuaciones de restauración que se pondrán en marcha para frenar el colapso ecosistémico del Mar Menor.
"Es uno de los dramas medioambientales más importantes que está sufriendo nuestro país y el Gobierno de España actuará más allá de sus competencias", según ha zanjado Morant.