“El día 25 de julio la Casa cumple 30 años”, comienza la conversación con ENCLAVEODS el diplomático sevillano Enrique Ojeda (1968), el director de la Casa de América desde hace un poco menos de un año, lo cual es del todo cierto y un poco falso, como él mismo explica.
Es cierto porque formalmente la Casa de América, que es parte de una red de casas estatales junto a otras cinco para la mejora de las relaciones internacionales, se fundó en el año 1992, “así que este año cumplimos tres décadas”. Sin embargo, este edificio hunde “sus raíces históricas” en la casa particular del Marqués de Linares "un siglo antes, con las iniciales ML en los pomos de las puertas, entre dragones chinos y pájaros fantásticos, al último gusto nobiliario decimonónico.
Su sitio favorito del palacio es poco conocido. “Quizás la capilla. No es un espacio que utilicemos habitualmente, pero es muy singular, con mucho gusto. Es un lugar de retiro. El Salón de Embajadores es el más señorial, claro, es el que da a Cibeles, con su balcón principal”.
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Hacía diez años que el diplomático no vivía en Madrid. “Me he encontrado una ciudad, un Madrid, y no me refiero sólo a esta parte de la ciudad, sino a todo el entorno, más abierto, fresco y renovado. El mundo latinoamericano cuando viene a Europa esto lo valora especialmente”, señala.
Arriba, en la planta alta se encuentran el salón de té, el salón de baile y la balconada de los que habla el director del centro. El primer recuerdo de Ojeda de este lugar, marcado desde luego por su ubicación y exceso visual, no es el que cabría imaginar, y explica que es el de “una rapera bogotana, Lee Eye (una de las promesas del R&B y del trap) y además era su primer viaje fuera de Colombia”.
En el acceso del sótano, frente a la Cibeles, en las ventanas al ras del suelo de la calle, donde originalmente se encontraban las cocinas de época, ahora se encuentran los accesos a las instalaciones comunes y la escalera a las oficinas ocupadas por una plantilla de personas que trabajan por dar a conocer la gastronomía, la literatura y otras maravillas del continente.
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“Durante la pandemia, todos hemos aprendido un poco”, señala su director, indicando cómo él y su equipo de comunicación han hecho un esfuerzo por conectar a distintos niveles. Así, lo mismo relata la relación de NOMA, uno de los templos de la alta gastronomía, “con el estudio de los súper alimentos en La Paz, como la quinoa”, que inmediatamente habla de una iniciativa con locales madrileños.
En concreto, están llevando a cabo una labor de documentación audiovisual relacionada “con el hecho de que importantes colectividades latinoamericanas aquí en Madrid hacen que haya muchos restaurantes fuera de los lugares más transitados, que son lugares de encuentro y de sentirse’ un poquito como en casa’ de esas colectividades.
Estamos yendo a grabarles, para saber cómo consiguen sus condimentos de allí, de Ecuador o de Perú, de Bolivia o Paraguay, qué conocidos platos preparan, cómo es la recepción española”.
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Explica en concreto uno de los nuevos ejemplos que acaban de colgar en su web, “del restaurante de una señora que ha abierto su local en Vallecas, que va a dirigido a la comunidad latinoamericana. La pandemia nos ha ayudado a ver lo virtual y las redes de otra manera. Estamos llegando a una realidad muy importante de la conexión”.
La misma “receta” la están aplicando “a la literatura y a lo que presentamos en la Casa y en las redes. Autores más consagrados y más jóvenes: librerías o editoriales latinoamericanas, también las independientes, estamos yendo a verlas con nuestro equipo, para conversar y que nos cuenten su trabajo y que nos hagan recomendaciones, por ejemplo, el otro día, de autores jóvenes paraguayos, una escena poco conocida pero interesantísima”.
Para él, son tres los vectores: “el idioma común, la historia compartida y desde luego las propias colectividades, todos los latinoamericanos que viven en España, peruanos, dominicanos, ecuatorianos,… y muchísimos de ellos en Madrid, que hacen que se vaya incrementando esa relación, que va a ser de muchos tipos: económica, social, cultural, turística… y cada vez mayor”. Ojeda señala también la gran cantidad de estudiantes que eligen Madrid en universidades públicas y privadas y algunos eventos relacionados con investigadores de los dos ámbitos que se celebran en la Casa de América.
Los ODS y la Casa de América
En relación a los ODS, el diplomático sevillano menciona encuentros concretos de los últimos días como “Educación para el Siglo XXI en América Latina y el Caribe: prosperar, competir e innovar en la era digital” o “La protección de los derechos de las mujeres rurales en América Latina”. Señala cómo la Casa de América ha creado también recientemente documentales específicos para su canal, sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en concreto sobre salud (ODS3), Hambre Cero (ODS 2) y Migraciones.
Con serenidad, pero con firmeza, Ojeda se expresa en contra de las ideas preconcebidas. “Los tópicos son más a veces de los imaginarios que de la realidad. En su inmensa mayoría, la imagen de España en América Latina es fantástica. Con razón. Porque es un país que ha acogido muy bien a muchísimos latinoamericanos y que a nivel político y diplomático, también social, económico y comercial, es clave en relación con América Latina”
En su interés está siempre eliminar niveles de discusión, “cuando conversamos sobre cualquiera de estos temas, ya sea una película de cine o un gran seminario sobre democracia en América Latina… sobre agua, energía o medioambiente, lo hacemos “conversando con” America Latina.
Todos somos parte de toda conversación y también, por supuesto, aprendemos mucho en ese diálogo, en esa conversación y encuentro. No dictamos lecciones de nada. Sino que propiciamos ese intercambio de experiencias positivas y negativas, de avances y obstáculos, retos y desafíos, pero siempre en conversación “con””.
Los ODS aparecen constantemente en su conversación. “Sobre el hambre, hace dos semanas tuvimos la reunión del Centro Parlamentario Iberoamericano de Lucha contra el Hambre. La igualdad de género, es un tema transversal en la casa, ya sea por la nueva constitución en Chile o por los medios de comunicación con esa idea de la visibilización del papel de la mujer.
Medioambiente y cambio climático son claves para nosotros, y más para América Latina, tan vulnerable a los cambios. La pobreza también, con AECID como uno de nuestros grandes socios, la salud, dentro de las sinergias que tenemos (menciona a la Fundación Carolina, entre otras), la necesidad de una recuperación pospandemia, no sólo económica y social, sino de los propios sistemas de salud... Y cómo no referirse a la institucionalidad democrática, el apoyo a los procesos de paz, no sólo desde la casa, sino desde España a América Latina, a las transiciones a la democracia”.
El gran reto que tienen todas las sociedades pero específicamente algunas hoy, señala, es la consecución de un estado justo e inclusivo, “y como Casa de América, tenemos que hacer una programación que trate de los desafíos, de los retos, esa sociedad abierta e inclusiva, con la formación de alianzas multilaterales. El objetivo es aunar todo ese esfuerzo público, sumarle el esfuerzo privado, un desafío que no acabe en un momento dado, algo que se luche y se intente alcanzar de forma permanente”.
El objetivo 17
“Esta sede tan fantástica que tenemos”, añade, “sólo tiene sentido si está viva y abierta y al mundo, y a toda la ciudadanía que pase por Cibeles. Nuestro objetivo es acercar a todo ese público y mostrarle todo lo que está ocurriendo en el continente americano, con especial énfasis en los países iberoamericanos, pero como dice el artículo primero de nuestros estatutos, la idea es acercar el conjunto del continente americano, ¡que todo tenga cabida en la casa!”, enfatiza.
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Para ello, explica, busca “conectar y buscar alianzas con instituciones y organismos (ODS17) que en esta zona tan concreta y privilegiada de Madrid tratan el tema cultural, social, político, económico… en su vertiente con América.
Desde el Instituto Cervantes al Círculo de Bellas Artes, del Museo del Prado al Museo Thyssen y el Reina Sofía, desde los libreros de la librería de la Cuesta Moyano a las fundaciones culturales, la Real Academia de Historia, la Biblioteca Nacional, la Academia de la Lengua, estamos en contacto con todas estas instituciones para conocer qué se está haciendo con Latinoamérica en estos ámbitos y para encontrar sinergias”.
Señala colaboraciones con el Teatro Real (por ejemplo, una ópera infantil de inspiración azteca) y el Coro de niños y jóvenes de la comunidad de Madrid (con un repertorio de música latinoamericana bajo el tema “América Canta”). Y subraya que la importancia de “la relación Europa-Unión Europea-América Latina- es clave para nosotros”, puesto que “mientras más fuerte sea esa relación, cuanto mayor sea el peso que América Latina tiene para Europa, España va a salir ganando en todos los ámbitos”.
Un sevillano en América
“Soy sevillano”, explica Ojeda, “y estudié allí Derecho, en Sevilla. Cuando terminé la carrera no tenía muy claro lo que hacer, pero al final me decidí por diplomacia. Desde pequeño me llamaban la atención las relaciones internacionales, lo que veía en el periódico. Vine a Madrid a preparar la oposición, que aprobé en el 94, llevo veintiocho años de carrera. En la escuela diplomática elegí árabe de tercer idioma porque tenía esa idea, pero el destino decidió”.
Cónsul en Bolivia, sobre aquel cargo confiesa que “me cambió la vida en el 96. Aprendí mucho, de muchas cosas, pero sobre todo de España. En el idioma, en el vocabulario, en las calles, ese país tiene un patrimonio hispánico fortísimo, y aprendí muchísimo. Me entró esa fiebre latinoamericana y desde ahí fui a Guatemala, donde conocí a mi esposa, que es guatemalteca, pero no era mi intención original”.
“He sido embajador de España en tres países latinoamericanos, en El Salvador, en Bolivia y en Chile”, prosigue, “y precisamente allí estaba destinado cuando el Ministerio de Exteriores propuso mi nombramiento al frente de la casa y así es como llego, con ese bagaje, excepto los cinco años que estuve en Londres”.
“Los diplomáticos siempre hemos conocido bien esta casa”, termina, “por asistir a eventos aquí o desde las propias embajadas en las que hemos estado, por hacer propuestas de eventos y personas aquí y es un trabajo estupendo, en el que se puede tocar el conjunto del continente americano en todos los sectores”.
Lector irredento, se define como “muy generalista, porque me interesan la literatura, la política, la sociedad, la economía, la historia, las nuevas redes, desde los podcasts en América Latina a la música urbana y esas nuevas temáticas que hasta ahora no habíamos tocado tanto, siguiendo con las mismas de siempre”.
“Intento leer todo lo que puedo”, confiesa. “Un verano que volví a casa de mi padre descubrí dónde tenía la literatura italiana (cita algunos nombres, en relación con consabidos autores latinoamericanos)”, pero señala cómo “el conocimiento, al igual que las alianzas, no se agota, se multiplica”.
La complicada situación sociopolítica actual “nos obliga a buscar las colaboraciones. La casa tiene treinta años muy bien llevados, me gustaría que cuando cumpla los cincuenta siga siendo esa institución de referencia en las relaciones de España con América Latina, que hay muchas más por supuesto, no queremos ocupar ningún espacio en exclusiva, pero sí en un futuro ser la institución de referencia. Y leerlo así cuando esté jubilado, dentro de veinte años, a través del periódico El Español”, termina bromeando.